Apoyando a la pequeña empresa y la educación, Chequia cambia vidas en Zambia
Altas tasas de desempleo, desnutrición, infraestructuras deficientes y falta de mano de obra cualificada son algunos de los grandes problemas de Zambia, que figura entre los países menos desarrollados del mundo.
Esther proviene de la República Democrática del Congo, que sus padres tuvieron que abandonar para escapar de los estragos de la guerra, y se refugiaron en Zambia. Aunque se mantienen a salvo en este país vecino, los refugiados enfrentan dificultades para acceder a la educación y oportunidades de empleo. Para subsistir, muchos no tienen más remedio que montar sus propios negocios. No obstante, esto resulta difícil sin educación ni financiación. Gracias al apoyo de Cáritas República Checa, Esther pudo asistir a un curso de costura de seis meses y, con esa pequeña contribución de Cáritas, comprar una máquina de coser y tela, según explica la joven de 19 años.
“Me dedico a coser ropa para las mujeres de la zona. Con lo que gano, ayudo a mantener a nuestra familia”.
Apoyo para tomar las riendas de su vida
Los refugiados como Esther a menudo sólo necesitan un poco de apoyo para encontrar trabajo, montar un negocio o empezar a estudiar para poder ganarse la vida. La historia personal de Bunfinda, otro refugiado de guerra que se instaló en Zambia, confirma esta teoría.
“Me llamo Bunfinda Kitambala Deodon y soy de la República Democrática del Congo. Huimos de la guerra. En Zambia, la Oficina de Protección de Refugiados nos acogió y cuidó. Llegamos a la colonia de refugiados de Mantapala. La guerra en el Congo fue terrible porque sucedió una matanza despiadada de todo el mundo sin motivo alguno. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) trabaja con una organización como Cáritas República Checa. Me ayudaron a cuidar de mis parientes porque somos una gran familia de ocho personas. Para mantenerla, me dedico a hacer y vender pan. Cáritas me proporcionó el apoyo que necesitaba para empezar este negocio”.
Bunfinda no sólo es panadero, sino también sastre. Confecciona chaquetas para los habitantes de la colonia de refugiados, afirma.
“En Mantapala estamos subsistiendo no porque nos cuiden, sino gracias a nuestro propio esfuerzo. No se trata sólo de recibir alimentos. Cáritas nos ha echado una mano y nos ha enseñado a utilizar la cabeza. De esta manera podemos mejorar nuestra subsistencia en el futuro”.
Enseñar a la población local a ser independientes económicamente para que pueda seguir invirtiendo en sus medios de subsistencia es uno de los principales objetivos de Cáritas República Checa en Zambia, aclara Noemi Seregi, coordinadora de Cooperación al Desarrollo en Zambia.
“Actualmente tenemos seis proyectos en marcha, pero también otros ya planificados. Ahora operamos en dos sectores; el primero es la capacitación económica y los servicios sociales, y el segundo es la educación. Dentro del sector de capacitación económica, nos centramos principalmente en la agricultura, el desarrollo de pequeñas empresas y cadenas empresariales, la formación profesional y el acceso al mercado y los servicios financieros. En el sector de la educación, apoyamos la enseñanza primaria y secundaria así como la universitaria. Trabajamos con las comunidades más vulnerables de Zambia, como son los refugiados, tanto en las colonias como en la ciudad capital de Lusaka”.
En una década se ha apoyado a miles de pequeños empresarios Noemi Seregi afirma que los diez años de trabajo de Cáritas República Checa han brindado resultados visibles.
“Empezamos con un proyecto de atención sanitaria materno-infantil financiado por la Agencia de Desarrollo Checa. Nos hemos expandido a otras cuatro provincias, incluida la capital, y nuestra oficina central ya no se encuentra en la provincia Occidental, donde empezamos, sino en la capital, Lusaka. Desde 2014, hemos sido socios para la implementación de programas de medios de vida básicos para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, un socio muy importante. De 2019 a 2022 fuimos socios del Programa Mundial de Alimentos, y desde entonces hemos trabajado con otros donantes importantes, como el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajada de Estados Unidos en Zambia y otras ONG. En los últimos diez años, hemos llegado a cientos de miles de personas y hemos apoyado directamente a miles de ellas. Sólo el año pasado, llegamos a más de 40.000 pequeños agricultores de Zambia a través de uno de nuestros proyectos”.
Uno de ellos es Alex, que vive en la aldea de Semawe, en Mantapala, situada al lado de una colonia de refugiados.
“Estoy casado y tengo tres hijos. Cuando llegó Cáritas, me ayudó a mejorar mi vida”, explicó Alex.
La organización benéfica seleccionó a Alex como agricultor líder en su comunidad, sirviendo de ejemplo a todos los demás. Alex visita a los refugiados y a los nativos de Zambia en sus granjas y les enseña cómo preparar las semillas, regar los cultivos, utilizar fertilizantes, insecticidas y otras labores relacionadas.
“Lo que me hace feliz es dar salud a nuestra comunidad. Cuando cultivamos verduras, comemos distintos tipos de alimentos, toda la gente de nuestros pueblos está más sana. Cuando comes siempre el mismo tipo de comida, puedes acabar desnutrido”.
Cáritas creó un vivero de plantones y se lo entregó a agricultores seleccionados como medio de negocio sostenible, describe Alex.
“Espero que el vivero pueda cambiarme la vida, vendiendo plantones de tomates, coles, cebollas, etcétera. Es algo nuevo aquí en Mantapala. No hay nadie que cultive plantones. Estamos agradecidos a Cáritas por darnos este vivero y por ayudar a nuestras comunidades en general. Cáritas ayuda a nuestras comunidades de muchas maneras. Le agradezco su duro trabajo. Gracias”, dice Alex.
Según Irena Menšíková, editora de textos sobre asuntos exteriores de Cáritas, que grabó los testimonios mencionados durante su reciente visita a Zambia, historias como ésta son prueba de que la organización está haciendo un trabajo con sentido.
“Desde luego, no apoyamos sólo a individuos. Nuestro apoyo es sistémico, ayudamos donde hay necesidad y trabajamos dentro de nuestros proyectos, continuamos los que llevamos haciendo en el país desde hace mucho tiempo e identificamos las necesidades clave. Mencionamos historias individuales, pero nos centramos en comunidades enteras, en zonas donde hace falta esta ayuda. Definitivamente hay que abordarlo de forma sistemática, y nosotros lo hacemos”.
“Zambia tiene un gran potencial”
De acuerdo con Pavel Procházka, embajador checo en Zambia, fue el trabajo de calidad de las ONG checas lo que impulsó al Ministerio de Relaciones Exteriores a incluir a Zambia entre los países prioritarios para la cooperación al desarrollo en 2018. Desde entonces, el programa celebra varios éxitos, afirma.
“Por supuesto, no podemos hacerlo todo. Nuestros recursos son limitados, igual que nuestras fuerzas. Por eso, hemos decidido centrar la mayor parte de nuestra cooperación al desarrollo en un solo lugar, la provincia Occidental. Obviamente, tenemos proyectos también en otros lugares, como en la provincia Meridional o en Lusaka. Nos centramos sobre todo en la agricultura, el desarrollo rural y, en parte, en la sanidad y la educación”.
El embajador Procházka está convencido de que Zambia tiene un gran potencial de futuro y uno de los esfuerzos de la Embajada es invitar a los empresarios checos a invertir en este país africano. Según afirma, cada vez más empresarios checos se sienten atraídos para emprender en Zambia y en un futuro próximo se espera la primera inversión checa.
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