Con la devaluación de la corona checa se espera lograr mayor crecimiento en 2014
El paso dado por el Banco Nacional Checo de devaluar la corona ha despertado el escepticismo y las críticas de buena parte de los economistas, que consideran la intervención innecesaria y arriesgada. El gobernador del ente, Miroslav Singer, asegura que el menor valor de la moneda estimulará la economía checa.
La pérdida de valor de la corona tiene un efecto inmediato para la población del país: el encarecimiento de todos los productos importados y el consiguiente descenso del poder adquisitivo. El gobernador del Banco Nacional, Miroslav Singer, ha explicado la medida como una intervención a tiempo para evitar la deflación, es decir, el descenso generalizado de precios que en su opinión se cernía sobre la economía checa.
“Los bancos centrales pueden adelantarse a los acontecimientos o esperar a que ocurran y reaccionar ante ellos. Nuestros análisis, que por cierto son públicos en nuestra página web, indicaban que si no hacíamos nada, los precios bajarían en los próximos años. Esto alegraría a los consumidores, pero la gente no son solo consumidores. Son empleados, deudores, poseedores de activos financieros, de valores inmobiliarios, y en todos estos aspectos la economía sufriría”.
El objetivo del Banco Nacional es mantener el cambio en torno a las 27 coronas por euro durante aproximadamente un año y medio. Para ello se imprimirán más coronas y con ellas se comprarán euros. Con esta inyección continua de dinero en el sistema y la inflación consiguiente se esperan conseguir las condiciones para que la economía salga de la recesión. Los datos de este trimestre no son alentadores: el PIB interanual disminuyó un -1,6%, una cifra peor que la de Portugal (-1%) o España (-1,2%).La corona más débil provoca que los precios de los bienes importados sean más altos, lo que debería hacer crecer el consumo de los productos checos en el mercado interno. Al mismo tiempo lo elaborado en Chequia será más barato en el extranjero y se venderá más.
Por otro lado, la otra herramienta con la que cuenta el Banco Nacional para estimular la economía, bajar los tipos de interés a los que presta al resto de entidades bancarias, ya no se puede utilizar. Actualmente se sitúan en una cifra mínima, del 0,25%, y no tiene sentido bajarlos más. De acuerdo con Singer, la actuación del Banco Nacional ha sido la más lógica.
“El dinero va a la economía porque en esta hay suficiente liquidez, pero cada vez se utiliza menos. Hacemos lo mismo que los bancos centrales de los países que se han encontrado bien en una trampa de liquidez, bien con tipos de interés nulos, que ya no podían bajar más, y que estaban en una situación de deflación o en la que se esperaba llegar a este problema”.Una buena parte de los economistas ha reaccionado sin embargo con escepticismo, al considerar que la intervención no era tan necesaria y podría ocasionar efectos inesperados. Mientras que unos temen que la inflación se dispare, otros piensan que no favorecerá tanto a las exportaciones checas como se prevé. El rector de la Universidad Bancaria y ex ministro de economía Pavel Mertlík teme que la medida tenga consecuencias negativas.
“La economía checa es muy dependiente de las importaciones. Somos una nación transformadora, que no tiene ninguna materia prima de importancia, combustibles por ejemplo, así que lo básico lo importamos del extranjero, le damos valor añadido y lo exportamos de nuevo. Vivimos de esa exportación, se podría decir. Y ahora con este paso encarecemos los combustibles, materias primas y energía. Eso se reflejará en una segunda ola de encarecimiento de toda la economía nacional”.
Singer por su parte asegura que la inflación, aunque crecerá, seguirá siendo baja, y que los industriales checos se verán al final beneficiados por la devaluación, ya que las ventajas de contar con productos ahora un 5% más baratos en el mercado internacional superan a los inconvenientes provocados por el encarecimiento de algunas materias primas.