El Gobierno no cederá a presiones de la industria automotriz
El Gobierno checo no cederá a las presiones de las empresas automovilísticas que amenazan con trasladar la fabricación de vehículos a países asiáticos.
Los fabricantes de automóviles afirman que, de aprobar los países comunitarios la propuesta de Bruselas, el precio de cada automóvil nuevo se encarecería en unos 2 mil 500 euros. Según Martin Jahn, gerente de la empresa automovilística Skoda Auto, el aumento del precio limitaría la capacidad competitiva de los automóviles de mayor tamaño en el mercado internacional. Jahn agregó que se estudiará la posibilidad de trasladar la producción de automóviles a los países asiáticos.
El ministro checo del Medio Ambiente, Martin Bursík, rechaza los argumentos de los representantes de la industria automotriz.
"No pienso ceder en absoluto a semejantes presiones. La semana pasada hemos hablado sobre el tema con el comisario europeo del Medio Ambiente, Stavros Dimas, y apoyo plenamente sus esfuerzos por reducir las emisiones dañinas de dióxido de carbono. La protección del entorno es una cuestión de principio y no podemos dar marcha atrás", dijo Bursík.La propuesta de Bruselas implica que de aquí al año 2012, los coches que sean puestos a la venta emitirán como máximo 130 gramos de dióxido de carbono por kilómetro, mientras que actualmente las emisiones alcanzan unos 161 gramos. El comisario Stavros Disman insiste en que es posible alcanzar ese objetivo. Propone aprovechar en mayor medida los biocombustibles y mejorar la calidad de los neumáticos y la tecnología del aire acondicionado en los vehículos.