El Premio Iberoamericano, un reconocimiento para los checos que aprenden español y portugués

El embajador argentino Roberto Salafia en Praga

Creado hace veintiséis años para difundir las lenguas y cultura iberoamericanas, la organización de este año intenta sobreponerse a la pandemia. El embajador argentino Roberto Salafia explica detalles del concurso, ofrece algunos antecedentes históricos que explican el interés actual de los checos por el español y el portugués y hasta cuenta su propia experiencia con el aprendizaje del idioma checo. 

Ya con todo un recorrido que se inició en 1994, el Premio Iberoamericano vuelve a invitar a los estudiantes checos a escribir un ensayo sobre cualquier tema vinculado al arte, la ciencia o la historia de esas culturas. El mensaje es que un buen manejo del español y el portugués les permite a los checos estar en contacto con veintidós países y comunicarse con alrededor de 750 millones de hablantes nativos de estas lenguas. En esta edición, la secretaría pro tempore está a cargo de Argentina y el embajador Roberto Salafia nos cuenta los detalles de un premio que, de a poco, se fue convirtiendo en un clásico de la vida cultural checa.

“El Premio Iberoamericano es una iniciativa que ya tiene veintiséis años, que une a las embajadas de los países latinoamericanos y los países de la península ibérica en Praga: Argentina, Chile, Brasil, Perú, México, Cuba, España y Portugal”.

El embajador argentino en Chequia invita, entonces, a los universitarios checos a redactar en castellano o portugués un ensayo sobre cualquier tema de interés literario, cultural, histórico, económico, político o sociológico con el único requisito que no tengan esos idiomas como lengua nativa. Salafia afirma que la elección de las obras premiadas es un trabajo en conjunto entre todas las embajadas en colaboración con los institutos Cervantes y Camões. Y, por lo que cuenta, no es una tarea para nada sencilla.

“Y entre todos tenemos una discusión y un análisis muy intenso porque obviamente no todos evaluamos el contenido de los trabajos de la misma forma, entonces entre nosotros tenemos que ponernos de acuerdo para llegar a un consenso sobre cuáles van a ser los trabajos premiados”.

Los premios son tres: el primero consta de mil dólares, el segundo de setecientos y el tercero de quinientos, mientras que la entrega tiene lugar en la Universidad Carolina en una ceremonia en la que suele participar el rector Tomáš Zima y una personalidad destacada del mundo literario. La fecha está estipulada para el dos de junio aunque, por supuesto, desde la organización siguen de muy cerca el devenir de la pandemia.

El embajador argentino Roberto Salafia en Praga,  foto: archivo personal de Roberto Salafia

“Generalmente este premio se entrega en abril pero el año pasado tuvimos que postergarlo hasta septiembre y conseguimos hacerlo en una de esas brechas en las que se permitió este tipo de encuentros. Pudimos hacer una ceremonia muy agradable en la Universidad Carolina y la expectativa era que en junio la situación haya mejorado como para poder hacer una reunión presencial”.

El plazo de entrega es hasta el primero de abril y los trabajos deberán enviarse a [email protected] pero aclara el embajador que, llegado el caso, puede haber alguna extensión debido a las actuales circunstancias. En todo caso, la idea del premio es reconocer el esfuerzo pero también incentivar entre los estudiantes checos el interés en el idioma y las culturas iberoamericanas, algo que, desde hace un tiempo, empieza a verse con mucha claridad.

El embajador argentino señala que a los hablantes de un idioma tan distinto y complejo como el checo, famoso por sus declinaciones y sistema de verbos perfectivos e imperfectivos, tal vez les resulta relativamente más fácil estudiar el español o el portugués.

“La otra cuestión adicional es que en América Latina tenemos la ventaja de que con excepción del portugués que, de cualquier forma, es un idioma cercano nos comunicamos y hablamos el mismo idioma con acentos diferentes, y llegas hasta California hablando en castellano. Aquí en Europa, en países como República Checa, si vas al norte tienes polaco, si vas al oeste tienes alemán, y si vas para el otro lado tienes húngaro. Es decir, que estás expuesto a una gran cantidad de idiomas y eso hace que la posibilidad de aprender idiomas sea mucho más fácil”.

Y si bien entiende que, en los últimos años, ese interés de los checos por el español resulta más notable por la gran cantidad de ferias y eventos que han dado prioridad al mundo hispano, el embajador argentino en Chequia también afirma que el fenómeno, en realidad, tiene larga data y tiene que ver con los vínculos históricos que existen entre España y República Checa.

“Cuando yo llegué a Praga y empecé a ver este interés en el castellano que me sorprendía mucho me explicaron que los contactos entre la antigua Bohemia y España tienen cientos de años, de la época en que los Habsburgo dominaban ambas regiones y los checos viajaban a España y luego a las Américas. Y si bien parece una cuestión muy lejana, hay ciertos canales de comunicación que tienen muchos años pero, por otro lado, es indudable que la cultura latinoamericana se ha ido expandiendo”.

Salafia considera que esa expansión latinoamericana es un poco por mérito propio, pero también por efecto de la notable difusión que lo latinoamericano tuvo en la industria cultural estadounidense, lo cual se puede advertir, en su opinión, en el cine, en la música y hasta en la gastronomía. Una especie de doble acelerador cuya influencia no dejó inmune a República Checa.

En junio se van a cumplir tres años de la llegada a Praga de Roberto Salafia como embajador argentino y, a pesar de la dificultad del idioma checo, sigue perseverando con las clases e incluso nota un progreso considerable.

“Me divierte y siento una satisfacción íntima cuando pongo las noticias y entiendo los titulares o cuando pongo la radio y entiendo de lo que están hablando”.

Y si bien algunas veces puede llegar a desmoralizarse un poco debido a la velocidad con la que suelen hablar los checos, el embajador Roberto Salafia destaca que se trata de un idioma fascinante y asegura que el día que le toque regresar a Buenos Aires va a volver sabiendo un nuevo idioma y nadie le va a quitar su conocimiento de checo.