Científicos reconstruyen el aspecto de Santa Ludmila 1100 años después de su muerte

La reconstrucción facial de Santa Ludmila

Coincidiendo con el 1100 aniversario del martirio de la patrona checa Ludmila de Bohemia, científicos de la Academia de Ciencias en colaboración con el brasileño Cícero Moraes, referencia mundial en la reconstrucción facial forense, presentaron el que podía ser su aspecto con una alta probabilidad.

La reconstrucción facial de Santa Ludmila | Foto: Cícero Moraes,  Naše historie

El día 15 de septiembre se cumplieron exactamente 1100 años del asesinato de una de las mujeres que más han marcado la historia del pueblo checo. Entre los muchos actos que la recuerdan, en el Palacio Arzobispal de Praga se presentaron los resultados de un largo trabajo que ha llevado a revelar el que probablemente era su rostro o una gran aproximación a él, gracias al empleo de las últimas tecnologías en la materia.

El geofísico Jiří Šindelář, del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias, explicó el proceso. Lo primero era realizar un modelo del cráneo de la duquesa consorte, usando una combinación de escáner láser y diferentes métodos de análisis métrico. Y siempre sin contacto con los restos, como explicó el profesor Šindelář.

La reconstrucción facial de Santa Ludmila | Foto: Cícero Moraes,  Naše historie

“Con muchas dificultades se ha conseguido escanear el resto de mayor tamaño, que forma parte del tesoro de la catedral de San Vito. Nuestro compañero Martin Frouz tuvo que trabajar de una forma distinta a los demás proyectos porque hacía falta una definición altísima sin poder mover la reliquia ni el relicario y extraer toda la información del cráneo sin retirar la tela que lo cubre. Y esta información tenía que ser de una exactitud y calidad altísima para que pudiéramos utilizarla”.

La técnica se ha empleado ya con otros príncipes Premislidas, la reina Judita o el relicario de San Mauro, por ejemplo. En el caso de Santa Ludmila, la mayor complicación para realizar una reconstrucción completa de su rostro era la desaparición de la mayor parte de sus huesos faciales, expuso Šindelář.

“Durante mucho tiempo el equipo no tenía claro de si el proyecto llegaría a buen fin, porque en el caso de santa Ludmila no se habían conservado todos los huesos de la cara. Por fortuna, se habían conservado algunas partes. De gran importancia para nuestro trabajo resultaron, sobre todo, los dientes que descubrió en 1981 durante unos trabajos de investigación en la tumba de la princesa el profesor Emanuel Vlček, cuya labor hemos podido continuar”.

La reconstrucción facial de Santa Ludmila | Foto: Cícero Moraes,  Naše historie

Una vez creado el modelo del cráneo de la forma más exacta posible y juntando todas las partes existentes, para recrear el aspecto de la patrona checa entró en juego un especialista a nivel mundial como es el brasileño Cícero Moraes, a quien presentó Šindelář.

“Cícero Moraes es uno de los creadores de un programa muy especial llamado OrtogOnBlender. No es un programa que se venda con fines comerciales. Él lo crea gratis y lo ofrece de forma gratuita a los médicos de todo el mundo. No es un programa pensado para la reconstrucción de caras de personalidades históricas, sino que es algo que nos ayuda a nosotros, las personas vivas en este momento, porque gracias a él los médicos pueden elaborar grandes cantidades de datos complejos con tomografía computarizada o resonancias magnéticas y preparar así las operaciones”.

Moraes empleó una combinación de dos técnicas de reconstrucción facial en tres dimensiones: un método anatómico y uno de tejidos blandos. Otras cuestiones del aspecto final como el color de pelo, los ojos o la pigmentación de la piel, es algo que entra más en el terreno artístico, ya que no existe ningún testimonio al respecto ni es información que se pueda deducir a día de hoy.

Sí se ha podido concluir que Santa Ludmila padecía retrognatismo, esto es, que tenía la mandíbula en una posición algo retrasada a la habitual con respecto al maxilar superior. Curiosamente, la misma conclusión a la que se llegó al realizarse estudios similares con su hijo, el príncipe Bratislao I, y su famoso nieto San Venceslao.