Descifran la obra en braille de Oskar Baum, la gran personalidad a la sombra de Kafka
En Pilsen empezaron a digitalizar el legado en braille del escritor Oskar Baum. Este año se cumplió el 140 aniversario del nacimiento de uno de los miembros del histórico Círculo de Praga.
La Biblioteca Científica de la Región de Pilsen empezó a digitalizar el legado del escritor y músico Oskar Baum, uno de los miembros del famoso Círculo de Praga. Durante muchos años, estos importantes documentos han estado olvidados en la colección del Museo Judío de Praga, según explicó para Radio Praga Internacional el jefe de su Archivo, Tomáš Bělohlávek.
“En el Archivo del Museo Judío tenemos el fondo Oskar Baum. ¿Cómo llegó hasta aquí? Fue durante la Segunda Guerra Mundial, porque entonces el Museo Judío se llamaba Museo Judío Central y traían bienes culturales, piezas litúrgicas y demás de todas las comunidades judías liquidadas por los nazis. Aquí fueron catalogadas. Así llegaron también las escrituras de Oskar Baum”.
El legado de Baum contiene ocho archivadores. El contenido es muy variado, desde novelas, poemas y artículos periodísticos hasta críticas musicales y conferencias que Baum daba en las emisiones en alemán de la Radio Checa.
“Además de ser escritor, organista y pianista, también escribía reseñas y, algo interesante para la Radio Checa, en los años 30 colaboraba con la emisión alemana de la Radio Checoslovaca que tenía un departamento dedicado a conferencias en la emisora de Radiožurnál. Así que una parte del fondo son conferencias que emitía Baum en la Radio Checoslovaca. Por lo general, todo está en alemán y hay un par de cosas en checo”.
El braille en alemán
Una parte del fondo son cuadernos en braille, documentos que fueron donados al Museo en 2014 por Klaus Wagenbach, un ciudadano de Berlín. El problema de estos documentos, continúa Bělohlávek, es que el Museo no es capaz de descifrarlos. Por eso, todo el legado de Baum, incluidos los documentos en braille, se llevó este año a Pilsen, ciudad natal de Baum, donde será digitalizado completamente. Todos los documentos escritos ya pasaron por este proceso y, precisamente, faltan los cuadernos en braille. Más detalles sobre el procedimiento ofreció Tomás Kobes, el encargado de la Biblioteca Científica de la Región de Pilsen.
“La mayor parte, cinco archivadores, están en braille y eso es lo que empezaremos a digitalizar ahora. Hay una cuestión técnica y es que estos documentos en braille tienen que escanearse con luz lateral para acentuar los puntos del braille”.
Una vez que termine el escaneo en otoño de este año, la versión digital debería ser accesible para cualquier investigador. La Biblioteca de Pilsen, sin embargo, es consciente de que no todos los investigadores son capaces de leer en braille y, por eso, planea también una transcripción alfabética.
“Existe un software especial que debería leerlo y asignarle letras al braille. Eso depende de la base de datos de distintos idiomas pero averiguamos que existía una base en alemán y que los documentos debían estar escritos en alemán. El software lo puede leer, pero con cierto índice de errores. Los documentos estarán escaneados y traducidos al alfabeto latino, pero después tendrá que verlo un corrector que corrija los errores y haga el texto comprensible para un lector corriente”.
La idea principal de todo este proyecto se debe al sociólogo noruego, Pål Veiden, profesor de la Universidad Metropolitana de Oslo y la Universidad de Bohemia Occidental. Él fue también el primero en ir a la Biblioteca de Pilsen y averiguar lo que había en el legado de Baum digitalizado hasta el momento, según explica.
“En Praga tienen a Kafka. ¿Por qué no tenéis a Baum en Pilsen?”
Pål Veiden
“Se lo mencioné al compañero Tomáš Kobes, vinculado a la Biblioteca de Pilsen y le dije: “En Praga tienen a Kafka. ¿Por qué no tenéis a Baum en Pilsen?” Es mucho material. Relatos, manuscritos con reseñas de libros, muchas cartas y postales, muchos pésames para su mujer cuando él murió, y también artículos periodísticos. Escribió muchos libros, pero también escribía bastante para Prager Presse y otros periódicos y revistas en alemán. Así que hay mucho que ver, mucho que leer, hasta el momento vi como el 10%”.
“No deberías pedir demasiado”
“Max Brod escribió sobre Oskar Baum que era un escritor ciego. Y a Baum no le gustó. Él era un escritor que se quedó ciego. Eso es diferente”.
Pål Veiden
Oskar Baum era de origen judío, vivía en Bohemia y su lengua materna era el alemán. Desde pequeño tuvo problemas de vista. Antes de cumplir 8 años se quedó ciego de un ojo. Cuatro años más tarde, perdió la vista del otro por una pelea de estudiantes. Tuvo que abandonar Pilsen e ingresó en una escuela de Viena, prosigue Veiden.
“Parece que era una escuela tradicional y a él le dieron a entender que tenía suerte de estar allí porque estaba ciego, que ellos iban a intentar ayudarle, pero que no debería pedir demasiado. Pero era un muchacho, se interesaba por las chicas y por la sexualidad. Y la escuela, por lo visto, era demasiado tradicional. Así que si uno era una persona sensible, le creaban problemas psicológicos. Pero sobrevivió, se formó como profesor de piano, así que algo sacó de ahí. Pero escribía mucho sobre aquello, está escondido en su obra. Sobre todo en sus dos primeros libros”.
“¿Qué es lo que hacen cuando de verdad quieren disfrutar la música? Cierran los ojos”.
Oskar Baum
Después de unos 8 años en Viena, Baum regresó a tierras checas, pero ya no se dirigió a Pilsen, sino a Praga. Se ganaba la vida como profesor de piano y también fue organista en la sinagoga de Jerusalén. Cuenta Veiden que no entendía su ceguera como alguna desventaja para su trabajo, todo lo contrario.
“Dijo la famosa frase: “¿Qué es lo que hacen cuando escuchan intensamente la música, cuando, de verdad, quieren disfrutarla? Cierran los ojos. Él tenía esta ventaja. Sus ojos ya estaban cerrados. Sentía la música y se podía concentrar. Esta es mi cita favorita de Baum”.
El Círculo de Praga
Además de la música, Baum se dedicaba a escribir novelas y crítica musical. La primera actividad le generaba dinero, la segunda era más bien por placer. Igual que Kafka, sigue Veiden, que tenía su salario fijo en una compañía de seguros. Pero no era la única cosa que les unía a los dos artistas.
“Baum era increíble porque llegó a ser miembro del Círculo “Interno” de Praga, formado por el famoso Franz Kafka, Max Brod y Felix Weltsch. Y él fue el primero en casarse, tener un hijo, establecerse o comprar un piso mientras Kafka vivía con sus padres… En muchos sentidos era un tipo duro. Es impresionante. También tuvo suerte con su esposa, que era nueve años mayor y que lo ayudaba mucho. Leía para él, él le dictaba las historias, no las escribía solo. Fue su secretaria. Él utilizaba su famosa máquina en braille. Existe una foto muy conocida, dónde la está usando”.
A Max Brod, el inventor de la denominación Círculo de Praga, se le conoce, sobre todo, por el hecho de conservar y publicar la obra de Franz Kafka, a pesar del deseo de Kafka de destruir todos sus manuscritos que no se hubieran publicado. En su obra, Brod también hizo comentarios sobre Baum y su ceguera gracias a los que sabemos hoy en día que Baum también fue un gran luchador por los derechos de los ciegos.
“Max Brod, por ejemplo, escribió sobre Oskar Baum que era un escritor ciego. Y a Baum no le gustó. Él era un escritor que se quedó ciego. Eso es diferente. “Yo no soy un autor ciego, son un autor que, además de otras cosas, está ciego”. No quería que se le conociera como un escritor ciego. En cierto punto es una postura moderna. A él le repugnaba toda esa compasión y que le dijeran: “Pobrecito, tienes que ser agradecido por tu educación y que cuidemos de ti”. No, ¿por qué?”.
Más que el amigo de Kafka
Veiden sostiene que todos los que mantenían una relación con Kafka, al final, quedaron a su sombra. Algunos fueron capaces de salir de ella, como, por ejemplo, Milena Jesenská, una gran autora, periodista, luchadora antifascista y víctima del campo de concentración nazi de Ravensbrück que, durante muchos años, fue conocida como “la novia de Kafka”. Subraya Veiden que siente un gran amor por Kafka y su literatura, pero que estas personas próximas merecen más atención. También por eso inició el proyecto de la Biblioteca de Pilsen y en enero visitó la ciudad de Praga con la conferencia “Oskar Baum, más que el amigo de Kafka”.
“Kafka escribió su famosa Carta al padre en la que se quejaba de todo. Baum nunca hizo esto. Kafka era más bien un escritor íntimo y Baum un crítico social. Kafka creaba su literatura genial. Baum no era un escritor tan genial, no hay duda, existe la razón por la que Kafka es el gigante, pero simplemente escribían distintos tipos de literatura”.
La historia terminó en Palestina
La vida de Baum terminó el 1 de marzo de 1941 en el hospital praguense de la sinagoga Española, en el mismo lugar donde se sitúa actualmente el Museo Judío de Praga. Desde cierto punto de vista, tuvo la suerte de fallecer a causa de una muerte natural y no llegó a ver el terror del holocausto, consiente Veiden. Su mujer fue deportada al campo de Terezín donde perdió la vida dos años más tarde que su esposo. Su hijo Leopold consiguió emigrar a Palestina, igual que Brod y Weltsch, pero no le escapó al destino trágico de la familia.
“Como si lo de la operación de Baum y lo de su mujer ya no fuera suficientemente trágico, su hijo trabajaba para el Mandato británico de Palestina en Jerusalén, que tenía su sede en el Hotel David. El hotel explotó por un ataque terrorista de la organización judía Irgun, así que Leo murió el 22 de julio de 1946 por culpa de los propios judíos. Es una tragedia y también el final de la historia”.
Apuntes sobre Leopold se pueden encontrar en la obra del propio Kafka que escribe que “el hijo Leo está jugando, mientras su padre imparte clases de piano”. Y gracias al trabajo reciente de la Biblioteca de Pilsen, sabemos que, al contrario, Leopold dejó una nota sobre el Círculo de Praga. Es una postal enviada a su padre en la que dice “saludos al círculo de los viernes por la tarde” y, concretamente, saluda a Kafka, Weltsch, Brod y a su mujer. Concluye Veiden que este documento es la joya del legado de Baum y su pieza favorita.