El principal rival del psiquiatra Alois Alzheimer era de Praga
Al psiquiatra alemán Alois Alzheimer se le conoce en todo el mundo como al primer científico en describir los síntomas de una de las formas más difundidas de la demencia senil, hoy conocida como la Enfermedad de Alzheimer. Pocos saben, no obstante, que su coetáneo, Oskar Fischer, de Praga, también se ocupó del tema y, encima, con más éxito.
Oskar Fischer, de origen judío alemán, nació en 1876 en la ciudad de Slané, Bohemia Central. En 1900 se licenció en psiquiatría y poco después empezó a trabajar en la Clínica alemana de Arnold Pick, en Praga.
Allí es donde comenzó con el estudio de la demencia senil. En 1907 publicó su primer trabajo sobre el tema en el que utilizó por primera vez el término ‘drusige Wucherung’, que se traduce al español como ‘proliferación alveolar’. El neurólogo Pavel Kalvach, del hospital Královské Vinohrady, explica qué significa.
“Son placas de amiloide que se forman en el cerebro. Fischer logró describirlas con todo detalle. Incluso distinguía entre los dos tipos de este material: uno que sólo está presente en el tejido y presiona sobre los filamentos nerviosos y otro que es producto del tejido mismo”, sostiene Kalvach.
Cinco años después, Fischer ya había realizado centenares de autopsias y sabía distinguir entre diferentes tipos de demencia senil.
En el mismo periodo empezó a publicar sus trabajos el psiquiatra alemán Alois Alzheimer. Según Kalvach, Fischer no sólo describió los casos con mucha más precisión, sino que también se le adelantó a Alzheimer en sus observaciones.
“En 1907, Alzheimer publicó el primer caso de una paciente suya, una tal Augusta D., que sufría demencia senil prematura. En el mismo año, Fischer ya había descrito doce de estos casos. En 1910, Alzheimer detectó cuatro casos más. Sin embargo, Fischer ya tenía estudiados y comparados 58 casos de demencia senil”, subraya el neurólogo.
¿Cómo es posible, entonces, que la enfermedad recibiera el nombre de Alois Alzheimer y no de Oskar Fischer? Kalvach insiste en que era una cuestión de prestigio, ya que Alzheimer contaba con el apoyo del famosísimo psiquiatra alemán Emil Kraepelin.
“El profesor Kraepelin tenía una gran clínica en Múnich y era autor de numerosos estudios psiquiátricos, por lo cual ejercía mucha influencia sobre la opinión científica alemana. En uno de sus manuales para psiquiatras recomendó que las observaciones de Alois Alzheimer en su paciente Augusta D. fueran consideradas como un modelo y que el mal detectado en ella fuera denominado como la Enfermedad de Alzheimer”, señala Kalvach.
Oskar Fischer terminó víctima de su origen judío. Poco después de estallar la Segunda Guerra Mundial, fue llevado al campo de concentración de Terezín, donde falleció en 1942.
Mientras que los alemanes lo despreciaban por ser judío, los checos lo odiaban por ser alemán. Quizás por eso, hasta hace poco tiempo, no se ha conocido casi nada sobre este científico en la República Checa.
La información llegó en primavera de este año desde Inglaterra. El profesor Michael Goedert, del laboratorio de biología molecular de Cambridge, se dio el trabajo de buscar y entrevistar a los descendientes de Fischer, así como de reunir sus trabajos, esparcidos por las bibliotecas de toda Europa.
Ni siquiera el gran empeño del profesor Goedert ha podido cambiar la historia. A la demencia senil degenerativa, que sufren en el mundo millones de personas, siempre se le conocerá como el mal de Alzheimer.