¿Es posible la reconciliación con el pasado comunista?
El 28 de octubre del año pasado, en la ceremonia de entrega de condecoraciones estatales con motivo del 86 aniversario de la fundación de Checoslovaquia, el presidente de la República, Václav Klaus, exhortó a los ciudadanos checos a la reconciliación con el pasado comunista. Según hijas de los presos políticos de los años 50 - la época más dura del comunismo checoslovaco - durante los 15 años que transcurrieron desde la derrota del régimen totalitario el Estado checo no ha hecho mucho en su proceder para sacar las consecuencias del pasado. Sobre el tema conversaremos con Eva Langrová, Dagmar Stachová, y Eva Vláhová, de Moravia del Norte. Sus padres fueron condenados en procesos políticos en los años 50 a altas penas de prisión. Se desempeñan en la Confederación de Presos Políticos y dos de ellas entraron activamente en la política después de noviembre de 1989.
¿Qué consecuencias hubiera tenido que sacar la sociedad en su actuación después del año 89 con respecto a los crímenes del comunismo? ¿Cómo se lo imaginaban? Cedo la palabra a Eva Langrová.
"No queríamos que se encarcelara a los culpables o que se celebraran juicios sumarios. Deseábamos que simplemente se señalara a los que fueron responsables de lo ocurrido en nuestras vidas. Y ello nos falta".
Según Eva Vláhová, los legisladores lograron solucionar bastante rápidamente la cuestión de las rehabilitaciones. La Ley de Rehabilitación fue adoptada en abril de 1990. En noviembre de 1991 entró en vigor la Ley sobre la Época sin Libertad que formula que entre los años 1948 y 1989 el régimen comunista violaba los derechos humanos y sus propias leyes. Tan sólo en el año 1993 los parlamentarios aprobaron la Ley sobre la Ilegalidad del Régimen Comunista y sobre la Resistencia contra él. "Fue promulgada la ley y no ocurrió nada", opina Eva Vláhová."La ley exponía qué es el comunismo y qué el fascismo, pero no pasó nada en esta República. Nada. Yo pensaba: Ahora empezarán los procesos. No quería que se llevara a personas a la cárcel como a Karel Hoffmann. No. Yo me imaginaba que se tomaría un bandido de esos tras otro, se diría qué crímenes había cometido, y que debería ser condenado, por ejemplo, a 20 años de prisión por sus delitos, pero que debido a su estado de salud no iría a la cárcel. Luego podríamos decir: No somos como ellos, porque no los dejaríamos encarcelar. Nosotros ajustaríamos las cuentas con el comunismo y los jóvenes sabrían que si uno actúa delictivamente tiene que pagar por ello. Pero así como son las cosas, la moral se fue al diablo, porque en realidad no sucedió nada. Sé que fue una situación difícil, en el Parlamento había comunistas. Y nosotros pensábamos ingenuamente que solucionarían nuestro asunto. Yo trabajé en el 89 en telecomunicaciones. Llevamos a cabo una purga en la empresa, los viejos comunistas comprometidos tuvieron que irse. Posteriormente fueron publicadas las listas de los colaboradores de la policía política comunista. Averiguamos que muchos de los que se habían quedado, siendo nombrados a cargos de dirección y que considerábamos personas honestas habían sido colaboradores".
El mencionado Karel Hoffmann, de 80 años de edad, es el único ex alto cargo comunista que fue condenado por la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia en agosto de 1968. En octubre de 2003 fue sentencionado a seis años de privación de libertad por sabotaje a favor de la ocupación. En agosto del año pasado fue ingresado en prisión, de la que salió al cabo de 25 días por motivos de salud.
Después de noviembre de 89 Eva Vláhová se dirigió al Tribunal Supremo para averiguar que ocurriría con dos jueces que en el año 1972 habían anulado la rehabilitación de su padre en relación a los años 50 y habían vuelto a condenarlo. Hasta el momento no ha recibido ninguna respuesta.
Eva Langrová, Dagmar Stachová, y Eva Vláhová coinciden en que después de 1989 el Partido Comunista tenía que haber sido prohibido, igual que el partido nazi NSDAP en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Eva Langrová explicó una de las razones del porqué.
"Fundarían un nuevo partido, pero ya no dispondrían de ese trasfondo. Los comunistas mantuvieron el núcleo de sus miembros, y se quedaron con todos sus bienes. Su fuerza consistió en que no tenían que construir nada. Todos los demás partidos tuvieron que empezar de cero".
Dagmar Stachová se pregunta cómo es posible que los comunistas dispongan hoy en día de tanto espacio en los medios de comunicación.
"Quizá tengamos que reconciliarnos con el hecho de que las experiencias son intransmisibles. Temo que nosotros u otras generaciones tengan de volver a experimentar el comunismo, aunque en otra forma menos dramática. En nuestro país jamás un partido conseguirá una mayoría del 51 por ciento. Siempre tendrán que unirse y hacer un pacto con otro y los comunistas siempre sacarán provecho de ello".
También Eva Langrová manifiesta pesimismo en cuanto a la presencia de los comunistas en la política checa actual se refiere."Presentimos que algún partido forme con ellos un gobierno, o que obtengan la mayoría en el parlamento. Eso no me preocupa tanto, estoy preparada, sé lo que nos esperaría. Pero me atemoriza el hecho de que tengan que vivirlo mis hijos".
Dagmar Stachová señala una consecuencia concreta de las faltas cometidas a la hora de tratar de reparar las injusticias del régimen comunista en la República Checa.
"Hoy me molesta concretamente una cosa: Los policías que deben jubilarse ahora recibiendo desmesuradas pensiones. Voy a contribuir con mis impuestos a los ingresos de un funcionario de la Policía política comunista que me interrogó en los años 80?"
¿Puede perdonarse a los que causaron la tragedia de su familia? ¿Es posible perdonar a los que cometieron injusticias contra sus padres y una misma, cuando el hecho de ser hija de un preso político las marcó para el resto de su vida, con la discriminación social en la escuela, en el trabajo o en la vida privada?
Eva Langrová: "Podría perdonar si alguien se acercara a mí y como una persona honesta me dijera: Cometí un error, fue mi culpa. A esta persona sería capaz de perdonarle. Pero si veo al presidente de los comunistas Grebenícek en la tele afirmando que él no se disculpará con nadie, ¿cómo le puedo perdonar a él o al partido comunista? Dicho partido sigue careciendo de todo crédito. Se defienden con un papelucho que escribieron en el 89, considerando el asunto como arreglado. No soy vengativa, pero puedo perdonar sólo a quien me lo pida".
Eva Vláhová: "Consideraba la posibilidad de viajar a la ex cárcel comunista en Pardubice para ver la sentencia de mi padre y deducir quién lo había denunciado y causado su encarcelamiento. Luego me dije que no iba a investigar en el pasado, que esa gente posiblemente ya no estuviera en vida, que no solucionaría nada. Así que me resigné. Eso en cuanto a mi familia se refiere. En lo que se refiere al Partido Comunista subrayo: debía de haber sido eliminado, y tenían que haberse hecho los procesos. No ahorcar como lo harían ellos, solamente poner en evidencia a los culpables. Antes de que eso ocurra, no puedo perdonar nada a nadie".
Dagmar Stachová: "Tampoco yo viajé a Pardubice para conocer a los culpables. Ni quería saber quién me había denunciado en el 69. ¡Y es que no iría a buscar a esa persona para partirle la cara! No sé qué debería hacer. En el caso de mis padres no conozco a las personas concretas que los interrogaron y juzgaron. Son personas anónimas. Pero detesto al Partido Comunista, detesto a los comunistas como tales, detesto la idea del comunismo, eso no se puede perdonar. Es lo único que yo no voy a perdonar".