Františka Plamínková y su carta a Hitler: un momento olvidado que inspiró a una artista vasca
Gema Intxausti es una escultora vasca que concluyó recientemente una residencia artística en Praga. En su última obra se inspiró en la carta que la histórica sufragista checa Františka Plamínková escribió a Adolf Hitler en 1938.
De manera un poco kamikaze, usando sus propias palabras, Gema Intxausti llegó a Praga en noviembre para realizar una residencia artística organizada por Tranzit, una red de iniciativas autónomas en el arte contemporáneo, y el Instituto Cervantes de Praga. Llegó sin un proyecto en concreto en mente, con la idea de familiarizarse primero un poco con el país.
Durante una de las reuniones en la oficina de Tranzit, a Intxausti le llamó la atención una fotografía colgada en la pared. En ella, mujeres se manifestaban por los derechos de los mineros y en contra del armamento nuclear de Francia. De ahí surgió una conversación con Veronika Janatková, directora ejecutiva de Tranzit, sobre el sufragismo checo.
Intxausti profundizó en el tema con exposiciones del Museo Nacional y en su propia investigación sobre el movimiento feminista checo y, posteriormente, la resistencia antinazi.
Según cuenta, descubrió las historias de varias luchadoras por los derechos de la mujer, entre ellas la de Františka Plamínková.
“Habiendo leído anteriormente que Františka Plamínková había mandado una carta abierta a Hitler, que me pareció la bomba, me llamó la atención que no hubiera referencia de ello en el texto que había consultado sobre la resistencia en Checoslovaquia. Y partir de ahí empecé a trabajar en ello. Quise saber dónde estaba esa carta, qué decía y también empecé a leer sobre otras cartas abiertas”.
Intxausti terminó descubriendo que la carta no fue en realidad abierta, pero más que nada, con todo lo que había logrado Plamínková, le extrañó no encontrar menciones de su valentía en la literatura. Con ayuda de František Fekete, gerente de proyectos de Tranzit, localizó una copia de la carta, y con ella encontró el tema principal de su residencia.
Según cuenta, en su proceso creativo en Praga, Gema Intxausti se inspiró en las obras de otros artistas gráficos checos como Květa Pacovská, Zdenek Seydl, Karel Teige, Vojtěch Preissig y el artista František Kupka.
“Lo que he hecho ha sido informarme sobre artistas gráficos checos y, en base a ello, buscar una serie de imágenes que, de alguna manera, a mí, sacándolas del contexto original de los artistas, me llevasen a Františka Plamínková, a ese suceso en concreto”.
Basándose en la inspiración recogida y saliendo de su habitual burbuja creativa, Gema Intxausti hizo cuatro o cinco dibujos propios, que iba posicionando de diferentes formas, pero no encontraba una manera de que funcionaran como conjunto. Hasta que decidió cortarlos y crear un collage, el resultado de su residencia artística.
La impresión que le da su obra es similar a la que ha dejado en ella su estancia en Praga, según cuenta.
“Es sobrio y muy austero. Pero es que Praga es muy sobria. Es muy elegante, tiene unos edificios impresionantes, pero por la noche, cuando vas caminando y ves las luces amarillas, ámbar, que son muy bonitas, tiene una cosa de sobria”.
Františka Plamíková y Clara Campoamor
Františka Plamínková fue educadora, al igual que política y periodista. Contribuyó decisivamente a la aprobación del sufragio universal en Checoslovaquia en 1920, a la anulación de la ley que requería que las maestras guardaran celibato al igual a que muchas otras normas que ayudaron a mejorar las vidas de las mujeres. Fue también la primera checa en presentarse ante la Sociedad de Naciones, la precursora de la actual Organización de las Naciones Unidas.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Plamínková ejercía de senadora. Protestó repetidamente contra la ocupación nazi, entre otras vías, enviando una carta a Adolf Hitler en la que lo criticaba por haber insultado al presidente Edvard Beneš.
A pesar de haber salido al extranjero en numerosas ocasiones, Františka Plamínková siempre regresó a su país, a pesar del peligro que esto significaba para ella. Fue notable, por ejemplo, un viaje anterior a España, donde se encontró con Clara Campoamor y otras activistas que luchaban por la legalización del voto femenino.
Gema Intxausti recuenta una especie de paralelismo, un momento que tuvo lugar al final de la estancia de Plamínková en Madrid y que se repitió en la historia unos años después.
“Fue un pequeño grupo de mujeres a despedirle y Clara Campoamor le dio un ramo de flores. Y cuando la Gestapo, los nazis, fueron a buscar a Františka Plamínková, ella le regala un ramo de flores a su hermana. Me pareció muy interesante”.
Františka Plamínková fue arrestada en junio de 1942, dos semanas después del atentado contra Reinhard Heydrich, el máximo representante nazi en el país. Junto con otras personalidades checoslovacas fue ejecutada, sin juicio, el día 30 de ese mismo mes.
A pesar de sus grandes logros, mujeres como Clara Campoamor o Františka Plamínková a menudo quedan olvidadas por la historia y, en consecuencia, desaparecen de la conciencia pública, de acuerdo con Intxausti.
“Hoy en día se sabe que Clara Campoamor consiguió el voto femenino en España, pero mucha gente no reconoce su cara. Y eso es muy interesante. Porque, como siempre, en vez de construir la historia con esta carta enviada a un dictador, con el activismo y la lucha de estas mujeres, si su activismo se queda archivado y no sale de ahí, si no identificamos y reconocemos el retrato de estas mujeres y sus logros en defensa de la igualdad, pues, yo veo que las generaciones jóvenes repiten y repetirán muchos errores. Que estamos siempre partiendo de cero. Es una pena”.
A falta de no conocer a grandes mujeres de la historia, perdemos referentes, de acuerdo con Gema Intxausti, quien recuerda su propia experiencia de no contar con personalidades que la inspiraran hasta sus veinte años.
La idea de lo no normativo
Egresada de la Facultad de Bellas Artes de Bilbao e interesada principalmente en la escultura, Intxausti forma parte de una generación de artistas que introdujo una manera diferente de trabajar, según explica.
“Hasta entonces había en la universidad, una manera de hacer, que era trabajar con el elemento material de la chapa de hierro, una manera relacionada con la estructura. Y venía de la obra de Jorge Oteiza. Y nosotros empezamos a introducir materiales domésticos de la vida cotidiana, con un carácter más femenino y feminista”.
Además del feminismo, otro tema que atraviesa la obra de Intxausti es la idea de lo no normativo, no operacional, que entra en conflicto con la sociedad, la norma.
En su arte le gusta basarse en obras de otras personas, para trabajar los temas de manera paralela. De esta manera, en el pasado, hizo referencia en su arte a la escritora neozelandesa Janet Frame, que se vio internada y se salvó de una lobotomía solo gracias al hecho de que ganó un premio literario, según cuenta Intxausti. En otros casos se inspiró de la vida y obra del poeta Pier Paolo Pasolini o el pintor Kazimir Malévich, entre otros.
Según resume Gema Intxausti, llega a sus temas de manera trasversal, a través de otros, pero siempre en relación con la normatividad del cuerpo y ligando elementos en una estructura que evoca una telaraña. Y mientras que no tiene claro aún a dónde la llevará su próxima obra, no descarta retomar lo que aprendió y descubrió en Praga.
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