Huellas de inundaciones de 2002 se registran en Praga hasta hoy
Hasta la actualidad se pueden registrar en Praga las consecuencias de las inundaciones que en 2002 azotaron a una gran parte del territorio de la República Checa. Trabajos de reconstrucción prosiguen, por ejemplo, en varias estaciones del metro capitalino, en el barrio de Karlín y en muchas otras zonas de Praga.
En el barrio capitalino de Karlín fueron afectados por el agua más de mil edificios. En las carreteras y las aceras aparecían socabones y varias de las casas tuvieron que ser derrumbadas. La situación en Karlín fue realmente trágica, según dijo en aquel entonces una de las habitantes del barrio, Ivana Radechovská.
"Frente a mi casa hay un teléfono público que casi no se veía. El agua en la calle donde yo vivo alcanzó dos metros y medio. Cuando después de varios días me permitieron visitar mi casa, pasé por calles conocidas que de repente no pude reconocer. Destrucción total. Al entrar a mi apartamento casi me desmayé."
Una situación similar se pudo observar, por ejemplo, en el barrio de la Ciudad Pequeña, donde las aguas afectaron muchas casas históricas. La riada amenazó entonces la galería Sovovy Mlýny, llevándose de su patio una silla gigantesca, obra de la destacada artista checa Magdalena Jetelová. Poco después, la silla fue encontrada a unos 40 kilómetros de Praga. Dentro de unos días, la obra artística volverá a su lugar original, con lo que culminarán los trabajos por la reconstrucción de la Galería y del barrio de Kampa.Gravemente afectados resultaron muchos museos y bibliotecas, incluyendo la Biblioteca Municipal que alberga libros e impresos de gran valor histórico. Muchos de ellos fueron salvados, pero algunos se perdieron para siempre.
La casa editorial Vitalis lanzó recientemente al mercado un libro de fotografías titulado "Praga bajo el agua". Coautora del libro es Jitka Podzimková, de la redacción de Internet de Radio Praga.
"El libro documenta las dimensiones de la catástrofe en Praga y los daños causados por las aguas en el centro, en el jardín zoológico, en el metro y en otros lugares. Hasta hoy en día, al ver las fotos, me pongo muy triste y me dan ganas de llorar. Fue una experiencia que ojalá nunca se repita", dijo Jitka Podzimková, coautora del libro "Praga bajo el agua".