Chequia recuerda la importancia de apoyar a los disidentes extranjeros
El Ministerio de Relaciones Exteriores conmemoró 30 años del encuentro de François Mitterand con los representantes de la disidencia anticomunista checoslovaca.
Hace 30 años, el 9 de diciembre de 1988, el entonces presidente francés, François Mitterand, hizo un gesto histórico en el marco de su visita a Checoslovaquia.
Dentro de las actividades programadas prefirió mantener conversaciones primero con los disidentes anticomunistas, y solo después se reunió con los representantes del oficialismo. Sobre el significado de tal actitud habló el ministro de Relaciones Exteriores checo, Tomáš Petříček, quien en ocasión del aniversario se reunió con disidentes de varios países del mundo en la Embajada de Francia.“El desayuno fue de gran importancia. Se trató de la primera reunión de un presidente de un país tan relevante como Francia con los disidentes en Checoslovaquia. Todo eso fue una señal importante para la sociedad. Lo mencionó incluso el diario del régimen comunista Rudé Právo, o sea el público lo seguía con mucha atención. Sin duda fue uno de los pasos hacia la Revolución de Terciopelo”.
A pesar de la evidente relevancia del encuentro, hay que recordar que en aquellos tiempos, solo los más optimistas podrían haber pensado que al régimen comunista le quedaba tan solo un año, comentó Jean Musitelli, entonces asesor del presidente Mitterrand.
“Sinceramente, regresando a Francia no pensábamos que Václav Havel se podría convertir en presidente solo un año después. Sin embargo, me acuerdo que François Mitterrand comentó en el avión sobre su encuentro con Gustáv Husák y Milouš Jakeš. Dijo que a esos dos probablemente no les volvería a ver”.
Musitelli recordó también la atmósfera en la que se celebró el encuentro y resaltó la determinación de la disidencia.“Por otra parte fue claro que estaban preparados para asumir la responsabilidad política. Preguntaban acerca de cómo se podía aproximar Checoslovaquia a Europa, cómo se podía convertir en un país realmente europeo. Fue muy interesante: Por un lado hablamos sobre sus condiciones de vida terribles, por el otro sobre las perspectivas. Se notaba que confiaban en que ese régimen no iba aguantar para siempre”.
En este sentido, los historiadores subrayan una de las frases que el presidente francés pronunció durante las conversaciones. Dijo que se sentía alegre por haber podido compartir un tiempo con los protagonistas de la época venidera.
Tomáš Petříček subrayó el valor simbólico de la reunión.
“Para mí eso tiene un gran valor simbólico, ya que fueron precisamente esas mensajes emitidos por parte de nuestros socios extranjeros hacia la disidencia checoslovaca que hicieron posible el regreso a una sociedad democrática”.
El desayuno de Miterrand con los disidentes checoslovacos fue recordado por el Ministerio de Relaciones Exteriores como un suceso que nos demuestra la importancia de la defensa de los Derechos Humanos, la democracia, la solidaridad y la responsabilidad. De ahí que el ministro Petříček resaltó la actual línea de la política exterior que cuenta con el apoyo de esos principios.