El Ayuntamiento de Praga limita los excesos de la iglesia ortodoxa de Olšany
La iglesia ortodoxa del cementerio de Olšany solo podrá realizar ceremonias religiosas, según un nuevo acuerdo alcanzado con el Ayuntamiento de Praga. Sus actividades impropias de un camposanto y los lazos con el Kremlin y la policía secreta comunista checoslovaca de varios de sus responsables terminaron de cansar a las autoridades, que rompieron el acuerdo de uso del templo el pasado mes de diciembre.
La Iglesia ortodoxa es la segunda con mayor número de adeptos en la República Checa después de la católica. Con la llegada masiva de refugiados ucranianos, es de esperar que esta comunidad crezca más aún. Pero no es probable que esto aumente el número de creyentes que acudan a la iglesia del cementerio de Olšany de Praga, seguidora de la Iglesia ortodoxa rusa, fuertemente nacionalista, y cuyo patriarca Cirilo es uno de los grandes apoyos de Putin, también para la invasión de Ucrania.
Pero los vínculos con Moscú de los responsables de esta iglesia van más allá de lo espiritual. Según pudo averiguar la Televisión Checa, su representante en las largas negociaciones con las autoridades de la capital fue el secretario del arzobispado de Praga, Igor Střelec, que presume de contactos entre la esfera política y empresarial rusa. En una imagen de 2019 aparece con el diputado de la Duma Jizri Abakárov, incluido en la lista de personalidades sancionadas por la Unión Europea. Aunque la relación con Rusia de Střelec se remonta a mucho más tiempo atrás. Estudió en la capital de la Unión Soviética entre los años 1981 y 1986, y en 1987 entró a formar parte de la policía secreta comunista checoslovaca (StB). Su exmujer Tatiana Střelcová lo confirmó a la Televisión Checa.
“Era un agente secreto. Con formación, y yo diría que con experiencia. Tiene muchos contactos”.
A la cabeza de la Iglesia ortodoxa en Praga está el arzobispo Michal Dandár, cuyo historial guarda muchas similitudes con Střelec, como explica el redactor jefe de la página web de investigación HlídacíPes, Robert Břešťan.
“Estudió en Moscú, está en los registros de la policía secreta comunista y ahora está al frente de la iglesia ortodoxa, creo que en contra de lo que gran parte de los creyentes normales desearían”.
Preguntados por la Televisión Checa, tanto Střelec como otros representantes de la iglesia del cementerio de Olšany evitaron cualquier tipo de rechazo a la invasión de Ucrania o las políticas de Putin.
Sin embargo, el conflicto con las autoridades por el uso que se da a ese templo viene de mucho antes de la agresión rusa a Ucrania. En diciembre de 2021 el Ayuntamiento revocó el acuerdo por el que cedía el templo, un bello monumento cultural en el que está enterrado incluso Karel Kramář, uno de los padres de la Primera República de Checoslovaquia. Las personas que acudían a visitar a sus difuntos presenciaban particulares escenas, expuso Martin Červený, director de la Administración de Cementerios de Praga.
“Aquí se organizaban cosas que a los visitantes del cementerio no les gustaba ver. Era típico, por ejemplo, que se bendijeran automóviles. La cripta era usada de almacén, entre otras cosas. También se celebraron en ella varios banquetes”.
A pesar de intentar luchar en los tribunales, el personal de la iglesia tuvo que abandonar el templo en diciembre. Desde el pasado 1 de abril, según el nuevo pacto, que tiene una validez de un año, pueden utilizar el monumento exclusivamente para ceremonias religiosas que se realizan los viernes.