Iñaki Abad: "Son mis personajes los que tocan a mi puerta"
El director del Instituto Cervantes de Praga, Iñaki Abad, acaba de publicar su segunda novela, Los Malos Adioses, una historia de intriga y espionaje ambientada en Nápoles, que ha tenido una excelente acogida crítica en España.
Los Malos Adioses es una novela de espionaje, en la mejor tradición de Graham Greene y John Le Carré, a los que Abad lee y admira. La acción transcurre en un Nápoles apocalíptico y convulso, ciudad en la que vivió y trabajó la década pasada.
El escritor asegura que no es "para nada raro" que un académico y lingüista como él, además de director de un instituto tan prestigioso como el Cervantes, se circunscriba dentro de un género.
"Se trata de una novela de espionaje pero sólo hasta cierto punto, porque lo que hay en el libro en realidad es una reflexión sobre lo que son nuestras sociedades actuales, en qué mundo queremos vivir, en qué mundo nos hacen vivir. Y entonces sí, hay una trama de espionaje, de igual modo que Don Quijote de La Mancha es una trama de novelas de caballería", sostiene Abad.
En su contraportada, el libro aparece descrito también como un thriller. Y si bien el autor concuerda en parte con esa definición, también cree que se trata de una historia de amor.
"Evidentemente, si desaparece una persona normal, pues bueno, se va a la policía, se denuncia su desaparición, empiezan a buscarla. Pero claro, es que ella es una espía, entonces va un miembro de los servicios secretos españoles a buscarla. Desde este punto de vista es un thriller porque hay una desaparición. Y hay un funcionario de los servicios de inteligencia españoles que va a buscar a esa mujer que desaparece. Pero a partir de ahí empieza otra novela, que es una historia de amor", asegura el autor.
Detrás de esa apariencia de novela de espionaje, novela negra o thriller, como ha sido calificada, Iñaki Abad se cuestiona en Los Malos Adioses si es posible, hoy en día, redimirse a través del amor.
"Esta mujer ha desaparecido porque quiere reinventarse la vida desde la perspectiva del amor. ¿Es posible eso en nuestros días, es posible esa ingenuidad, esa inocencia? En ese punto reflexiona bastante la novela. En el mundo actual, ¿es posible ese gesto? La búsqueda interior de esta protagonista se convierte también en la búsqueda del que va a buscarla y al final, también, en la búsqueda del propio lector", agrega el escritor.
Isabel Varela, la mujer que desaparece, es profesora de español del Instituto Cervantes de Nápoles, además de una espía de segundo orden. Se encarga de investigar a las asesoras de hogar latinoamericanas de los oficiales de una base de la OTAN, ubicada cerca de Nápoles.
El encargado de ir a investigar su desaparición es Fernando Sanmartín de Mayorga. Se trata de un oscuro funcionario de la inteligencia española, caído en desgracia, que ya había protagonizado la anterior novela de Abad, El Hábito de la Guerra (2002), que transcurría en Bilbao.
De acuerdo con el escritor, Los Malos Adioses nació de tres fuentes de inspiración: de un poema del inglés Ian Coolbridge, Escenarios de Insignificancia; de Nápoles; y de una visión que tuvo en Nápoles, de una mujer que subía a un tren y partía con rumbo desconocido. Y en el camino se sumó Sanmartín de Mayorga, su viejo conocido.
"¿Puedo confesar algo? Fue el personaje el que vino a mí. Yo acabé mi primera novela El Hábito de la Guerra, se publicó, tuvo éxito, buenas críticas. Todo muy bien. Yo me puse a escribir la siguiente, que nacía de Nápoles, nacía del poema de Ian Coolbridge y nacía de una imagen que yo sí que había visto, la imagen de una señora de mediana edad, elegante, bien vestida, en una estación caótica como es la de Nápoles, subiendo a un tren", declara Abad.
Y en eso estaba, escribiendo Los Malos Adioses, cuando alguien tocó a su puerta. Se trataba nada menos que de Fernando Sanmartín de Mayorga, que quería participar en esta investigación también.
"Isabel Varela se pierde en las calles de Nápoles, nadie sabe dónde está. Una noche, mientras yo estaba preparando el capítulo siguiente, fue como si Sanmartín de Mayorga hubiera llamado a la puerta, toc, toc, toc, y me dice 'oye macho, yo puedo buscar a Isabel Varela'. En este caso concreto fue él quien llamó mi atención y entró en la trama. Pero fue accidental, porque yo no quería más Sanmartín de Mayorga", declara el autor.
Iñaki Abad destaca que tanto el poema de Coolbridge y la ciudad de Nápoles, que conforman los ejes temáticos de su libro, tienen en común que niegan el concepto de historia como progreso, ya que la historia no siempre avanza, sino que a veces retrocede, como sucedió en la época medieval y como puede estar sucediendo ahora.
"Los habitantes de Nápoles, como decía Pier Paolo Pasolini, en un momento determinado han decidido parar la historia y descender de ella. La idea es no concebir la historia como progreso, porque hasta ahora estamos en la quimera, en el espejismo de que la historia es progreso. Pero la historia no es progreso. A veces se progresa, a veces se retrocede. Estas dos constantes, la poesía y Nápoles, que cuestionan la noción de historia, son las coordenadas en las que se mueve la acción", enfatiza Abad.
Una cosa ha aprendido con los años Iñaki Abad. En sus inicios como escritor era bastante soberbio y seguro. Pero ya no. Ahora, con el transcurso del tiempo, ha aprendido a dudar y a escuchar a sus personajes, a hacerles caso, porque adquieren un grado de independencia, se convierten casi en amigos, y por eso él los deja hablar.Quizás esa sea la fórmula de su éxito, ya que escritores y críticos como Rosa Montero, Enrique Vila-Matas y Juan Antonio Masoliver Ródenas, han celebrado la aparición de Los Malos Adioses, a la que han calificado de "novela fascinante e intensa", "una gran metáfora del mundo" o "una buena ración de género negro que supera los estereotipos".
Iñaki Abad se muestra calmado y feliz con los elogios, a la vez que orgulloso, porque sabe que detrás de esta novela, que se deja leer con una facilidad asombrosa, porque atrapa al lector, hay un trabajo concienzudo de muchos años de paciencia y tesón.
"Ahí hay un trabajo enorme y eso no se tiene por qué ver. Soy un escritor muy lento, escribo muchísimo. Hay una escena en este libro que reescribí veinte veces, porque estoy siempre intentando crear que no haya obstáculos entre el lector y la narración, que el lector no tenga que acudir a los diccionarios para entender el sentido. Y al mismo tiempo intento crear un tono literario a través del lenguaje. Hay un trabajo lingüístico detrás muy importante, que no se ve", asegura.
Iñaki Abad dice que es poco probable que Fernando Sanmartín de Mayorga venga a resolver un caso a Praga en un futuro cercano.
"Lo que estoy escribiendo ahora poco tiene que ver con eso, con el mundo del espionaje, así que no, por ahora no", finaliza el escritor.