Daniel Pinta, el embajador de las calles de Praga
Fascinado desde muy chico por la atmósfera tan especial de sus calles, el jurista Daniel Pinta logró cumplir su sueño de publicar un libro sobre la capital checa: Praga, la joya en el corazón de Europa, una obra que, a diferencia de muchas otras guías de turismo, cuenta con excelentes traducciones a múltiples idiomas y esquemas explicativos muy completos de los sitios más emblemáticos de su ciudad natal.
Aunque es jurista y hasta ejerció durante tres años esa profesión en un estudio, Daniel Pinta no tardó demasiado en darse cuenta de que lo suyo pasaba por otro lado. Influido por su padre Vladimir Pinta, un mítico saxofonista que toca, hace varias décadas, en distintos puntos del centro de Praga, desde muy chico se sintió fascinado por la atmósfera tan particular de las calles de la capital checa.
“Cuando era pequeño, durante la época comunista, cuando tenía siete, ocho, nueve años, mis padres venían al centro con el viejo coche Trabant: mientras ellos vendían dibujos y cuadros, con mi hermano jugábamos en el centro porque, en ese entonces, no había muchos turistas: nos metíamos por los tejados y los garajes y por el Puente de Carlos”.
Hoy, Daniel Pinta está convencido de que esa libertad que comenzó a disfrutar desde muy temprano debido a la actividad ambulante de sus padres, lo terminó marcando a tal punto que, en la actualidad, no se imagina cumpliendo un horario laboral demasiado rígido.
“Me gusta ser libre, porque mi padre también fue siempre muy libre, me gusta la naturaleza, me gusta hacer lo que quiero y no estar encerrado en una oficina”.
Aunque ya desde hace algún tiempo y, sobre todo, tras los cambios que impuso la pandemia, no es nada extraño realizar casi cualquier tipo de trabajo en forma remota, hubo otras épocas en las que encontrar alguna ocupación al aire libre y sin tanta restricción de horarios no resultaba tan sencillo. Daniel Pinta empezó ayudando a sus padres a vender pinturas en la zona del Puente de Carlos y, de a poco, fue encontrando su propio rumbo hasta convertirse en una especie de embajador de las calles de Praga.
“Después, con mi hermano, comenzamos a vender postales, acordeones y libros y, después de algunos años, empecé a sacar fotos porque mi sueño era tener mi propio libro, entonces saqué las fotos, hice el diseño, arreglé todo y hace cinco años salió este libro que ahora tengo en veintisiete idiomas”.
Ese libro que se consigue, incluso, en tailandés, coreano y finlandés, se llama Praga, la joya en el corazón de Europa y, además de incluir algunas de las fotos que Daniel Pinta fue sacando de su ciudad natal durante tantos años, ofrece textos de su colega Ivan Henn y también algunas ilustraciones de Alois Křesala. Daniel Pinta afirma que antes de realizar el libro se tomó el trabajo de ver los principales defectos y virtudes de las muchas guías sobre Praga que existen, una ciudad que suele cautivar a la mayoría de quienes la visitan.
“Es que Praga tiene muchos años de historia y muchos estilos simultáneos: romano, gótico, renacentista, todo junto y además tiene el castillo más grande del mundo y también las colinas, el río, los puentes y esas vistas panorámicas que, en mi opinión, están entre las mejores del mundo. Además, hay muchos parques, mucha naturaleza y por todo eso es un lugar estupendo”.
Sin embargo, a pesar de que, sin lugar a dudas, son muchos los aspectos que le gustan de su ciudad, Daniel Pinta tiene también muy en claro su sitio favorito de Praga, aunque curiosamente no está incluido en la guía que editó.
“Mi lugar favorito es Divoká Šárka porque yo vivo en Praga 6, cerca del aeropuerto y por ahí está este parque que tiene colinas, un lago, montañitas y siempre que veo que hay muchos turistas en el centro voy a relajarme a Divoká Šárka, con mi perro”.
Daniel Pinta afirma que no lo incluyó en su libro porque se trata de una reserva natural que no tiene ningún tipo de infraestructura turística, aunque su guía sí incluye otros lugares de Praga no tan masivos como, por ejemplo, el Palacete de la estrella. Por otro lado, afirma que al hacer su libro trató de tener en cuenta que, además de aprender sobre la ciudad que visitan, los turistas buscan, sobre todo, disfrutar al máximo posible cada momento del viaje. Y aunque él no suele trabajar como guía de turismo, sí conoce muy bien el ambiente y, de hecho, su próximo proyecto, más allá de las dificultades de la pandemia, está vinculado a ese sector.
“Quiero hacer unas páginas web, como una agencia para que puedas reservar un guía si viajas a Praga, y quiero recomendar dónde comer, dónde dormir, dónde ir porque tengo muchos contactos en el área de los guías de turismo”.
Mientras tanto, Daniel Pinta, está muy orgulloso de la obra que editó hace ya cinco años porque, a diferencia de muchos libros turísticos cuyas traducciones son bastante malas, una de las características de Praga, la joya en el corazón de Europa es que sus textos se leen muy bien en cada uno de los idiomas, además de incluir esquemas muy didácticos para entender, por ejemplo, la enorme superficie del castillo, los distintos componentes del reloj astronómico o las particularidades de cada uno de los santos del Puente de Carlos. Daniel Pinta se encarga de venderlo personalmente en un pequeño puesto enfrente del monasterio de Strahov y durante sus recorridos en camioneta o caminando por las calles de Praga, tal como hacía cuando jugaba de niño con su hermano.