“La sociedad checa es muy tolerante con la violencia sexual”
En la República Checa lo tienen difícil las víctimas de violaciones o agresiones sexuales porque gran parte de la sociedad duda de ellas o relativiza el delito, advierten expertas en violencia de género. El problema se refleja incluso en la propia legislación. Una amplia mayoría de las víctimas prefiere no denunciar.
Es una cuestión que siempre está ahí. Pero en la República Checa se discute estos días más aún de violencia sexual debido al testimonio de varias mujeres que dicen haber sido agredidas en los últimos años por el ya exdiputado Dominik Feri.
El caso demuestra el poco consenso que existe en la sociedad sobre qué es aceptable y qué no. En los diarios Alarm y Deník N, las jóvenes relatan distintos capítulos en los que una de las figuras más famosas y con mayor proyección del partido TOP 09, de tan solo 24 años, las habría forzado a mantener relaciones sexuales a pesar de que estas se hubieran negado de manera explícita. Las jóvenes, estudiantes, no acudieron a la Policía en su momento, entre otros motivos, por temor al poder que percibían por parte del político, dicen.
Feri niega estos relatos, pero dimitió de su cargo automáticamente, no se presentará a las próximas elecciones y quiere aclarar los hechos ante un tribunal, aunque sí reconoce que su comportamiento no ha sido siempre ejemplar en este aspecto.
Las condenas a su supuesto comportamiento no se han hecho esperar tanto dentro del ámbito político como fuera de él. Pero el veterano Karel Schwarzenberg, exministro de Relaciones Exteriores e histórico de la disidencia democrática, no ve ningún escándalo en lo que se cuenta de su compañero de partido. “¿Qué un joven de 25 años quiere llevarse a una chica a la cama? Siempre ha sido lo normal, no seamos hipócritas”, declaró Schwarzenberg este jueves al diario Mladá Fronta Dnes.
Pero según Blanka Nyklová, del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias Checa, seguramente no es la única persona que lo ve así, explicó en la Televisión Checa.
“Se puede decir que la sociedad checa es bastante conservadora en lo referente a las cuestiones de género por lo general. Nos encontramos con un gran número de prejuicios. A menudo se usan argumentos como lo de las acusaciones falsas para acallar a las víctimas y supervivientes de ataques reales. En mi opinión esto es algo que no favorece que las víctimas denuncien”.
El caso del exdiputado Feri es especialmente mediático, pero solo muestra una realidad habitual en la sociedad checa, prosigue Nyklová.
“Por ejemplo, en las facultades se sabe a menudo que hay algún profesor que tiene tendencia a estos comportamientos pero pasan los años y no pasa nada. La tolerancia a esto en la República Checa es grande, lo que reduce la confianza de las víctimas en que alguien les va a escuchar o creer. Y, por desgracia, los sondeos con los que contamos, les dan la razón, al menos en parte. Desde que se les empieza a preguntar por qué hicieron esto o por qué estaban en tal lugar, quiere decir que el sistema no llega a creerlas del todo”.
La mayor parte de las agresiones sexuales las realiza alguien cercano o conocido
Desde abril de 2020 a abril de este año, en la República Checa se denunciaron a la Policía casi 4700 violaciones y 550 casos de agresión sexual. Pero la realidad es que, según estimaciones, tan solo un 7% de las víctimas llega a denunciar. Y no solo por el mencionado temor a no ser creídas y las dificultades para demostrar los hechos, sino también por miedo al agresor o para no tener que soportar el estigma en adelante. Pero existen más razones. Según expertos como la psicóloga forense y perito judicial Ludmila Čírtková, muchas mujeres han sido víctimas de agresiones o violaciones y no lo saben. A menudo tardan años en darse cuenta y otras no lo hacen nunca, explicó Čírtková a la Televisión Checa.
“El mayor problema de la actualidad es la diferencia entre la violación como un asalto y la que se produce dentro de una relación. Estos asaltos son la visión clásica de una violación que se produce en sitios solitarios, preferiblemente de noche, en la que un individuo más fuerte persigue y rinde a la víctima, a la que viola. Pero estos casos representan solo una pequeña parte. La realidad es que hasta un 80% de las víctimas de una violación mantienen algún tipo de relación con el agresor”.
Es ante estas personas con las que se tiene confianza, con las que, curiosamente, las víctimas están más indefensas, explica la abogada.
“La agresión sexual la realiza un compañero de trabajo, un vecino, el jefe, un pretendiente, una expareja o la pareja actual. Esto es importante porque este tipo de agresiones tienen una dinámica completamente distinta desde el punto de la víctima. Hoy sabemos que hasta el 70% de estas víctimas usan expresiones para describir su sensación en ese momento como ‘apisonadas psicológicamente’ y similares. Las reacciones clásicas al estrés que conocemos, como son huir o pelear, no se producen en estos casos, no pueden contar con ellas, pero sí otras que podemos llamar bloqueo, agarrotamiento o, como se dice técnicamente, estupor disociativo”.
Volviendo a los prejuicios antes mencionados que cuestionan los testimonios de las mujeres que denuncian delitos de violencia machista o de género, como se prefiera, la Policía de la República Checa solo considera que se dan falsos testimonios en entre un 6% y un 10% de los casos. Otro de los argumentos también escuchados a menudo cuestiona que solo se hable de violencia hacia las mujeres cuando también existe violencia sexual hacia los hombres. La Policía checa, en efecto, también registra agresiones sexuales a hombres, pero solo entre un 7% y 10% de los casos, pero no se especifica si esta violencia es ejercida por una mujer u otro hombre.
El problema de la violencia sexual, por desgracia, está lejos de solucionarse, según Ludmila Čírtková, pero, ante todo, es necesario que no deje de hablarse de ello.
“La violencia sexual se ha convertido en un tema social, lo vemos en los medios y en las redes sociales. Y ya que se discute sobre esto, se discute, por supuesto, de todo por lo que tienen que pasar las víctimas. Por eso, muchas víctimas encuentran el valor para hablar de ello y lo encuentran después de muchos años porque los traumas tras una violación son los más fuertes que conocemos entre las víctimas de algún delito justo después de los que sufren los allegados de alguien que muere”.
La pena máxima en la República Checa por violación es de cinco años de cárcel, mientras que la ley también reconoce el delito de coacción sexual para el que el máximo es de cuatro años de privación de libertad.
En el presunto caso de las agresiones sexuales de Dominik Fery queda mucho por dilucidar y demostrar. Pero su gran repercusión mediática ya ha conseguido que algunos políticos ya declaren que seguramente es hora de actualizar las leyes existentes para unos delitos hacia los que, como explican los expertos, ha cambiado mucho la forma en la que son percibidos por la sociedad en cuestión de décadas o incluso años.