Científicos de Brno saben cómo eliminar antibióticos o anticonceptivos de aguas residuales
La Feria Internacional de Maquinaria de Brno premió el CaviPlasma, un dispositivo creado por la Universidad Técnica de Brno que con su nuevo sistema logra eliminar las sustancias que contaminan los ríos después del paso del agua por la depuradora.
La presencia de antibióticos, anticonceptivos, todo tipo de bacterias, productos químicos, microorganismos patógenos o estupefacientes en el agua de los ríos ya depuradas, es un problema conocido desde hace mucho. Estas sustancias tienen un efecto nocivo en la fauna y la flora, especialmente cerca de las depuradoras, pero también pueden volver al ser humano con consecuencias negativas para la salud.
Un equipo de la Universidad Técnica de Brno presentó este año CaviPlasma, un sistema innovador patentado por el momento en la República Checa, y que está en proceso de conseguirlo también a nivel internacional, que logra acabar con estas sustancias.
Blahoslav Maršálek, director del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias, explicó a la Televisión Checa qué sucede, por ejemplo, con los estrógenos de los anticonceptivos o las bacterias cuando pasan por la depuradora.
“Se mantienen en la superficie gracias a que tienen como unas burbujitas de gas. Pero al pasar por este dispositivo, las burbujitas se rompen y las sustancias se van al fondo sin usar ningún producto químico”.
La particularidad de CaviPlasma es la combinación de dos procesos: la cavitación (o aspiración en vacío) y el desarrollo plasmático. La cavitación por sí sola no ha dado grandes resultados para la depuración de aguas. Lo novedoso y efectivo es la unión de ambas técnicas, contó Pavel Rudolf, de la Universidad Técnica de Brno, a la Televisión Checa.
“Cada uno de estos dos fenómenos por sí solos no son algo nuevo, lo único de este descubrimiento es la combinación de ambos. El resultado sinérgico de la unión de los dos efectos es algo novedoso a nivel mundial”.
El proceso para eliminar estas sustancias no es demasiado complicado. La cavitación se realiza a una temperatura baja constante en un tubo de Venturi, que es un canal que se estrecha para luego volver a expandirse, afectando así a la presión del agua. Al reducirse la presión del agua y aumentar su velocidad, se crean unas burbujas en las que se inicia un desarrollo plasmático que solo es posible crear en un ambiente gaseoso. Gracias a ello surgen óxidos y procesos de oxidación que producen una mineralización de las paredes de las células y la descomposición de las sustancias del agua.
Por el momento se han desarrollado tres dispositivos de tres capacidades distintas, como presentó a la Televisión Checa Pavel Sťahel, de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Masaryk de Brno.
“Con el menor de los equipos se pueden tratar unos mil litros a la hora, con otro intermedio unos 15 000 litros, y con el mayor de todos, varias decenas o incluso centenares de miles de litros a la hora, lo que representa cantidades industriales”.
No solo las depuradoras de agua podrían aprovechar esta nueva técnica. Piscinas, saunas o, por ejemplo, lavanderías de hospitales, podrían dar uso a este invento, que también tiene una aplicación para la desinfección de superficies.
El equipo que lo ha desarrollado ahora está buscando un inversor para su comercialización, algo a lo que seguro ayudará también la medalla obtenida en la Feria Internacional de Maquinaria de Brno.