Balance de la huelga: éxito para unos, fracaso para otros

Gewerkschaftsstreik am 8. Dezember

Más de 120.000 empleados públicos participaron este miércoles en la huelga contra los recortes salariales del Gobierno. Mientras que los sindicatos valoran positivamente el resultado de la protesta, algunos políticos, entre ellos, el presidente Václav Klaus, la consideran como un fracaso.

Unos 123.000 empleados públicos participaron en la huelga del miércoles contra la reforma salarial en el sector público, convocada por los sindicatos. Otros 185.000 trabajadores la apoyaron indirectamente, llevando en su ropa una pegatina con la palabra ‘huelga’. Cerca de 20.000 personas en 21 ciudades salieron a la calle a protestar.

El presidente de la Confederación Sindical Checo-Morava, Jaroslav Zavadil, se mostró contento con el resultado de la huelga.

“La huelga ha demostrado el gran descontento de los ciudadanos con la política del Estado. Somos conscientes de que el Gobierno no cambiará su

Presidente de la Confederación Sindical Checo-Morava,  Jaroslav Zavadil,  foto: ČTK
decisión sobre la reducción salarial en el sector público, pero al menos se dará cuenta de que tiene una fuerte oposición para otras reformas que quiere realizar”, destacó Zavadil.

Por su parte, algunos diarios advierten de la poca participación en las manifestaciones callejeras y ridiculizan el esfuerzo de los sindicatos.

“Anunciaban que iba a ser la mayor huelga de los últimos 20 años en Chequia, mientras tanto las plazas de las ciudades lucieron semivacías”, escribe el periódico Lidové Noviny.

Presidente Václav Klaus,  foto: Archivo del Gobierno checo
También el presidente Václav Klaus criticó a los sindicalistas porque no apoyan al Gobierno en su lucha contra la deuda estatal.

“Los recortes presupuestarios son inevitables en este momento. Lo sabe todo el mundo y estoy convencido de que los líderes sindicales no son una excepción”, subrayó Klaus.

El mayor número de huelguistas fueron los trabajadores del sector educativo y de la salud. Unas 500 escuelas del país permanecieron cerradas, en otras muchas no se servía comida. Los centros médicos, así como algunas oficinas públicas, redujeron al mínimo sus servicios. La participación alcanzó apenas el 25 por ciento del número total de empleados públicos del país.