Haciendo un mundo mejor con el café de Bwindi

Foto: archivo de Kateřina y Emmanuelle Chauveau

Kateřina y Emmanuelle Chauveau son una pareja emprendedora que se enamoró de Uganda y comenzó a ayudar a niños huérfanos en Bwindi. Para apoyar su proyecto humanitaro, establecieron un negocio basado en su amor mutuo por el café.

Foto: archivo de Kateřina y Emmanuelle Chauveau

Con la ayuda de la Agencia de Desarrollo Checa, Kateřina y Emmanuelle Chauveau, un pareja emprendedora, están exportando café de Bwindi a su ciudad natal de Brno, en Moravia, donde lo procesan en un taller protegido.

Emmanuelle habló sobre cómo inició su empresa comercial sostenible y las recompensas de poder darle a los niños de Bwindi la oportunidad de tener una vida mejor.

“La forma en que comenzamos en Uganda fue ayudando a los niños. Kateřina era guía turística, llevaba turistas checos por Uganda y países vecinos y vio que había un problema con algunos niños huérfanos en Bwindi. Entonces comenzó a ayudar, primero con amigos, que dijeron que teniamos que hacer algo, no podiamos dejarlos así, y luego se desarrolló sucesivamente. En 2006 comenzó una organización sin ánimo de lucro para ayudar a los niños allí: los huérfanos de Bwindi”.

Para administrar una organización de este tipo, se necesita dinero, así que ambas comenzaron a inculcarle a los niños que se ayudaran a sí mismos. Buscaron formas de recaudar dinero. Y al tener la misma pasión por el café, comenzaron a estudiar las posibilidades en Uganda.

Emmanuelle Chauveau,  foto: archivo de Kateřina y Emmanuelle Chauveau
Emmanuelle explicó que el proceso de su elección por el café de Bwindi fue bastante largo. Se inició cuando Kateřina tenía que luchar por conseguir buen café, pero siempre le servían instantáneo. Así que comenzó a investigar y primero intentó llevar café tostado de Uganda a la República Checa, donde lo ofrecía a personas interesadas en ayudar al proyecto con los niños de Bwindi.

Pronto se dieron cuenta de que el café carecía de frescura y no se tostaba de la manera correcta, así que estudiaron la posibilidad de comprar el café verde de Uganda y tostarlo en Brno.

Adquieren el café de los agricultores del país, ya que se dieron cuenta de que trabajando junto a ellos obtendrían una mejor calidad en el grano.

“Buscamos agricultores dispuestos a trabajar para lograr la mejor calidad posible y aquellos capaces de comprender el concepto de que si haces un mejor trabajo obtendrás más dinero".

Emmanuelle Chauveau contó que contactar con los agricultores tomó tiempo, fue todo un proceso gradual, pero se debió en gran parte gracias a los contactos que su pareja tenía en la ciudad. Kateřina ya había estado trabajando en Uganda durante varios años como guía y luego ayudando a los huérfanos de Bwindi.

Así que hablaron con varias personas, se reunieron con amigos de amigos y visitaron algunos agricultores, vieron cómo trabajaban y discutieron la posibilidad de cooperar con ellos. Actualmente tienen cuatro grupos de agricultores con los que colaboran.

El grano de café verde, una vez exportado a la República Checa, es procesado en un taller protegido en la localidad de Brno, donde ellos mismos se encargan de secarlo, clasificarlo y empacarlo.

También, Emmanuelle dijo que que fue complicado vender el concepto del café de Bwindi en Chequia.

“A veces es difícil hacer que las personas comprendan lo diferentes que somos. Muchos grandes importadores y tostadores hablarán sobre el agricultor del que compran, pero, en realidad, no están en contacto directo con él. Compran a un importador y no conocen al agricultor en persona. Nosotros lo hacemos.

Trabajamos con ellos para mejorar el café y compramos su cosecha a un buen precio cada año, aunque una cosecha puede ser mejor o peor en un año determinado. Así que trabajamos con ellos y los apoyamos, año tras año".

Agregó que al explicar tal cooperación y la ayuda detrás de su proyecto a las personas, comenzaban a empatizar con la causa y que lo más complicado era comercializar sin contacto directo con los clientes por el hecho de no poder contar su historia.

Kateřina Chauveau,  foto: archivo de Kateřina y Emmanuelle Chauveau
“Organizamos algunos eventos de degustación y hemos intentado llegar a las personas a través de Internet, pero la respuesta es lenta. Así que aprovechamos cada oportunidad que se presenta para hablar sobre nuestro proyecto, para explicar y para difundir la palabra".

La clientela de Emmanuelle y Kateřina se basa en instituciones y particulares que a menudo ayudan a patrocinar a los niños de la organización, pero también hay empresas que adquieren su café para las oficinas y eventos.

La forma en que ayudan a los niños se basa en organizar un tipo de ‘adopción a distancia’, comunmente llamado apadrinamiento, donde se encargan económicamente de un niño pagando su matrícula, uniforme, zapatos, útiles escolares, almuerzos escolares, etc.

“La diferencia con los niños de Bwindi es que todo lo hacemos personalmente. No le damos el dinero a alguien para que compre material escolar. Visitamos a las familias donde se alojan los niños para ver cómo viven y hacemos lo posible para seleccionar a los más necesitados.

Cuando vas a Uganda, te puedes encontrar que todos los niños parecen estar en la misma situación, pero en realidad dentro de un pueblo hay grandes diferencias. A menudo, cuando llega ayuda externa, son siempre las mismas personas las que la reciben osadamente, y las realmente pobres, que están indefensas, no la reciben. Así que tratamos de encontrar a los más pobres para apoyarlos".

Seguidamente explicó que el dinero que las personas donan para ayudar a los niños es exclusivamente para ellos, y que el negocio del café sirve para poder administrar la organización y cubrir los gastos como el transporte hasta Uganda, el uso de computadoras, las facturas, el teléfono, etc.

Foto: archivo de Kateřina y Emmanuelle Chauveau
Los planes de futuro de esta pareja checa consisten en exportar grano de café verde a otras organicaciones tostadoras de Europa. Lo que serviría como motivación para aumentar el volumen de producción, y a la hora de exportar el café sería necesario utilizar contenedores, por lo tanto, se reducirían los costes de logística. Acto seguido seguirían ayudando a los agricultores de manera más fructuosa.

Por otra parte, quieren abrir un establecimiento ubicado en Bwindi donde se vendan productos ugandeses, pricipalmente café, pero tambien frutas y tés secos, con el fin de crear una ubicación permanente para el proyecto de Uganda, y que sirva para los niños de la organización como un lugar para aprender y obtener habilidades.

Emmanuelle opinó sobre las personas de Uganda y habló de su admiración por la actitud que tienen para afrontar la vida a pesar de su carencia económica.

“Lo que me gusta es la energía que tienen las personas y su actitud. Comparados con nosotros, tienen una vida mucho más difícil, pero aún así están llenos de esperanza, se esfuerzan y celebran el día con felicidad, es realmente hermoso“.

Concluyó diciendo que los niños están agradecidos por cualquier ayuda, se refleja en sus ojos, y cuando la gente va a visitarlos en repetidas ocasiones los llega a conocer realmente, saben lo que están haciendo por ellos y es gratificante.