“En Praga se puede vivir sin hablar checo, pero no sin hablar inglés”

Santiago Fariña

Vino a Praga por una mujer, pero se quedó por amor a la ciudad, a su estilo de vida y al amplio abanico de posibilidades vitales y profesionales que le ofrece. La aventura de Santiago Fariña con Praga dura ya dos años y tiene visos de continuar. En Radio Praga hemos conversado con este joven sociólogo argentino sobre estas y otras muchas cosas.

Santiago Fariña
Bueno Santiago, cuéntanos cuál fue el motivo que te trajo a la República Checa.

Estoy acá casi dos años, entre un año y medio y dos. Vine en febrero de 2007. Vine porque tenía una relación en ese momento, y ella vivía acá y entonces terminé mis estudios y vine a vivir para acá. Luego la relación se terminó y yo sigo viviendo en Praga, pero esa fue la razón, sí.

¿Y a qué te dedicas? ¿Qué haces en Praga?

Cuando llegué, como muchos otros hispanoparlantes me preparé un poco y empecé a dar clases de español y luego de un tiempo trabajé muchas horas, ya que como profesor de español hay mucho trabajo. Y me cansé, quise probar otra cosa y como en Praga también hay mucho trabajo en muchas otras áreas, especialmente en trabajo de oficina, busqué trabajo y lo encontré.

Santiago Fariña
¿Y cómo valoras tu experiencia como profesor de español? ¿Habías trabajado antes?

No como profesor no rentado, pero siempre me gustaron las lenguas, y me resultaba algo natural. Siempre me gustó mucho y me sigue gustando. Entonces no me costó. La experiencia fue muy buena, pero es un trabajo muy cansador, es desgastante a muchos niveles. No solamente hay que trabajar mucho, porque el español a diferencia del inglés, tiene menos demanda y no se puede trabajar en una sola escuela, sino que hay que trabajar en muchas. Eso significa que tenemos que viajar muchísimo, todos los días, de una clase a la otra, sin suficiente descanso muchas veces. Eso hace la experiencia un poco pesada, pero me parece satisfactoria, muy satisfactoria.

¿Crees que los checos se sienten atraídos por la cultura hispana en general?

Lo que vi yo es que sí. Pero claro, esta es la gente que quiere aprender o que habla español. Pero yo pienso que sí. Hay un prejuicio positivo con los latinos. La sensación que tengo es que los checos tienen un prejuicio consigo mismos, probablemente parecido a algún prejuicio que tengamos nosotros sobre ellos, como gente fría, poco divertida, seria, preocupada, o gris y fría como el clima. Y esperan de nosotros gente cálida, divertida, y siempre con la fantasía esa de que en Latinoamérica la gente baila en todas las esquinas, y esta todo el mundo de fiesta. Casualmente las dos primeras palabras que todo el mundo conoce son siesta y fiesta.

Tras los pasos de Maradona
Y ahora trabajas en una oficina. Hay muchos extranjeros trabajando aquí en Praga. Praga es el centro de Europa y reúne a muchas multinacionales, que ofrecen aquí una gran demanda de puestos de trabajo. ¿Es cierto?

Sí, sí, eso es una realidad. En Praga tienen oficinas la mayor parte de las empresas más importantes del mundo. Entonces eso hace que haya una demanda de trabajo muy superior a la que podrían satisfacer los checos. Viene gente de todas partes. Pienso que en los 90 tenía que ver con el hecho de que se esperaba que los checos no estuvieran a la altura de las exigencias del mercado laboral occidental, digamos capitalista. Hoy eso no es así. Hoy supongo que la gente sigue viniendo porque es un sitio interesente, es una ciudad hermosa y también porque existe este clima, este ambiente internacional. Pero lo que hace a la oferta de trabajo, sí. Hay muchísimo trabajo.

¿Piensas que se puede vivir en Praga sin hablar checo?

Sí, lo he dicho muchas veces con algunos amigos. Y pienso que en Praga se puede vivir sin hablar checo. No se puede vivir sin hablar inglés. También conozco gente que ha venido y todavía vive en Praga sin hablar checo y sin hablar inglés y realmente no me explico cómo hacen. Dependen completamente de alguna otra persona que los relacione con el mundo.

Aprendiendo a trabajar el vidrio
¿Y cuáles son tus planes de futuro? ¿Piensas quedarte en el país?

Bueno, eso es una pregunta difícil de responder. No tengo una respuesta definida. Lo que sé es que hoy Praga es un centro de oportunidades a muchos niveles. Solamente a nivel laboral, por ejemplo, con la cantidad de trabajo que hay, esto hace que uno pueda desarrollarse de una manera que no sería común en cualquier otro lado. Yo comparo esto con Buenos Aires, que es lo que conozco porque viví seis años allá. Y la sensación que tengo es que el mismo tiempo en Buenos Aires no significaría el mismo desarrollo profesional, por lo menos en lo que hace al crecimiento dentro de una estructura. Probablemente en lo que es aprender uno puede aprender lo mismo pero acá el mercado laboral es sumamente volátil, entonces todas estas empresas multinacionales tienen una rotación altísima y poca gente se queda más de dos o tres años, con lo que cualquiera que se quede cuatro está en condiciones de acceder prácticamente a cualquier puesto. Y eso lo hace tentador. Así que eso me resulta tentador hoy, y es la razón por la que pienso quedarme un poco más, pero no sé por cuánto tiempo.

¿Y qué es lo que echas de menos de Argentina?

¡La carne! Tengo que decir que la carne de vaca, la buena carne de vaca argentina la extraño muchísimo. Porque acá es carísima y a mi juicio no es buena. Pero hay muy buena carne de cerdo, que también me gusta mucho. Pero sí, lo que más extraño, básicamente, es la carne. La cultura no la extraño. Puedo decir que no extraño nada. Al contrario. Me agrada la cultura checa, me encuentro cómodo.