Internet, amigo y profesor
Hay una y mil maneras de cómo pasar el tiempo libre. Ver la tele, leer un buen libro, escuchar música, salir con los amigos ... La época moderna nos ofrece otra, además de las tradicionales - el Internet. El chateo o la comunicación a través de las ondas virtuales gana cada vez más aficionados, la República Checa no es una excepción. Y que la edad no resulta en este caso ningún límite lo confirma la señora Dana, de 50 años, que es protagonista de esta A toda marcha.
Hace cuatro años que frecuento un curso de español en una escuela de idiomas, cuenta la señora Dana. A veces, con lo ocupada que estoy, no me queda tiempo para ir a la escuela, continúa. Buscando otras posibilidades de cómo practicar el español, se le ha ocurrido aprovechar el Internet.
"Una de las pocas palabras españolas que conozco muy bien es ´amigo´. Una noche al navegar por internet puse en el buscador esa palabra. Una de las ofertas que aparecieron en la pantalla fue la página de ´amigos company´. Me registré y así empecé a chatear en español".
Aprender sobre la vida de la gente de los países de habla hispana me encanta, afirma la señora Dana. Las ondas del Internet le permiten visitar los hogares de España y del continente latinoamericano, desde Montevideo, pasando por Caracas, hasta México. ¿Cuánto tiempo al día dedica al chateo?
"Mi esposo no lo va a escuchar, espero. Digo habitualmente que más o menos media hora al día, pero la verdad, entre nosotros, si es una tertulia interesante puede ser una, dos horas y más. Una vez ni me di cuenta de que el reloj marcaba ya las cuatro de la madrugada y que dentro de dos horas tendría que ir al trabajo".
¿No le parece a la señora Dana que a sus 50 años ya se es un poco mayor para una afición que suele ser dominada por los jóvenes?
"¡Qué pregunta más loca! Yo no soy vieja, soy joven, bueno, como dice mi marido, desde hace mucho tiempo, pero joven".
¿Qué encuentro en Internet le dejó la mayor impresión a la señora Dana? Escoger sólo uno es imposible porque todos son interesantes, subraya Dana. Quizá fuera el encuentro con un argentino de la Patagonia. Ese día salió en un periódico checo la noticia de que en Patagonia había sido inaugurada una nueva ruta para turistas que ofrecía una magnífica vista a los glaciares.
"Me pareció fascinante. Yo aquí, a miles kilómetros de distancia, leo en un periódico una corta noticia, veo una foto preciosa y de repente logro contactarme con una persona desconocida que dos días antes lo vio con sus propios ojos. ¡Es fenomenal!".
O el encuentro con un barcelonés...
"Entonces me enfrasqué tanto en los sueños que esa persona se me perdió, probablemente no tuvo paciencia suficiente para esperar hasta que escribiera otra frase. Porque yo me imaginé en ese momento el sol caliente, a Cristóbal Colón, las naves, a la gente bailando la sardana, la confitería antigua en el Barrio Gótico de Barcelona que visité ..."
Qué tiempo hace, qué hora es, éstas son las preguntas con las que la señora Dana inicia su charla virtual. Al encontrarse con una mujer, ésta le cuenta que cocinó ese día, cuantos hijos tiene ...
" ... y luego comprobamos que tenemos problemas similares en casa, preocupaciones similares, y una se da cuenta de que la gente es igual en todo el mundo".
Después de varias horas de chateo la señora Dana tiene la sensación de haber estudiado en la escuela de idiomas. Y el día siguiente vuelve a sentarse entusiasmada al ordenador y empieza a navegar ...
"Porque siempre busco amigos nuevos. Quisiera tener muchos amigos", concluye Dana.