El régimen comunista convertía en adoquines lápidas judías

Foto: Comunidad judía de Praga

Durante la reconstrucción de la Plaza Venceslao se han descubierto fragmentos de lápidas que fueron utilizados por el régimen comunista como adoquines. Serán entregados a la Comunidad judía de Praga.

Foto: Comunidad judía de Praga

A mediados de abril fue inaugurada la remodelación de la parte inferior de la Plaza Venceslao, uno de los lugares más icónicos de la capital checa y del país. Al levantar el pavimento de la plaza, los restauradores descubrieron entre los adoquines fragmentos de antiguas lápidas judías.

A finales del año pasado, la Comunidad judía de Praga y la Administración Técnica de Comunicaciones (TSK) firmaron un memorando que permite la devolución de estos adoquines que fueron utilizados por el régimen comunista para trabajos de remodelación.

Foto: Comunidad judía de Praga
Según comentó Martin Šmok, consejero de la organización no gubernamental USC Shoah Foundation para la Radio Checa, el régimen comunista utilizó los adoquines de granito para las remodelaciones masivas del centro de Praga que se realizaron en los años 80 del siglo pasado. De acuerdo con Šmok, durante la presencia de los nazis y los primeros decenios del periodo comunista, el estado de los cementerios judíos se deterioró considerablemente. El Estado comunista había encargado a los representantes de la comunidad judía que los conservaran, pero la comunidad era demasiado pequeña. Además, los que habían sobrevivido la guerra no podían educar a una nueva generación ya que sería percibido por el régimen comunista como propagación del sionismo, cuenta Šmok.

“En cuanto a los monumentos judíos, el régimen consideraba que se trataba de anacronismos del sionismo, en otras palabras, que debían desaparecer del espacio público. El plan de acción hacia las comunidades judías era, básicamente, esperar a que muriera la última generación e impedir que se educaran los jóvenes”.

Antes de la guerra, en Chequia había alrededor de 600 cementerios. Tras la guerra, la comunidad no alcanzaba a cuidar de todos. Dada la situación, las comunidades judías tomaron la decisión de vender algunos de los cementerios, explica Šmok.

“La idea fue liquidar los cementerios que más se habían visto dañados por los nazis y después de la guerra. Todas las lápidas de estos cementerios serían vendidas y los fondos recaudados utilizados para salvar al menos un cementerio judío en cada región. La presión de liquidar los cementerios judíos surgía también del hecho de que muchas veces se situaban en medio de las ciudades y sus habitantes exigían que fueran transformados en parques”.

Así pasó, por ejemplo, con el antiguo cementerio judío del barrio praguense de Žižkov, al que serán transportados los adoquines descubiertos. Este cementerio, en el que habían sido enterradas más de 37 000 personas, fue convertido en parque en 1960. Se conservó solo su parte más antigua con las lápidas más valiosas. El cementerio sufrió más daños entre 1985 y 1992 por la construcción de la Torre de Televisión de Žižkov.

De acuerdo con Šmok, los cementerios fueron víctimas asimismo de los negocios, ya que las lápidas estaban fabricadas de granito de alta calidad que se podía vender, no solo en Chequia sino también en el extranjero.

El material utilizado para el adoquinado en la Plaza Venceslao está siendo desarmado manualmente bajo la supervisión de representantes de la Comunidad judía de Praga quienes se encargan de identificar los adoquines de lápidas quebradas entre los escombros. Según confirmó el presidente de la Comunidad judía de Praga, František Bányai, hasta el momento han sido descubiertas unas 50 piedras con texto grabado y aproximadamente 500 adoquines de mármol pulido. Según sostuvo, aún no ha sido posible identificar ninguna de las lápidas ni establecer su origen.

La Comunidad judía de Praga advierte desde hace tiempo sobre la presencia de estos “adoquines” de granito en el pavimento de Praga. Aparte de la Plaza Venceslao se encontrarían asimismo en las calles Na Příkopě y 28. října, ambas adyacentes a la plaza.

Autor: Romana Marksová
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