El Banco Nacional deja libre y sin correa a la corona checa
El valor de la corona checa ya puede fluctuar libremente en el mercado de divisas. Este jueves terminó la intervención del Banco Nacional Checo para mantenerla artificialmente devaluada a 27 unidades por euro. Se espera que en los próximos días se den cambios bruscos en la cotización.
El valor de la corona antes de la intervención rondaba las 25,5 unidades por euro. La cuestión es ahora cuánto se va a revaluar y cómo va a fluctuar en los próximos días. De acuerdo con el gobernador del Banco Nacional, Jiří Rusnok, en esta primera fase la entidad se abstendrá de intervenir en el mercado de divisas.
“Vamos a dejar que la cotización llegue libremente a su valor real. Nos da igual si este será de 24 o de 30 coronas por euro. Los primeros días nos da lo mismo. Unos días, una o dos semanas, no juegan en la economía ni en el mundo empresarial ningún papel importante”.
La política devaluatoria del Banco Nacional comenzó en noviembre de 2013, y se explicó por dos razones: por un lado la necesidad de apoyar las exportaciones checas en un momento en el que la economía estaba en letargo. Esto sucedería gracias a una corona checa más barata, que abarataba a su vez todos los productos checos. Por otro lado la inflación era entonces tan baja que se temía una situación de deflación, es decir, el catastrófico escenario de que todos los precios bajaran.Ambos argumentos dejaron de tener valor recientemente. La economía checa lleva creciendo dos años consecutivos, en 2016 el PIB subió un 2,4%, y de hecho el desempleo, con un 5,1%, se halla en un mínimo histórico. El punto final lo dieron los últimos datos de la inflación, que desde enero se halla por encima del 2%.
Más poder adquisitivo para los turistas checos
Aunque los exportadores checos apoyaron siempre la intervención, no ven ahora ningún problema en que la corona se encarezca de nuevo, asegura Karel Havlíček, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas y Autónomos de la República Checa.
“Puede suceder una ligera ralentización en algunas actividades exportadoras, pero no será ningún acontecimiento fatal ni de importancia. Nuestras empresas son lo suficientemente competitivas. Teníamos y tenemos éxito en las exportaciones porque tenemos gente capaz, buenos productos y sabemos orientarnos en el extranjero. Quizás haya algunas pequeñas pérdidas, pero todo esto se confirmará en el futuro”.Los principales beneficiados serán los importadores, que podrán adquirir productos extranjeros de forma más barata, y los ciudadanos de a pie que hagan compras fuera del país, sobre todo los que viajen en calidad de turistas, confirmó Jan Papež, vicepresidente de la Asociación de Agencias de Viaje.
“La gente que se organiza el viaja sola, y que lo van a pagar ahora tras el cambio de cotización, va a ahorrarse dinero. De la misma forma que los clientes de las agencias de viaje van a ahorrar dinero en sus gastos en el lugar de destino: todos los que no tengan all-inclusive, que van al restaurante a comer o se compran otros servicios allí mismo”.
La mayor parte de los economistas vaticina para los próximos días fluctuaciones imprevisibles de la cotización de la corona checa. Nadie sabe a ciencia cierta su valor real y, además de las compras y ventas de particulares en el mercado de divisas, hay que tener en cuenta los movimientos que haga el mismo Banco Nacional, advierte el inversor y economista Rostislav Plíva.“Para la futura evolución de la corona lo más importante será ver cuándo el Banco Nacional comienza a deshacerse de sus enormes reservas de divisas en euros. Dependerá de lo fuerte que con sus compras de coronas presione a su aumento de valor. Los inversores seguramente van a esperar a ver qué pasa. Si el reforzamiento de la corona es en su opinión demasiado lento, pueden empezar a vender incluso ellos, lo que presionaría la corona a la baja”.
Precisamente el mecanismo mediante el cual intervenía el Banco Nacional para mantener barata la moneda era la venta masiva de coronas checas cada vez que el precio amenazaba con cruzar el límite de las 27 unidades por euro. Esto llevó a la compra de divisas por valor de 75.000 millones de euros.