Dulces y mayonesa serán eliminados de las máquinas expendedoras en las escuelas

Foto: ČT24

Bocadillos con mayonesa, bebidas gaseosas no dietéticas y otros alimentos que no favorecen el sano desarrollo de los niños ya no podrán ser ofrecidos en las máquinas expendedoras instaladas en las escuelas públicas de la República Checa. Así lo determina una nueva directiva del Ministerio de Educación que forma parte del programa nacional de lucha contra la obesidad infantil.

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La oferta de alimentos en las máquinas expendedoras que se encuentran en las escuelas debe ser abundante, a la vez que debe respetar las normas de una alimentación sana. Los expertos en nutrición critican desde hace tiempo la venta de bombones, bocadillos con mayonesa o kétchup, refrescos de cola y otras bebidas dulces en las máquinas expendedoras en las escuelas. Insisten en que el problema de la obesidad infantil, al que actualmente se enfrentan muchos países desarrollados, se debe sobre todo a las malas costumbres alimentarias de los niños, opinión que respalda también Margit Slimáková, experta en alimentación de la iniciativa cívica Una Escuela Realmente Sana.

”La causa principal del mal estado de salud, o mejor dicho del sobrepeso o la obesidad de los niños, radica no solamente en que tienen pocas actividades físicas. Importante es también lo que comen. O sea las dos cosas juntas. En caso de alimentarse mayormente de comidas y bebidas dulces, el moverse luego todo el día no les ayudaría. Por ello consideramos indispensable imponer la limitación efectiva de la venta en las escuelas de alimentos que no benefician la salud, y que los niños no necesitan para su desarrollo”.

El Ministerio de Educación en colaboración con el sector de Salud, elaboraron una directiva que prohíbe la venta en las escuelas públicas de determinadas bebidas y alimentos que pueden llevar al sobrepeso o la obesidad de los escolares.

Los críticos de este paso argumentan que no es correcto calificar de alimento dañino para la salud por ejemplo los dulces, pues si se consumen en cantidades adecuadas, no llevan a la obesidad. Añaden que al no tener la posibilidad de comprar galletas o bombones en las escuelas, los niños los comprarán en alguna tienda cercana y no dejarán de consumirlos. Margit Slimáková insiste por su parte en que la escuela es un centro educativo, y que debería representar asimismo un ejemplo en cuanto a las normas de sana alimentación de los niños se refiere.

Margit Slimáková | Foto: Šárka Ševčíková,  Český rozhlas
”Sí, algunos niños irán a comprarse de vez en cuando algún dulce o bocadillo fuera de la escuela. No pretendemos prohibir esos alimentos del todo, lo que queremos es limitar el acceso a ellos en las escuelas. Estamos convencidos de que este paso ayudará a reducir su consumo entre los niños. Porque cuanto más estén rodeados de dulces, tanto más los consumirán. Además, es un problema ético, si queremos inculcarles a los escolares las costumbres de alimentación sana y les enseñamos a tomar agua del grifo, no podemos admitir que tengan a disposición Coca-cola en las máquinas expendedoras en los pasillos de la escuela”.

La situación en cuanto a la obesidad infantil en Chequia es muy preocupante. Uno de cada cuatro escolares que terminan la enseñanza básica tiene sobrepeso y uno de cada siete es obeso. Además, cuatro de cada cien escolares checos padecen de obesidad mórbida.