En Latinoamérica, los vecinos se conocen y visitan; acá, no tanto

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Los checos pueden vivir toda la vida en una misma casa, pero muy rara vez conocerán la del vecino, porque no existe esa sana costumbre tan latinoamericana de cultivar amistad y visitar al que vive al lado.

“Buenos días vecino, perdone que lo moleste. ¿Me podría convidar una taza de azúcar?”. Un diálogo así, tan común en países latinoamericanos, es impensable en la República Checa. Y no porque lo diga un latino, son los propios checos quienes reconocen que las relaciones entre vecinos son muy distintas en ambas culturas.

Ivana es checa, pero vivió durante años en Latinoamérica, en Uruguay, Colombia, Cuba y Chile, así que conoce los modos y costumbres de aquí y de allá. Lo que más echa de menos de su vida en esas tierras es la convivencia entre amigos, ya que mientras en esos países todo el mundo se conoce, saluda y visita, acá en República Checa las relaciones son más frías y cuesta mucho que un vecino invite a otro a su hogar.

“En la República Checa muchos vecinos casi no se conocen, no se saludan, viven en una casa durante años y no saben que una señora tal y tal vive al lado. Tampoco se visitan, o muy raras veces. En cambio en Latinoamérica uno sale de compras y la vecina, fulanita, dice ‘oye, ven a tomarte un café’, y el otro vecino dice ‘hola, cómo estás’ y todos se conocen y me parece mucho más agradable y normal que lo que sucede acá en el centro de Europa”, dice.

Ivana añora mucho las visitas a sus vecinos, que en los países de habla hispana siempre la recibían con una sonrisa y el agua a punto de hervir.

“En Latinoamérica las puertas están siempre abiertas, en cambio acá, en el centro de Europa, permanecen cerradas, lamentablemente”, agrega.

Para no olvidar y seguir practicando esa sana costumbre de visitar a sus amigos, Ivana cultiva en Praga amistades latinoamericanas, a las que frecuentemente va a ver a sus domicilios.

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