El espionaje patriótico con mensajes secretos en corsés y suelas dobles de zapatos
Esta vez les proponemos trasladarse imaginariamente a la era romántica del espionaje cuando éste se hacía por motivos patrióticos y no por dinero, cuando se ocultaban mensajes secretos entre suelas dobles de zapatos o en maletas de doble fondo, se escondían en corsés o en cuellos de gabardinas, o se escribían con tinta invisible. De todos estos métodos echaron mano los patriotas checos en su lucha contra la monarquía de los Habsburgo.
Los patriotas checos recogían información militar, económica y política para la Entente, integrada por Francia, Rusia y Gran Bretaña. Querían contribuir de esta manera a su victoria sobre las Potencias Centrales Alemania y Austria- Hungría.
Esperaban que tras la derrota del imperio austro-húngaro del que formaban parte desde 1526, pudieran obtener la independencia nacional.
El primero en darse cuenta de la importancia de la información de inteligencia en la conflagración mundial fue el profesor Tomáš Garrigue Masaryk. Un periodista ha llegado a llamarlo “el primer espía checo”.
En el verano de 1914 el profesor Masaryk se entrevistaba a menudo con el checoamericano Emanuel Voska, de 39 años, que había llegado a Praga con su hija Villa.
Hacía más de veinte años, el entonces militante socialdemócrata Voska había huido a Estados Unidos para evitar su inminente arresto. Regresó como periodista y rico empresario neoyorquino, titular de un pasaporte estadounidense.
Una noche de agosto de 1914, Masaryk y Voska discutían sobre la guerra que había estallado tres semanas antes.
El profesor Masaryk, de 64 años, manifestó por primera vez que se implicaría en la lucha contra la monarquía de los Habsburgo. Pidió a Voska que reclutara entre los checoamericanos a correos que se encargasen del intercambio de mensajes entre Bohemia y el extranjero.
El político checo avanzó también la idea de que los paisanos checoamericanos podrían asimismo ayudar a la Entente en suelo estadounidense, vigilando las actividades de los diplomáticos austro-húngaros y alemanes.Masaryk pidió a Voska que regresase a Estados Unidos vía Londres y entregara allí a sus amigos un informe detallado sobre la situación financiera y militar del imperio austro-húngaro que contenía cifras precisas y valiosas.
En su viaje a la capital británica el checoamericano debería cruzar el territorio alemán, donde los registros a los extranjeros eran muy severos. ¿Qué hacer para no ser pillado llevando una información secreta sobre el potencial económico y los arsenales de Austria-Hungría?
Voska optó por memorizar una parte del informe secreto y pasar el resto a tiras de papel fino que un zapatero de confianza escondería entre las suelas dobles de sus nuevos zapatos.
En vísperas del viaje de regreso de Emanuel Voska, previsto para el 28 de agosto de 1914, volvió a contactarle el profesor Masaryk para entregarle la información más reciente para sus amigos en Londres y para la Embajada rusa en la capital británica. Voska la apuntó en papelitos que su hija Villa cosió en su corsé.
Padre e hija subieron al tren en Praga junto con una treintena de checoamericanos. Así se lo aconsejaron los funcionarios del consulado de Estados Unidos.
Cuando se iban acercando a la frontera con Alemania, los viajeros checoamericanos se sentían cada vez más angustiados. Temían a los alemanes porque corría el rumor de que practicaban degradantes cacheos y que los viajeros eran obligados a quitarse la ropa.
Afortunadamente, cruzaron el puesto fronterizo alemán sin ningún incidente y también el resto del viaje a la capital británica transcurrió con normalidad.
La primera cosa que Voska hizo en su hotel de Londres fue sacar de los zapatos las tiras de papel con el mensaje secreto de Tomáš Garrigue Masaryk.
Seguidamente contactó a Wickham Steed, jefe de la sección internacional del diario The Times. El periodista había trabajado como corresponsal en Roma y en Viena. En la metrópoli del imperio austro-húngaro había conocido al profesor Masaryk.
El inglés prometió que transmitiría inmediatamente al Embajador ruso el mensaje de Masaryk. Era importante porque el político avisaba que los soldados checos buscarían la primera oportunidad para desertar del ejército austro-húngaro y entregarse a los rusos.
El mensaje detallaba que al cruzar el frente, los checos agitarían pañuelos blancos y entonarían la canción “Arriba, eslavos”.
El periodista inglés dijo a Voska que el informe del profesor Masaryk sobre el potencial económico y militar de Austria-Hungría lo entregaría al ministro de Guerra, lord Kitchener, al día siguiente, después de su regreso del frente francés.
Emanuel Voska se dio cuenta de que necesitaría una persona que transmitiera al profesor Masaryk la respuesta de los rusos y de lord Kitchener y que sería imprescindible montar un canal de intercambio entre Londres y Praga. En el viaje de regreso el correo llevaría la información de inteligencia, importante para la Entente.
Con ayuda de paisanos checos encontró al correo idóneo. En el hotel le entregó el dinero para los gastos del viaje.
Unos momentos después, el checoamericano fue abordado por tres agentes de Scotland Yard. Lo acusaron de haber entregado dinero a un ciudadano del Estado enemigo.
Los checos eran ciudadanos del imperio austro-húngaro, pero durante la Primera Guerra Mundial empezaron a trabajar para su derrota y desmantelamiento. Voska tuvo que explicárselo a los agentes británicos, añadiendo que los patriotas checos estaban organizando una red que recogería información de inteligencia para la Entente.
Los hombres de Scotland Yard contactaron al periodista Wickham Steed que confirmó las palabras de Emanuel Voska.
El conducto de intercambio de información entre Londres y la capital checa pudo empezar a funcionar.
Desde Londres informaron a Masaryk a través de ese canal que el Reino Unido había solicitado a San Petersburgo que el ejército ruso ayudase a cruzar el frente a los soldados con pañuelos blancos.
Los británicos prometieron además al político checo que emprenderían gestiones para que se formara de esos soldados un ejército de voluntarios que combatiría contra las Potencias Centrales.
Al mismo tiempo pronosticaban que la conflagración duraría tres o cuatro años. La información fue de suma importancia para Masaryk porque así podía planear mejor su acción contra la monarquía de los Habsburgo.
La primera formación política en organizar un servicio de espionaje para la Entente fue el Partido de los Jóvenes Checos. Su secretario, František Sís, tenía un hermano que se desempeñaba como corresponsal del periódico Národní Listy en Sofía. El periodista se encontró en la capital búlgara con el agregado militar ruso.
Éste dio a entender a su interlocutor checo que al Estado Mayor ruso le interesarían informaciones sobre las tropas austro-húngaras, sus armamentos y municiones, situación en la industria bélica, transporte por ferrocarril, abastecimiento de carbón y alimentos...
El hermano del periodista, František Sís, empezó a recoger dichos datos con ayuda de una amplísima red de informadores, reclutados entre las personalidades que ocupaban importantes puestos en la dirección de la policía, administración de los ferrocarriles estatales, Ministerio de Guerra, fábricas Škoda y otras industrias que producían armas y municiones.
La red tenía sus “topos” incluso en la corte de Viena. De las hazañas de sus integrantes les hablaremos en la próxima edición del espacio Legados del pasado- testimonios del presente.