Descubren olas migratorias prehistóricas gracias al ADN de restos hallados en Chequia
Un equipo de científicos checos y alemanes ha encontrado pruebas de, al menos, tres olas migratorias en Europa hasta la fecha desconocidas entre los años 5000-1500 a. C. aproximadamente. El estudio del ADN de los restos de 271 personas ha aportado también nueva información sobre hábitos o importantes cambios sociales.
En el centro de Europa, en las zonas más pobladas a orillas de los ríos importantes, se han encontrado pruebas de la presencia de la mayor parte de culturas prehistóricas que se hallaron también en el resto del continente, explica el científico Michal Ernée, del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias checa. Ernée es uno de los responsables del estudio publicado por la prestigiosa revista Science Advances en agosto, en el que se aportan nuevas conclusiones sobre las migraciones europeas, que por su posición geográfica, solían atravesar el territorio actual de la República Checa. La región del Elba en Bohemia, por ejemplo, era una de las más atractivas de entonces para asentarse para las poblaciones llegadas de diversas zonas.
El estudio genético de los restos de 271 personas de entre el VI el II milenio ha aportado interesantes pruebas sobre estas olas migratorias, explicó a la Radio Checa Michal Ernée.
“Se ha conseguido penetrar hasta el nivel de comunidades concretas y el de la interacción de las distintas culturas en una región pequeña, lo que nos da una idea de cómo se comportaban entre sí las distintas culturas, las que llegaban y las que estaban originalmente en el lugar, de una población más o menos neolítica”.
El estudio apunta a una Europa mucho más diversa culturalmente en la Edad del Bronce de lo pensado hasta la fecha. Cada nueva ola, además, traía consigo importantes cambios.
“El estudio nos ofrece unas posibilidades enormes, por ejemplo, para la investigación de los sistemas sociales de las poblaciones prehistóricas y sus cambios, porque se ha demostrado, entre otras cosas, que los sistemas sociales cambiaron de manera muy radical”.
Por el territorio de la República Checa pasaron olas migratorias procedentes de la actual Bielorrusia o el norte de Ucrania. Pero el estudio ha dado otros resultados sorprendentes, como que hace, aproximadamente, 4500 años, se redujeron las líneas masculinas de cinco hasta quedar una sola. Lo que querría decir que todos los hombres que habitaron la región de Bohemia por entonces, eran descendientes de un único antepasado genéticamente muy cercano.
Estos resultados se deben a los avances de la conocida como Arqueogenética. Los restos estudiados no son necesariamente nuevos hallazgos, sino que algunos, de hecho, llevaban décadas en instituciones como el Museo Nacional de Praga, por ejemplo.
Michal Ernée explicó algunos aspectos técnicos más sobre las investigaciones.
“Hemos elegido en cada momento las muestras que nos permitieran hacernos un mejor cuadro general de cada periodo. Tomábamos solo algunos huesos, porque el ADN se conserva de manera distinta en cada uno. En los últimos tiempos se toman muestras del hueso petroso, que es el más duro de nuestro cuerpo, está en la parte interior de las sienes”.
Tres nuevas migraciones
El ADN de la población europea actual se compone, básicamente, de tres elementos: el de los cazadores recolectores que vivieron en el continente hace entre 15 000 y 10 000 años, el de la revolución neolítica llegada desde Anatolia, con la aparición de la agricultura, de alrededor del año 6000 a. C., y, la más importante, el de la migración de las estepas de alrededor del año 3000 a. C. Los expertos checos y alemanes han conseguido ahora demostrar dos nuevas migraciones entre los dos últimos periodos antes mencionados asociadas la cultura de la cerámica cordada. Una tercera ola migratoria también ahora descubierta se refiere a la Edad del Bronce tardía y la cultura de Únětice. Según los estudios genéticos, se ha demostrado la presencia de 80 nuevas líneas masculinas, lo que demostraría una procedencia muy diversa de la población de esa cultura, cuyo origen podría encontrarse en el noreste de Europa.
Según Ernée, la República Checa, Inglaterra y España son en la actualidad los territorios donde más se ha avanzado en la investigación del ADN de restos prehistóricos.