David Vencl bate el récord mundial de inmersión libre en apnea en aguas heladas sin neopreno
El apneísta checo David Vencl logró un nuevo récord mundial tras sumergirse a pulmón a 52 metros de profundidad en un lago helado suizo sin neopreno. Vencl, que ya tenía también la plusmarca mundial de distancia buceando bajo el hielo, contó los detalles de su nuevo éxito a Radio Praga Internacional.
David Vencl volvió a desafiar y superar los límites conocidos del ser humano el pasado 14 de marzo en el lago helado de Sils, en Suiza. Si hace dos años logró bucear una distancia de 81 metros bajo una densa capa de hielo de la antigua cuenca minera inundada de Lahošť, cerca de Teplice, en esta ocasión el reto era ser la persona que ha llegado a mayor profundidad en aguas heladas en apnea y sin usar neopreno. Tras meses de preparación física y mental, Vencl volvió a lograrlo.
Entre sus dos récords, el buceador tiene claro cuál exigió más de él, como contó a Radio Praga Internacional.
“Desde luego, el último, el record de profundidad, porque para este necesitaba mayor destreza, tenía que compensar la presión y además era consciente de que había mayores riesgos como la pérdida de conocimiento o alguna lesión, que efectivamente se produjo. No fue grave, pero, sobre todo, era tener ese riesgo en la cabeza, porque además eran cosas desconocidas. Los médicos tenían varias hipótesis sobre lo que podía suceder, y luego yo las confirmaría o las revocaría. Así que era interesante”.
La lesión en sí fue una llamativa hemorragia que salía por la boca de un Vencl tranquilo y satisfecho al volver a la superficie con su nuevo récord mundial. El buceador lo comenta como si nada.
“Tenía sangre en la boca. Alguien escribió que podía ser sangre de los oídos, pero no, era de la tráquea, que resultó lesionada y sangró”.
Vencl, de 40 años, necesitaba descender a 50 metros para hacerse con el récord mundial. Sin embargo, al llegar a esa profundidad, se sintió capaz de continuar otros dos metros antes de comenzar la también peligrosa operación de regreso a la superficie. En total, un minuto y 54 segundos de inmersión, que reconoce que, por ejemplo, su madre no fue capaz de ver en directo. A pesar de todo lo que sangró, cree que realizó toda la prueba sin ningún fallo por su parte.
“A mayor profundidad, mayor presión, y desde cierta profundidad, en los pulmones hay subpresión, que puede provocar lesiones si no sabemos trabajar bien con ella. Cuando he revisado mi inmersión, parece que no cometí ningún fallo en ningún momento, sencillamente mi cuerpo se encontró al límite de sus posibilidades”.
Los médicos confirmaron en el lugar que no era nada grave y, de hecho, Vencl no sentía nada de dolor, asegura. Sin embargo, el riesgo de este deporte extremo es alto, y Vencl también siente miedo, explica.
“Por supuesto que me da miedo, pero no durante la propia inmersión. Tengo que gestionar el miedo antes de llegar al hueco en el hielo para sumergirme. Fue un trabajo de varias semanas o meses con mi coach Miroslav Nečas, pasamos mucho tiempo hablando de ello para entender cómo trabajarlo para quitármelo”.
La temperatura del agua en la superficie del agujero en el hielo era de un grado y a 52 metros de profundidad de cuatro. Vencl dice llevar diez años entrenando el buceo y menos de cinco en aguas heladas. Aunque pueda parecer más bien una tortura, Vencl es todo un entusiasta de la natación o el baño en aguas frías, algo que no deja de recomendar.
“Los beneficios son increíbles. Fortalece el sistema cardiovascular, el sistema nervioso y el sistema hormonal. Pero lo más importante de todo es que aumenta tu autoestima y eres feliz”.
Vencl, de hecho, es autor del libro titulado Comienza ahora, que va precisamente sobre esta práctica sobre la que también ofrece talleres. Aunque reconoce que uno solo por su cuenta también se puede adentrar en este mundo sin problema. Eso sí, batir récords mundiales parece más una cosa solo suya.