Checos expresaron su apoyo a los presos políticos en Cuba
Decenas de personas asistieron a la manifestación frente la Embajada Cubana en Praga que conmemora el cuarto aniversario del encarcelamiento de 75 activistas opositores y periodistas en Cuba.
"Nosotros estamos ahora haciendo esta manifestación por todos los presos políticos cubanos, no sólo por los 75 que fueron detenidos en el 2003, sino por la totalidad de los 330 presos de conciencia. Mencionemos aquí dos casos, que nos parecen horribles. Hay dos ejemplos de presos políticos en Cuba a punto de morir en este momento; uno es el caso de Omar Pernet Hernández, al que le van amputar la pierna y otro es el de Librado Linares García que casi perdió la vista por las condiciones que hay en cárcel".
Entre la mayoría de los jóvenes manifestantes estaban también el ex Ministro de Interior Jan Ruml, el actor Tomás Hanák, el ex disidente John Bok y la socióloga Jirina Siklová. Ruml recordó que la solidaridad del extranjero con los disidentes checos fue de gran apoyo cuando el mismo fue perseguido por el régimen checoslovaco. No obstante admitió que esta manifestación tiene más bien una importancia simbólica.
"En Cuba se violan brutalmente los derechos humanos y el objetivo de este acto es advertir ese atropello a los derechos de hombre a pesar de que hay que sostener, por supuesto, que esta protesta tiene sólo un valor simbólico. No obstante, esto pueda dar mucha fuerza a los presos políticos y a sus familiares en Cuba".Sin embargo, no todos los checos comparten este entusiasmo. Jirí Raidel de la Asociación Checo - Cubana, rechazo lo expresado por los activistas.
"Admiramos mucho a Cuba así como su actuación justa y amistosa con otros pueblos iberoamericanos. Nos alegra mucho que en otros países latinoamericanos se siga el ejemplo de ese país. No hay presos de conciencia en Cuba; los que se presentan como presos políticos son meros mercenarios del presidente Bush".
Las protestas con motivo del cuarto aniversario del encarcelamiento de 75 opositores cubanos continúan en el centro de Praga en donde fue construida una réplica de una celda dentro de la que los ciudadanos checos pueden expresar su solidaridad con los presos de conciencia cubanos.