Un estudio genético desvela costumbres familiares de los antiguos ávaros

Tomando una muestra genética de un hueso de Avar

Un estudio de ADN llevado a cabo sobre los restos de cientos de ávaros de varios enterramientos en Hungría ha revelado muchos de los hábitos de este pueblo nómada asiático del que tan poco se sabe. Las mujeres desempeñaban un papel clave.

Los muy temidos ávaros llegaron al centro y este de Europa en el siglo VI y dominaron la llanura panónica hasta el siglo IX. Sobre las ruinas de su kanato surgió, por ejemplo, la Gran Moravia, una de las primeras organizaciones estatales eslavas, en el este de la actual República Checa, y partes de Eslovaquia y Hungría.

De los ávaros no quedó ningún texto escrito, por lo que no se sabe mucho de su cultura. Sin embargo, algo de luz ha arrojado ahora un estudio publicado por la revista Nature realizado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig que ha dirigido la profesora de la Universidad Masaryk de Brno Zuzana Hofmanová. No sabemos mucho de ellos, pero la arqueogenética dijo a la Televisión Checa que su legado genético está presente en todos los europeos.

Uno de los cementerios de Avar investigados | Foto: Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology

“Nosotros, y más o menos la totalidad de los europeos de hoy en día, tenemos cierta herencia genética procedente de ese periodo. Es más fuerte en la zona de Hungría, pero está presente en todas partes”.

El centro de este kanato ávaro se encontraba entre los ríos Danubio y Tisa, en la actual Hungría, en los que se encuentran amplios enterramientos. Cuatro de ellos han servido al equipo para realizar la investigación genética sobre los restos de más de 400 personas.

El objetivo del estudio era conocer cómo se produjo la transición de una población nómada a sedentaria, pero lo que más sorprendió a los científicos fue precisamente el alto grado de parentesco entre los fallecidos, lo que les permitió realizar árboles genealógicos completos, continúa la experta checa.

“Conseguimos elaborar un árbol genealógico de hasta nueve generaciones. Imagínense un cementerio con un montón de personas enterradas y de repente resulta que disponen de la información de quién es padre de quién, quién es la madre, etc.”.

Según Hofmanová, basándose en información genética, nunca antes se había llegado a hacer un árbol genealógico de tantas generaciones, ya que este abarca 250 años de una sola familia. El estudio dio algunas conclusiones a tener en cuenta, como la fuerte línea paterna que seguían aquellas comunidades, aunque encontraron también una familia en la que seguían una línea materna. En este caso dicen que se trató de un cambio para esa familia en la segunda mitad del siglo VII y que transformó también los hábitos alimentarios y funerarios de ese clan.

Lo que no se encontraron en el estudio fueron parentescos muy directos en los matrimonios. Las mujeres tenían origen también asiático, pero de otros lugares, así que abandonaban sus comunidades para ir con sus maridos.

También era característico para los ávaros, según ha desvelado el estudio, que una viuda se esposara después de la muerte de su marido con un familiar del fallecido, por ejemplo, su suegro o su cuñado, lo que, señala Hofmanová, era habitual en poblaciones nómadas y tenía que ver con la protección de las mujeres y los niños. Pero en ellos, la costumbre permaneció incluso después de que se asentaran en tierras europeas.

Autores: Helena Berková , Daniel Ordóñez | Fuente: iROZHLAS.cz
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