Estado checo devuelve propiedades a las Iglesias protestantes

Foto: ČT24

El Estado checo continúa devolviendo las propiedades confiscadas por los comunistas a las iglesias. La Iglesia Evangélica de los Hermanos checos recuperó campos y tierras arables en la región de Lysá nad Labem.

Emanuel Vejnar,  foto: ČT24
Las negociaciones entre el Estado checo y las 17 confesiones registradas en el país tardaron un poco más de 20 años, pero el Gobierno y posteriormente el Parlamento aprobaron la devolución del patrimonio que el régimen comunista nacionalizó a las Iglesias entre 1948 y 1989.

Por primera vez, después de tantos años, la Iglesia Evangélica de los Hermanos checos recuperó campos de trigo de una hectárea y media y 2.500 metros cuadrados de tierras arables.

El pastor Emanuel Vejnar indicó a la Televisión Checa (ČT) que desean que en los terrenos devueltos se mantenga el cultivo del trigo como hasta el momento.

“Nosotros no nos dedicaremos a la explotación directa de las tierras, lo más probable es que las alquilemos a los que las trabajan actualmente”.

Foto: ČT24
El Estado checo aprobó la devolución del 56% de las propiedades confiscadas a todas las Iglesias y valoradas en 2.900 millones de euros junto a una compensación financiera por unos 2.300 millones de euros que se pagarán a plazos en los próximos 30 años.

El 2% del total del patrimonio que será devuelto corresponde a las Iglesias protestantes, el resto es para la Iglesia católica.

Además de los compromisos referentes a la devolución de propiedades, el Estado checo va ir eliminando paulatinamente el aporte económico directo a las iglesias. Esto se hará en un periodo de 17 años. Los tres primeros el Estado pagará los sueldos completos de los sacerdotes, pero a partir del cuarto año reducirá la suma en cinco puntos porcentuales cada año.

Miloslav Vlk,  foto: archivo de Radio Praga
La persecución de las Iglesias durante el régimen comunista en Checoslovaquia fue una de las más tenaces del llamado campo socialista. Obispos y sacerdotes fueron perseguidos, encarcelados o internados en lo que después se conoció como ‘conventos de concentración’ donde los clérigos podían desarrollar una vida espiritual sumamente limitada.

Miloslav Vlk, quien después fuera obispo de Praga y hoy es cardenal no pudo ejercer como sacerdote y se vio obligado a trabajar como obrero, limpiador de cristales y archivero. Un destino similar vivió el actual arzobispo, cardenal Dominik Duka, que durante largos años se desempeñó como obrero en la industria automovilística.