En Normandía combatieron en 1944 también soldados checos

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A las cuatro de la madrugada del 6 de junio de 1944 empezó en Europa la mayor operación de invasión por mar en la historia. Las tropas angloamericanas y canadienses cruzaron en seis mil navíos el Canal de La Mancha desde Gran Bretaña y asaltaron las playas de Normandía, al noroeste de la Francia ocupada por la Alemania nazi. El desembarco de los Aliados en Normandía, denominado en clave Operación Overlord, fue una etapa decisiva de la II Guerra Mundial. En la Batalla de Normandía intervino también una brigada blindada checoslovaca.

Con el asalto a la “fortaleza Europa” en las playas de Normandía, los Aliados angloamericanos cumplieron el compromiso asumido en la cumbre de Teherán, celebrada entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943.

En la Conferencia de Teherán, los dirigentes de los tres Estados más importantes de la coalición antihitleriana, Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y Josif Stalin, acordaron lanzar simultáneamente la ofensiva aliada en la primavera de 1944. Pactaron que el desembarco de los Aliados coincidiría con el inicio de una gran ofensiva del Ejército Rojo en el Frente Este.

El líder soviético, Josif Stalin, había pedido insistentemente desde el verano de 1941 que EE UU y Gran Bretaña abrieran el segundo frente en Europa Occidental para aliviar la situación del Ejército Rojo que se enfrentaba a los nazis en el Frente Este.

La apertura del segundo frente se pospuso varias veces. Este hecho reflejaba, entre otras cosas,las profundas divergencias entre los altos mandos de EE UU y Gran Bretaña en lo que atañía a la estrategia.

Los británicos defendían que era posible derrotar a la Alemania nazi desde el aire, bombardeando sus objetivos de vital importancia. Eso también desmoralizaría a la población alemana. Los británicos preferían lanzar un ataque al “vientre blando” del enemigo, o sea desembarcar en el Mediterráneo.

Por el contrario, el mariscal estadounidense, George Marshal, depositaba esperanzas en el desembarco al norte de Francia, aunque se alzase allí un sistema de fortificaciones alemán, llamado el Muro Atlántico.

A finales de mayo de 1944 tanto Adolf Hitler como el mando militar alemán tenían claro que las fuertes unidades aliadas concentradas en Inglaterra se preparaban para cruzar el Canal de La Mancha y asaltar la costa norte de Francia.

Foto: U.S. National Archives
”El desembarco fue una operación rigurosamente secreta para que los alemanes no se enteraran en qué trecho de la costa francesa se efectuaría. Nosotros en Inglaterra conjeturábamos que la operación tendría lugar pronto porque nos sobrevolaban escuadras de bombarderos que tomaban el rumbo hacia el este, hacia Francia, donde su misión consistía en destruir las fortificaciones costeras de los alemanes”.

Así recordaba las vísperas de la Operación Overlord un miembro de la Brigada Blindada Checoslovaca.

A las 6,30 horas del 6 de junio de 1944 desembarcaron en la primera oleada en las playas de Normandía 8 divisiones aliadas. Después les siguieron 78 divisiones más.

En la primera oleada desembarcó también el checoamericano, Leonard Jindra. Emigró a EE UU en 1938 con diecisiete años. En 1942 se alistó voluntariamente en el Ejército estadounidense. Lo hizo al enterarse de que los nazis habían arrasado la aldea checa de Lidice.

A Leonard Jindra, soldado del 115 regimiento de Infantería, le tocó desembarcar en el trecho del litoral, denominado en clave militar Playa de Omaha. Allí se libraron los combates más cruentos entre los soldados aliados y los alemanes. La playa recibió el apodo de Bloody Omaha- la Omaha sangrienta.

Jindra recordaba que para sobrevivir era imprescindible superar una franja de arena de unas decenas de metros en la que algunas unidades estadounidenses perdieron más de la mitad de sus hombres.

El primer día de la Operación Overlord desembarcaron en las playas de Normandía, al noroeste de Francia, 155 mil soldados aliados.

Las tropas aliadas sufrieron en aquella histórica jornada 10.000 bajas.

Los defensores alemanes del Muro Atlántico no pudieron resistir a la superioridad de las tropas aliadas atacantes.

Además, los Aliados con una serie de maniobras lograron despistar al mando alemán. Tras el primer día del desembarco en Normandía Hitler pensaba que se trataba de una maniobra de distracción y que el grueso de las fuerzas invasoras desembarcaría en otro trecho de la costa francesa. Por eso los alemanes tardaron el en trasladar a Normandía refuerzos procedentes del Frente Oriental.

Los Aliados tenían en Francia a mediados de junio 619.000 hombres. A finales de ese mismo mes ya un millón de soldados aliados avanzaban hacia París, Bélgica y el Rhin.

En agosto de 1944 desembarcó en la costa de Normandía la Brigada Blindada Checoslovaca. En Francia combatiría en los tanques Cromwell.

Foto: U.S. National Archives
El día de la invasión, el 6 de junio de 1944, estaban preparados en el litoral británico 240 tanques con tripulaciones checoslovacas. Pero en el último momento el mando aliado decidió no enviar a la unidad checoslovaca a los primeros combates en Normandía. Le faltaban reservas para reemplazar a las bajas, recuerda un miembro de la Brigada.

La unidad checoslovaca embarcó para Francia el 31 de agosto de 1944.El mando aliado le encargó sitiar a la guarnición alemana del puerto francés de Dunkerque, cerca de la frontera con Bélgica.

Los alemanes de Dunkerque recibieron del Führer una orden categórica:impedir a cualquier precio que el ejército aliado ocupase el puerto y lo utilizase para el aprovisionamiento de sus tropas, que ya combatían 100 kilómetros más al este.

Los soldados alemanes crearon en los alrededores de Dunkerque un sistema de defensas difícil de superar. Inundaron el terreno, aprovechando la marea alta. En algunos lugares, el agua tenía más de tres metros de profundidad. En las tierras anegadas, el avance de los tanques era casi imposible.

Los accesos secos estaban minados y bajo un intenso fuego de cañones antitanque y de la artillería pesada.

En el cinturón interior del sistema defensivo había fosos antitanque y búnkers de hormigón armado.

Fuertes baterías de cañones antiaéreos alemanes dificultaban también los bombardeos de Dunkerque por los Aliados. Durante uno de los ataques aéreos aliados despegó del aeródromo un caza de reconocimiento checo.Su tarea era averiguar dónde estaban situados los cañones enemigos. A bordo del aparato se encontraba un reportero cuya voz llegaría a la audiencia del Protectorado de Bohemia y Moravia a través de las ondas de la BBC:

”He visto fogonazos de los cañones.Una, dos, tres, cuatro veces. Doy una señal al piloto. Los ve también. Comprobamos la posición de los cañones con ayuda del mapa y trazamos un círculo rojo de advertencia alrededor del punto del que sale el fuego. El piloto está exultante y dirige bruscamente el avión a la pradera del aeródromo. Veo dos nubarrones de polvo y humo. Flotan varios centenares de metros sobre la fortaleza de Dunkerque. No sé cuántos alemanes han quedado sepultados debajo de los escombros. Deseamos, no obstante, que se mantenga el buen tiempo y haga posible proseguir los ataques aéreos”.

Foto: U.S. National Archives
El sitio de la fortaleza de Dunkerque se prolongó por siete meses. En abril de 1945 ya era evidente que el fin del Tercer Reich era inevitable. Sin embargo, el vicealmirante Frisius, comandante de la guarnición alemana de Dunkerque, no pensaba rendirse.

El 8 de mayo de 1945 cuando en toda Europa cesaron las hostilidades, en los accesos a Dunkerque se oían todavía disparos y morían soldados.

Tan sólo un día después el vicealmirante Frisius compareció al mando de la Brigada Blindada Checoslovaca para firmar la rendición incondicional ante el general checo, Alois Liška.

Los Aliados capturaron en Dunkerque a 12 mil prisioneros alemanes. Se hicieron con su material militar, incluidos tres submarinos.

La Brigada Blindada Checoslovaca perdió en Normandía a 167 soldados, 40 resultaron desaparecidos y 460 heridos.

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