Hace veinte años falleció "el poeta de los enamorados"
Su poesía está llena de amor y lirismo y es por eso quizás que se identifican con ella personas de todas las edades. Además de su obra, Jaroslav Seifert es admirado y respetado también por haber mantenido siempre una firme postura ciudadana. Este martes recordaremos el veinte aniversario del fallecimiento del renombrado poeta checo.
Jaroslav Seifert suele ser apodado como "el poeta de los enamorados", ya que el amor hacia una mujer es el tema central de su poesía. Sus poemas elogian los profundos sentimientos existentes entre un hombre y una mujer, presentando a la pareja de enamorados como lo más puro del mundo.
Seifert fue un poeta muy laborioso. Su primer libro de poemas, "La Ciudad en Lágrimas", lo publicó a los veinte años de edad. A finales de los años treinta del siglo XX, ya tenía en su haber once poemarios, entre ellos, "Las manos de Venus" y "Manzana del Regazo".
Nacido en 1901 en Praga, en el barrio de Zizkov, Jaroslav Seifert conservó durante toda su vida una estrecha relación con su ciudad natal, elogiándola en muchos de sus poemas. Sus poemarios "Puente de Piedra" o "Vestida de Luz", son un hermoso canto a Praga.
ciudadana y en 1968 no vaciló en condenar la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. Años más tarde fue uno de los primeros signatarios de Carta 77, manifiesto que clamaba por las libertades políticas y públicas en el país. "Mamá" y data de 1954. Surgió en una época difícil para el poeta, cuando el régimen comunista le prohibió publicar por criticar la política del oficialismo. A pesar de las prohibiciones, Jaroslav Seifert mantuvo una firme postura
En el año 1984, a Jaroslav Seifert, quien entonces tenía 83 años de edad, le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura. Es el único checo hasta el presente que ha recibido este prestigioso premio.
El 10 de enero de 1986 el genio de la poesía lírica checa falleció. En cuanto a su legado literario, Jaroslav Seifert lo plasmó en unas cuantas líneas que testimonian el incansable humor del poeta: "Anda y quedarás maravillado. Canta, pues hay a quién cantar. ¡Y no mientas! Yo anduve y no he mentido. Aunque a ustedes, mis antiguos amores, sí les había mentido un poquito".