El fratricidio más conocido de la historia checa
El pacífico gobierno del príncipe Venceslao representó una piedra en el zapato de su hermano Boleslao, que optó por el remedio más bárbaro para establecer cambios políticos en el condado de Bohemia. El fatal destino del santo patrón de la República Checa será el tema del presente programa especial transmitido con motivo del Día del Estado Checo, que conmemora su muerte.
El príncipe Venceslao tomó las riendas del condado de Bohemia probablemente alrededor del año 921. Según las leyendas, fue un soberano culto y educado que apostó por la difusión de la fe cristiana en tierras paganas. Su estrategia no era bien recibida por algunos de sus familiares, explicó a la Radio Checa el historiador Jan Royt.
“Venceslao nació en una época de un importante cambio histórico, cuando el cristianismo estaba echando raíces en nuestro país. Algunos familiares suyos habían aceptado el cristianismo, pero otros permanecían siendo paganos”.
Pretendiendo conservar la soberanía de las Tierras Checas, Venceslao se empeñó en estrechar las relaciones con la vecina Sajonia, lo que implicaba una cristianización más profunda. Varios linajes poderosos de Bohemia se opusieron a esta estrategia, ya que el cristianismo afectaba a las arraigadas costumbres tribales y paganas, e incrementaba el poder del soberano como representante de Cristo en detrimento de los caudillos locales.
El condado de Venceslao, además, se enfrentaba a considerables amenazas de los alemanes, quienes pretendían someter a sus vecinos, por lo que provocaron una serie de batallas, prosigue Royt.
“Los checos pertenecían desde el punto de vista eclesiástico a la región de Baviera, situada ahora en territorio alemán, y tenían afinidades con esta zona. Hasta que el duque Enrique de Sajonia invadió el condado de Bohemia”.
Siguiendo los principios de su política pacífica, Venceslao decidió dar un paso atrás y redimir la libertad de su condado pagando al duque de Sajonia una elevada cantidad de dinero. Este compromiso incendió el primer conflicto entre ambos hermanos premislitas.
La disputa escaló cuando Boleslao invitó a Venceslao a su fortaleza con motivo de la festividad de los santos Cosme y Damián. Al día siguiente, el 28 de septiembre de 935, Venceslao fue a la misa matutina. De regreso, se encontró con Boleslao y sus tres lugartenientes. Venceslao agradeció a su hermano la hospitalidad diciéndole: "Ayer serviste bien, Dios te lo pague", y Boleslao respondió: "¡Te serviré hoy!". De repente, Boleslao golpeó a su hermano en la cabeza con su espada. Según la leyenda, Boleslao involucró también al sacerdote en la conspiración con el fin de mantener cerrada la puerta de la iglesia e impedir que Venceslao escapara.
¿Intención o accidente?
La auténtica causa del fratricidio se investigó durante siglos. De acuerdo con el historiador Josef Žemlička, era principalmente de carácter político.
“Los historiadores discuten hasta nuestros días sobre los verdaderos motivos del asesinato. Algunos creen que eran religiosos, otros, políticos, y hay quienes opinan que eran de carácter personal. Según mi opinión, el principal punto de discordia entre los dos hermanos fue la visión de cada uno de ellos sobre la forma de administración estatal. Mientras que Venceslao respetaba la división del territorio checo en diferentes principados, Boleslao quería concentrar el poder en manos de una sola persona, el soberano”.
Por su parte, el historiador Dušan Třeštík investigó varias fuentes y presentó la teoría de que Boleslav no planeaba asesinar a su hermano. No obstante, sus compañeros quedaron confundidos por la espada en la mano de Venceslao y solamente defendían a su señor. Como prueba de ello, el historiador señaló que Boleslao trasladó los restos de su hermano al Castillo de Praga.
El primer santo checo
Poco después de su muerte, el culto a San Venceslao empezó a extenderse por Tierras Checas. Venceslao fue santificado a finales del siglo X como el primer santo de origen checo. Su culto también está vinculado con numerosas leyendas. Una de las más conocidas habla de un ejército mítico encabezado por San Venceslao que se esconde dentro del monte Blaník, situado en cercanías de Praga. La leyenda sostiene que el día que las Tierras Checas se encuentren en una situación realmente trágica, el roble seco en la cima del monte reverdecerá, las aguas en el riachuelo del lugar se desbordarán y desde los interiores del monte saldrán los caballeros de Blaník para ayudar a la nación.
Con el nombre de San Venceslao están vinculados también numerosos monumentos y lugares a lo largo del país. Su presencia en Praga no se puede pasar por alto. Uno de los lugares más conocidos es la extensa Plaza Venceslao, ubicada en el corazón de Praga. En su extremo superior se encuentra una estatua ecuestre de San Venceslao. En los momentos críticos o decisivos de la historia nacional, pero también durnate festejos, la gente se reúne junto a la estatua, señala el historiador Jaroslav Šebek.
“Las personas buscan el amparo del príncipe Venceslao, el santo patrono de la nación. En 1918 fue proclamada en ese lugar la República Checoslovaca independiente y las masas populares se reunieron en la plaza también durante la Revolución de Terciopelo en el año 1989”.
Al primer santo checo fue consagrada asimismo una hermosa capilla en la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga, que guarda los restos mortales del príncipe Venceslao.
La Romería Nacional en Stará Boleslav
Con motivo del Día de San Venceslao, se celebra anualmente la Romería Nacional en el municipio de Stará Boleslav, donde tuvo lugar el asesinato del patrono checo. El programa se desarrolla especialmente en las iglesias de San Venceslao y San Clemente, que incluye la Santa Misa y una oración por la nación. El festival culmina con la exhibición del cráneo de San Venceslao en la Cripta de San Cosme y Damián de la Basílica de San Venceslao. Los asistentes pueden visitar también un mercado artesanal, un campo de batalla medieval y los niños se pueden divertir en talleres creativos.
