El estado psiquicológico de los damnificados por el tornado empeorará, especialmente en los niños
Las secuelas en quienes de repente se quedaron sin casa por el paso del tornado por el sur de Moravia hace dos semanas pueden ser permanentes. Entre los más afectados se encuentran los niños. Es necesario abordar los traumas cuanto antes, advierten los psicólogos.
Han pasado casi dos semanas desde que un tornado de una fuerza EF4, algo inusitado para Chequia, arrasara cuatro localidades alineadas cerca de las fronteras eslovaca y austriaca. La ayuda no ha parado de llegar, para empezar, por parte del Estado, que envió a miles de bomberos de muchas regiones a ayudar con la limpieza de escombros, árboles y demás, y se volvieron a habilitar todas las vías de comunicación. Los voluntarios no han dejado de acudir al lugar y hablan de una organización perfecta, con autobuses que los llevan desde los aparcamientos habilitados a los sitios donde son necesarios. Tampoco la ayuda material tardó en aparecer, hasta el punto de que rápidamente se pidió no enviar nada más que no fueran materiales de construcción.
Ante esta estampa de solidaridad, con lo reconfortante que resulta ver en los medios de comunicación a una nación volcada en arropar a los afectados, se corre el riesgo de olvidarse de lo realmente dura que es la situación para quienes sufrieron la desgracia. Además, la sufrirán por mucho tiempo, explicó a la Radio Checa el coordinador de la ayuda para Moravia del Sur de la organización Hombre en Emergencia, Václav Kučera.
“Hay un gran cansancio entre la gente, es mucho esfuerzo, estrés, conmoción, no hay suficiente material de construcción, que está subiendo de precio. Por otro lado, la gente está construyendo y reparando y quienes llegan después no reconocen el lugar. Hay tejados nuevos, cobertizos… El trauma que están soportando estas personas es de los más duros”.
El infierno para quienes se quedaron sin casa, o sin una parte de ella, o sin su fuente de ingresos, puede no haber hecho sino comenzar. Este viernes concluirá el estado de crisis y se marcharán bomberos y policías. En los próximos tiempos, la ayuda masiva irá disminuyendo y los damnificados empezarán a sentirse solos, previene Kučera. Las secuelas psicológicas aún están por aparecer.
“La experiencia de las inundaciones dice que el estado mental va a empeorar en muchas personas. En algunos mejora porque ven que su casa está seca, que han vuelto a cubrir el techo y pueden volver a vivir en ella. Pero lo que cabe esperar es que el estado mental de la gente vaya a peor por lo general”.
Mención especial merece el caso de los niños para Václav Kučera.
“Los psicólogos nos dijeron que puede ser como en la guerra, que el trauma puede durar medio año, pero si no se trata, puede tener consecuencias permanentes. Quienes están muy mal son los niños. No hemos podido verlos a todos, pero con los que hemos podido hablar tenían síntomas de traumas graves. Y quiero añadir algo: lo peor es cuando mandan a los niños a algún campamento separados de la familia. Los niños necesitan asimilar el estrés sufrido en el entorno seguro de la familia, como puede ser la abuela, por ejemplo. La familia es importante, no deberían ir a un campamento donde estarán una semana o dos solos sin sus padres y donde se puede desarrollar un trauma por estrés postraumático”.
Organizaciones como la ONG Hombre en Emergencia, además de intentar coordinar la llegada de materiales de construcción, que es una de las grandes cuestiones para que estas localidades vuelvan a su vida normal cuanto antes, también están pensando ya en la ayuda psicológica que inevitablemente necesitarán los habitantes. Según explica Kučera, su organización ya ha llegado a un acuerdo con los alcaldes para cerrar en breve cómo funcionará esta ayuda, a la que dirigirán buena parte de los donativos recibidos desde el fatídico 24 de junio.