Las joyas de coronación son el mayor tesoro del Estado checo pero nunca le pertenecerán
Las joyas de coronación checas comprenden la corona de San Venceslao, el cetro real y el orbe real, y son el mayor tesoro del país. Estos días se podrán contemplar en la Catedral de San Vito en Praga.
A partir del 17 de enero se podrán volver a ver las joyas de coronación checas. Durante cinco días se expondrán en la nave transversal de la Catedral de San Vito, donde se expusieron por última vez en 1955. El público puede observar las joyas únicamente en momentos excepcionales. En este caso su exhibición se debe al 30 aniversario del surgimiento de la República Checa.
El tesoro más importante de Chequia está guardado en la llamada Cámara de Coronación, situada en la propia Catedral, y miembros del ejército lo vigilan 24 horas al día tanto desde el interior de la Catedral como desde el patio del Castillo. Otro elemento de seguridad adicional son las personas que vigilan las llaves de la Cámara de Coronación, según explicó a la Radio Checa Vladimír Kelnar, canciller del Capítulo Metropolitano de San Vito.
“Está sobre la Puerta Dorada, una de las entradas de la Catedral de San Vito. Desde el exterior se pueden ver dos ventanitas que dan a esta Cámara. Probablemente no hay otro lugar que tenga siete llaveros, esto es, personas encargadas de la custodia de las llaves, y que están obligados a reunirse para abrir una puerta. Ni en el caso de una central nuclear es tan complicado como en el caso de la Cámara de Coronación”.
Los siete llaveros son el presidente de la República, el primer ministro, los jefes de ambas cámaras del Parlamento, el alcalde mayor de Praga, el arzobispo de Praga y el decano del Capítulo Metropolitano. Todos estos tendrán que reunirse este 16 de enero para abrir la Cámara de Coronación.
La corona de San Venceslao es una de las cuatro coronas más antiguas de Europa que se han conservado hasta nuestros días. La hizo fabricar el emperador Carlos IV en el siglo XIV y se la dedicó al patrón de las Tierras Checas, a San Venceslao. Según el deseo del rey y de acuerdo con la bula del papa Clemente VI, la corona nunca fue propiedad del rey ni del Estado, continúa Kelnar.
“El gobernador la puede tomar prestada para la coronación o con motivo de grandes fiestas reales bajo la condición de devolverla a su sitio antes del anochecer. Si no lo hace, será excomulgado. Se puede decir que la bula está en vigor hasta la actualidad. Cuando las joyas fueron expuestas por última vez hace cinco años, un fragmento de la bula se leyó públicamente en la Capilla de San Venceslao”.
De acuerdo con la leyenda, el que se coloque la corona en la cabeza sin ser el rey legítimo, morirá en el transcurso de un año. Según se dice, eso fue lo que hizo el cabecilla nazi Reinhard Heydrich, que murió después a causa del atentado perpetrado por la resistencia checa el 27 de mayo de 1942.
Otro misterio que gira en torno la corona es si tiene o no una espina de la corona de espinas de Cristo. La reliquia debería estar en la cruz de oro y zafiro de la parte superior de la corona. Petr Kroupa, director del Departamento de la Gestión de Monumentos de la Oficina del Presidente dio para la Radio Checa su propia opinión al respecto.
“Todo el pie de la cruz es como una caja, es hueco. Es el sitio en el que se depositó la espina originalmente y yo supongo que ahí sigue”.
En el zafiro está grabada la crucifixión de Cristo. La cruz dorada está rodeada por la inscripción latina “Aquí se encuentra la corona de Nuestro Señor”. Su punto de vista en este asunto lo ofreció también el joyero Jiří Belda, una persona bastante familiarizada con las joyas de coronación, ya que la familia Belda cuidó del tesoro checo durante más de 50 años.
“Eso lo mandó escribir Carlos IV quien, probablemente, tenía la espina y la hizo colocar dentro. Todo el rato se está investigando si la espina está ahí o no. ¿Pero por qué no estaría ahí? No sé por qué a la gente le preocupa tanto. Si lo pone por escrito, eso es que está ahí”.
La corona de San Venceslao está compuesta por un cerco dividido en cuatro partes. Del centro de cada parte sale hacia arriba una gran azucena. Además del zafiro de la cruz, por todas las partes de la corona hay piedras preciosas. El cerco está conectado con la parte superior por dos diademas estrechas que provienen de un cinturón real que los expertos sostienen que era un cinturón femenino que perteneció a Blanca Margarita de Valois, primera esposa de Carlos IV. La superficie dorada de debajo de las piedras es plana y es justamente la sencillez de su diseño lo que supone a los joyeros mucho trabajo al revisar el estado de la corona cada vez que se expone, cuenta Jiří Belda.
“El trabajo más complicado se debe a las cosas más sencillas. Es el caso de la corona de San Venceslao con sus cuatro azucenas. Es una superficie enorme que hay que esmerilar y pulir perfectamente. Cuanto más complicada es la joya, por ejemplo si tiene millones de florecitas, mejor se esconden las imperfecciones. Pero si es liso, ahí todo tiene que ser raso”.
La artesanía joyera se conserva en la familia Belda durante varias generaciones. El abuelo de Jiří, Ladislav Belda, fundó su primera joyería en 1915 en Nueva York, siete años más tarde trasladó el negocio a la ciudad checa de Turnov donde reside hasta la actualidad Jiří con su hija Viktorie. La historia de la familia con las joyas de coronación data del año 1965, cuando el padre de Jiří recibió el encargo de fabricar una copia de la corona de San Venceslao para la exposición mundial de Montreal. Recuerda Jiří Belda que cuando le acompañaba a su padre en el trabajo y vio por primera vez la corona, lo que más le llamó la atención fueron las piedras preciosas.
“El lugar en el que se encuentra cada piedra sobresale bastante de la superficie principal de la azucena. Tiene un efecto fantástico desde el punto de vista del espacio. Por supuesto, cuando uno mira las coronas preciosas de los reyes británicos, brillan y son hermosas, pero es más bien joyería. Esto es arte”.
La familia Belda hizo tres copias de la corona. Hoy en día, Jiří Belda opina que el gobierno o el presidente checo deberían hacer una ley por la que se prohibiera hacer más réplicas del mayor tesoro nacional.