Cientos de mujeres polacas viajan a Chequia para abortar

Protestas contra la ley polaca de interrupción del embarazo en Varsovia

Tras el endurecimiento de las leyes de interrupción del embarazo en Polonia hace un año, se ha multiplicado el número de mujeres que llegan a Chequia para poder abortar en condiciones de seguridad. Sin embargo, también al otro lado de la frontera se siguen encontrando con cierto vacío legal.

La ley polaca de interrupción del embarazo solo lo acepta en los casos de violación, incesto y peligro para la vida de la madre. No se reconocen siquiera daños mortales en el feto, por lo que las mujeres tienen que dar a luz incluso a sabiendas de que su hijo nacerá muerto o con graves problemas congénitos.

Los daños en el feto era precisamente la razón principal que llevaba a las  mujeres a abortar hasta que el Tribunal Constitucional de Polonia aprobó el endurecimiento de la ley en otoño de 2020. Desde entonces, las protestas masivas no han dejado de producirse. Y también los viajes a países vecinos para poder abortar.

Protestas contra la ley polaca de interrupción del embarazo | Foto: Lukasz Katlewa,  Wikimedia Commons,  CC BY-SA 4.0 DEED

En Chequia existen varias asociaciones, cada vez más profesionalizadas, que ayudan a las mujeres en esas circunstancias. Ciocia Czesia (La Tía Checa) es una de las que surgieron precisamente durante las protestas de hace un año. La fundadora de la asociación, Katarzyna Byrtek, una polaca que vive en Chequia desde hace 15 años, explica en qué consiste su ayuda.

“Depende del caso. Si solo necesitan información, les damos información. Si necesitan apoyo para saber qué conexiones de transporte pueden aprovechar o dónde se pueden alojar, pues les ayudamos con eso también. La mayoría van a Ostrava y alrededores, sabemos de hospitales allí que no tienen problema en ayudar a las personas sin residencia permanente en la República Checa”.

Katarzyna Byrtek | Foto:  ČT24

A diferencia de otros países europeos, la región de Moravia-Silesia no solo es más cercana para las polacas geográficamente, sino también lingüísticamente, lo que también cuenta en un trance de tanto estrés como en el que se encuentran.

En el año de existencia de Ciocia Czesia, unas 700 mujeres han pedido ayuda a la decena de voluntarias que prestan sus servicios en la organización. Además de información práctica sobre cómo conseguir la píldora del día después en Chequia o los lugares a los que pueden acudir a abortar, también ofrecen apoyo legal o incluso financiero a quien lo necesite para una intervención que cuesta unos 450 euros.

Según otra voluntaria de la asociación, Marta Machałowska, se encuentran con casos, por ejemplo, de mujeres ya con tres hijos que tienen que pasar la frontera con ellos y superar la intervención sin que su entorno llegue a saber nada, porque el aborto, además de ilegal, es un tabú en la sociedad de la que provienen. Además, el Gobierno polaco puede seguir a las mujeres a través de su registro de embarazadas.

Pero los problemas legales no se acaban al pasar la frontera. En la República Checa la situación es algo confusa. La Cámara Médica prohíbe a sus miembros realizar abortos a extranjeras sin residencia permanente en el país, refiriéndose a la ley checa al respecto, que data de 1986. Sin embargo, el Ministerio de Salud especificó en 2016 que todas las mujeres de países miembros de la Unión Europea tienen derecho a interrumpir legalmente su embarazo en el país aunque ese sea el único motivo de su estancia en Chequia, gracias a los acuerdos internacionales que tiene suscrito el Estado.

La misma postura es apoyada por la Oficina del Defensor del Pueblo. Según informó el semanario Respekt, el ombudsman Stanislav Křeček en noviembre remitió una carta al presidente de la Cámara de Médicos Checa, Milan Kubek, para subrayarle que consideraba altamente improbable que se pudieran llevar a cabo acciones legales contra los médicos que efectúen abortos a extranjeras de la Unión Europea, dada la interpretación que hace de la ley el propio Ministerio de Salud.

Según el mencionado Kubek, no es que la Cámara Médica no apoye que las extranjeras puedan acudir al país a abortar, sino que cree necesario reformar la ley de 1986 para que a los médicos les quede completamente claro que no serán en ningún caso perseguidos.

En cualquier caso, la postura de la Cámara Médica hace que muchos centros de salud rechacen a las extranjeras que quieren interrumpir su embarazo. Ciocia Czesia colabora con cuatro clínicas del país que no tienen reparos en ello, aunque reconocen que les gustaría entrar en contacto con más.

Milan Kubek | Foto: Michaela Danelová,  Český rozhlas

Las clínicas no quieren ninguna publicidad por ello porque siguen temiendo las consecuencias, por lo que también es difícil acceder a datos estadísticos. Ciocia Czesia, que tampoco pregunta nada a las mujeres a las que atiende ni reúne ningún tipo de datos al respecto, solo constata el hecho de que en mayo respondieron a unas 40 mujeres que les pidieron ayuda y en septiembre el número era del doble.

Mientras, las esperanzas de que en Polonia mejore la situación para las mujeres que quieren abortar son cada vez menores, según Katarzyna Byrtek.

“Por desgracia, creo que no, porque las protestas ya se prolongan durante un año y son masivas, y no solo en Varsovia, sino en muchas ciudades, y no ha cambiado nada, por lo que me temo que el Gobierno de Polonia ya no está por la democracia o por lo que quiera la gente. Según los sondeos entre un 70% y un 80% de los polacos y las polacas están en contra del endurecimiento de las medidas adoptado hace un año. Por lo que todo lo que ha sucedido no surge, en absoluto, de la voluntad del pueblo”.

Al Sejm, la Cámara Baja polaca, llegó este mes una propuesta para prohibir absolutamente el aborto incluso en los tres casos ahora en vigor, que los diputados, esta vez sí, rechazaron. Aunque en la práctica, según critican las asociaciones, los médicos en Polonia temen ser perseguidos incluso cuando se dan los casos permitidos por la ley.

Curiosamente, hasta los años 90, la Polonia comunista tenía una ley relativamente liberal de interrupción del embarazo y hasta las suecas viajaban al país para abortar.

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