El origen de los meses del año
¡Hola amigos de la lengua checa! El verano en Chequia, aunque a hurtadillas, ya se va tornando poco a poco otoño. En esta edición de “Hable Checo” les presentaremos el origen de los nombres de los meses del año en checo. Son un poco peculiares, ya que a diferencia de la mayoría de las lenguas eslavas, no son de origen latino.
¡Ivana, ya se nos está acabando el verano–léto–! Cada año sufro con esta transición, eso no es nada para mí–to není nic pro mě–. Yo adoro el calor–teplo¬– y el sol–slunce–.
¿Sí? La verdad que para mí es realmente un alivio–úleva–, siempre espero la frescura del otoño–podzim– con mucho entusiasmo. Me encanta cómo la naturaleza se viste de colores y cómo al caer las hojas forman en el suelo una alfombra multicolor. Y bueno, lo que más adoro es el refugio que me brinda en esta época del año la cafetería de la esquina, donde suelo tomarme mi té–čaj– calentito.Bueno, es verdad que hay cosas bonitas. En otoño, por ejemplo, uno puede tomar parte en el pasatiempo nacional de la recolección de setas–houbaření–; o disfrutar de las vendimias–vinobraní– de septiembre, ya que la viticultura–vinařštví– tiene en el país una larga tradición.
Pero bueno, el frío es el frío –zima–, que en checo también significa invierno.
Sí, Eliška, pero no te olvides de que aún podrás disfrutar de un poco de calor, ya que a finales de septiembre nos espera aún el veranillo, en checo –babí léto–.
Tienes razón–máš pravdu–. Oye, Ivana, te has preguntado alguna vez qué origen tienen los nombres de los meses–měsíce– del año? Difieren de la mayoría de las lenguas eslavas, germánicas y romances, incluso los eslovacos utilizan la variante latina. Como si no bastara con que el checo ya en sí es complicado. Por ejemplo septiembre–září–. ¿Eso viene de que el sol resplandece–slunce září–, ¿no?Eso es lo que muchos piensan, pero en realidad no. Viene de la palabra –říje– celo, de la época del apareamiento del venado. Y comparte la misma raíz con el mes de octubre–říjen–.
Ajá, ¡interesante! Bueno y el mes de noviembre–listopad–, eso está claro, se debe a que las hojas caen de los árboles–listí padá ze stromů–. ¿Pero y diciembre–prosinec–?
Esta palabra deriva de –proso– mijo. En los viejos tiempos, cuando aún no se habían difundido las patatas, se solía comer el puré de mijo. Las interpretaciones de que el nombre proviene del verbo rogar–prosit–, refiriéndose a los niños que piden en sus cartas al Niño Jesús que les traiga muchos regalos navideños, no parecen muy certeras.Y bueno, enero –leden– hace obviamente referencia a –led– hielo, ya que se trata de uno de los meses más fríos. Al contrario en febrero–únor– el hielo ya empieza a derretirse y entonces se sumerge–noří se–.
Exacto, Eliška, y marzo–březen– no viene de estar preñada–být březí–, como muchos pensarían, sino de que el abedul–bříza– echa en ese mes brotes, al igual que en abril–duben– el roble–dub–. Y bueno, en mayo–květen– todo florece–vše kvete–. Aunque es verdad que anteriormente este mes se llamaba según la variante latina –máj–. Durante el Resurgimiento Nacional, cuando la lengua checa estaba casi ya reemplazada por el alemán, muchos lingüistas buscaron palabras de origen eslavo para renombrarlas.
Sí, es verdad. Y entonces junio–červen– y julio–červenec–? Parece provenir de –červený– rojo, ¿quizás porque en esos meses maduran frutas como las fresas–jahody–, las frambuesas–maliny–, etc.?
Los etimólogos no saben bien su origen. Lo más probable es que provengan de –červec– cochinilla, un insecto del que se produce el color rojo.Y bueno para cerrar el ciclo del año nos queda el mes de agosto, que viene de –srp– la hoz, instrumento con el que se solía recoger la cosecha de cereales. Ay, mi querido agosto, ¡apenas se fue, ya lo estoy echando de menos!
Querido oyentes, ahora ya conocen el origen eslavo de los nombres de los meses en checo, y cómo reflejan los ciclos de la naturaleza a lo largo del año. ¡Hasta la próxima, amigos!