El 40% de los checos todavía cree que las víctimas de una violación son “parcialmente responsables”
Ante un caso de violación, el 40% de los checos todavía culpa "parcialmente" a la víctima, según un estudio reciente.
Vestir de forma provocativa, coquetear, haber consumido alcohol o no decir “no” de forma clara. Alrededor del 40% de la población checa todavía considera que, bajo estas circunstancias, la víctima de una violación es “parcialmente” responsable del ataque. Así lo revela un nuevo estudio realizado por la sección checa de Amnistía Internacional.
El estudio forma parte de la campaña “Hace falta consentimiento” (“Chce to souhlas”) con la que la organización pretende proteger mejor a las víctimas de una violación, acabar con los mitos que la rodean y luchar por una nueva definición a nivel legislativo. En entrevista para Radio Praga Internacional la coordinadora de la campaña, Irena Hůlová, habló así sobre los resultados del estudio.
“Nuestra encuesta muestra que la gente sigue pensando que, en algunos casos, las víctimas de violación son corresponsables de lo que les ha ocurrido. Piensan que cuando la víctima coquetea con el agresor, se emborracha o vuelve sola a casa, se convierte en corresponsable del acto de violación. Evidentemente, eso no es cierto, y siempre decimos que la víctima nunca es responsable de lo que le ha ocurrido. Sólo lo es el agresor”.
Y aunque un 40% sigue siendo una cifra elevada, el estudio de Amnistía Internacional muestra una mejora considerable en las actitudes de los checos frente a la violación con respecto a años anteriores. Encuestas realizadas en 2015 y 2018 apuntaban a una cifra cercana al 60% de la población, lo que para Hůlová demuestra la efectividad de las diferentes campañas de concienciación que se han puesto en marcha en los últimos años.
“En 2015, era el 63% el que creía en el mito de que las víctimas son a veces responsables. En 2018 era el 58% y este año, cuando realizamos la encuesta, era poco más del 40%. Esto demuestra que nuestra campaña y las campañas de otras organizaciones y el hecho de que el público esté hablando más sobre la violencia sexual está funcionando y que la gente es más consciente del problema ahora.”
Otra de las preguntas de la encuesta, relativa a la identidad del violador, muestra que la mayor parte de los encuestados (37%) cree que el autor más común de una violación es un desconocido o extraño. El dato supone un descenso significativo con respecto 2015 (55%) y 2018 (44%), aunque la nueva cifra sigue distando mucho de la realidad. “El 90% de las violaciones las comete una persona cercana a la víctima” explicó Hůlová, aunque no siempre se hable de ello en los medios.
Para la coordinadora, además de la cobertura mediática, son necesarios cambios a nivel legislativo si se pretende lograr una mayor concienciación ciudadana. Actualmente, el Código Penal de la República Checa define una violación en base a la presencia de violencia y, según Hůlová, esto resulta problemático en muchos de los casos.
“Hemos estado haciendo campaña junto con una organización llamada Konsent para cambiar la definición legal. A día de hoy, para que se considere violación tiene que haber una muestra de violencia o una amenaza de violencia. Pero sabemos que la mayoría de los casos de violación ocurren entre personas que se conocen y que hasta en el 80% de los casos la víctima se quedó paralizada y no pudo defenderse. En esos casos, la ley no suele calificar el acto como violación. El hecho de que hayas dicho no o sí no es lo que buscan los fiscales y los investigadores. Lo que buscan son signos de violencia, que a menudo no existen”.
Desde la República Checa, ONGs y grupos como Amnistía Internacional luchan por una definición legal de violación que vaya más allá de la coacción o la violencia. El objetivo, dicen, es unirse a los 13 países europeos que ya cuentan con una definición legal de violación basada en el consentimiento.
“Creo que necesitamos más debate sobre qué es el consentimiento y cómo mantener relaciones sexuales en un entorno en el que todos se sientan seguros y sean conscientes de que la otra persona da su consentimiento”.
Añadió la coordinadora. La concienciación y la educación son claves, concluyó Hůlová, si se pretende lograr que las víctimas de una violación sean capaces de denunciar lo ocurrido con la seguridad de que serán tratadas justamente al hacerlo.