Buceadores checos sacarán de un río en Bosnia 150 minas de la guerra
Un equipo de élite de buceadores de la Policía checa partió este lunes a Bosnia y Herzegovina para limpiar de minas el río Sava. Los artefactos, colocados hace 17 años durante la guerra en la ex república yugoslava, son los más grandes que se fabrican y el riesgo de la operación es extremo.
En el río Sava calculan que hay desde la Guerra de Bosnia unas 150 minas de gran tamaño, aunque ni siquiera existe información detallada sobre su cantidad. Cada una de ellas tiene un poder de destrucción de 800 metros a la redonda.
Filip Lipovský, comandante del cuerpo de Brno partido a Bosnia, es consciente del riesgo extremo al que estarán expuestos.“Llamé a cada uno de mis hombres personalmente y les pregunté si es un rango de riesgo aceptable para ellos. Todos me dijeron que sí, sin dudarlo. Tenemos mucho respeto, eso seguro. Sabemos que vamos a sacar minas, y son las más grandes que se hacen, de 120 milímetros de calibre. Algo así nadie lo ha hecho, yo creo. Tampoco creo que haya una compañía dispuesta a asegurarnos por localizar minas tan grandes en el agua, con visibilidad cero, contra corriente, manipularlas, sacarlas del agua y ponerlas en unas cestas o en una cinta”.
El río Sava es un símbolo de lo sucedido en los Balcanes en la década de los 90. Mientras existió Yugoslavia como realidad estatal, unía prácticamente todas sus regiones desde su nacimiento en los Alpes eslovenos, pasando por Croacia y Bosnia hasta desembocar en el Danubio en Belgrado, la capital de Serbia. Desde la guerra, el río de casi mil kilómetros, se ha convertido en una frontera natural que divide en algunos casos las nuevas repúblicas surgidas. Durante el conflicto armado, el Sava, que en algunos de sus tramos en los que también tendrán que trabajar los buceadores checos tiene 200 metros de anchura, no se libró de ser minado como gran parte del territorio bosnio y algunas extensiones de Croacia.El jefe de los buceadores de Brno, Lubomír Znojil, reconoce tener sentimientos encontrados ante esta misión.
“Es una sensación extraña. Es como si volviéramos a la guerra. Son muchísimas minas, y no podemos saber si los explosivos estarán activos o si tendrán un sistema secundario que asegure la detonación. Reconozco que estaré muy feliz de terminar la misión con éxito y de que volvamos todos sanos y salvos a casa con nuestras familias”.
Aunque el cuerpo de buceadores artificieros de Brno está acostumbrado a este tipo de tareas, reconoce Znojil que nunca se han enfrentado a tal cantidad de explosivos ni a un río tan grande.
Cada mina pesa unos 20 kilos y mide casi un metro. La misión, en la que participarán 18 buceadores, durará nueve días en total y el grupo estará asistido por un sonar que localizará los artefactos. Si el sonar no lo logra, tendrán que ser los propios buceadores los que los busquen, ayudando así a que poco a poco sanen las heridas abiertas de la Guerra de Yugoslavia.Fotos: ČT 24