Cianobacterias: una posible solución a la contaminación de los océanos

Ondřej Pěnčík

Un equipo de científicos checos investiga la posibilidad de que las cianobacterias devoradoras de plástico se ocupen de los residuos oceánicos.

Del tamaño de Australia y una de las principales amenazas para la fauna marina. Así son las llamadas islas de basura oceánica, que han experimentado un crecimiento exponencial en la últimas décadas. Además de la más conocida, la llamada Gran mancha de basura en el Pacífico, existen otros cuatro parches de residuos esparcidos alrededor de los tres océanos más grandes del mundo.

Microplásticos | Foto: © Will Rose,  Greenpeace

Ante la preocupante situación de los océanos, científicos de la Universidad Mendel en Brno estudian las cianobacterias devoradoras de plástico como una posible solución a la contaminación masiva. Ondřej Pěnčík, uno de los investigadores involucrados en el estudio, contó para la Radio Checa cómo las bacterias preexistentes en los residuos podrían utilizarse para eliminar la contaminación no deseada.

“La mayoría de la gente considera las algas y las cianobacterias como algo muy perjudicial, pero no es cierto. Muchas de ellas son en realidad esenciales para el funcionamiento del ecosistema. Nuestra investigación se centra en las cianobacterias que son capaces de degradar el plástico”.

Pese a que las bacterias presentes en los desechos son capaces de romper los enlaces químicos de las moléculas de plástico de forma natural, para poder hacer frente a los residuos oceánicos a mayor escala, explicó Pěnčík, sería necesario someter las bacterias a una modificación genética.

“El método consiste en transferir a una cianobacteria, mediante métodos de biología molecular, un gen que normalmente se encuentra en una bacteria que vive en los vertederos. La cianobacteria modificada se introduciría entonces en el océano, lo que permitiría degradar los residuos plásticos.”

Desde el punto de vista legal, no obstante, la alteración genética de bacterias puede resultar problématica. Es por ello que desde la Universidad Mendel exploran también otras opciones.

Una alternativa a la modificación genética, añadió el investigador Pěnčík, pasa por utilizar las cianobacterias en su forma natural. Concretamente, aquellas bacterias que presentan una capa pegajosa a la que se adhieren las micropartículas plásticas.

Ondřej Pěnčík | Foto: Universidad de Mendel en Brno

“Al quedarse atrapadas unas encima de otras, forman una especie de grumos, lo que hace que sea relativamente fácil sacar los residuos del agua por sedimentación. Eso deja el agua prácticamente limpia”.

De esta forma, resulta sencillo imaginar cómo las cianobacterias podrían emplearse para la limpieza del agua dulce o, por ejemplo, en plantas de tratamiento de aguas residuales, donde podrían atrapar mediante adhesión no sólo micro y nanoplásticos, sino también otras sustancias nocivas como pesticidas.

Según explicó Pěnčík, los ríos transportan hasta un 80% de los residuos plásticos que llegan al mar, por lo que si la gestión de las plantas de tratamiento de aguas residuales mejora, el impacto en la situación general de ríos y océanos sería significativo. Sobre todo en los países en vías de desarrollo.

Con el estudio de las cianobacterias, los investigadores checos pretenden desarrollar una tecnología capaz de impulsar este cambio de forma barata y sencilla.

Autores: Marina Vidal Rico , Ruth Fraňková , Barbora Kroutilíková
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