“Zelenski cambió la historia del siglo XXI con una sola frase”

Volodímir Zelenski

La Unión Europea debe permanecer unida ante el futuro incierto que se le presenta con la guerra en Ucrania, la crisis energética y de refugiados y una probable caída de la calidad de vida, considera el viceministro de Relaciones Exteriores, Martin Dvořák, que visitó los estudios de Radio Praga Internacional. La UE debe avanzar en su ampliación a los Balcanes Occidentales, zona en la que también Rusia intenta aumentar su infliuencia, asegura este ciudadano honorario de Kosovo.

Desde hace casi un mes la República Checa preside el Consejo de la UE en un periodo extraordinariamente complicado marcado por la agresión rusa de Ucrania y sus consecuencias. Si la invasión y el comienzo de la guerra fue una sorpresa mayúscula para todos, más aún lo fue la forma en la que se están defendiendo los ucranianos desde aquel 24 de febrero. Nadie podía esperarlo, asegura Martin Dvořák, viceministro de Relaciones Exteriores.

Creo que todos nosotros, no solo los estados de Europa del Este sino también los de Europa Occidental, deberíamos entender mucho mejor por qué estamos luchando.

“Creo que el presidente Zelenski hizo cambiar de opinión a todo el mundo con una sola frase cuando dijo: "No necesito que me saquen de aquí, necesito munición" [en respuesta a una oferta de Estados Unidos para sacarlo del país de forma segura]. Según la información que teníamos antes de que comenzara la guerra, se esperaba que Kiev cayera en 72 horas. Y eso no sucedió. Ahora estamos en el día 150 de guerra, más o menos, y me temo que algunos políticos se sintieron un poco decepcionados porque esperaban que en tres días todo terminara y volviera a la normalidad. Pero eso no sucedió gracias al coraje del presidente Zelenski y del pueblo ucraniano, y ahora todos tenemos que entender que la situación ha cambiado por completo. Realmente creo que esa sola frase, "No necesito que me saquen, necesito munición", cambió la historia del siglo XXI”.

Martin Dvořák | Foto: Kateřina Cibulka,  Český rozhlas

Los acontecimientos, por supuesto cambiaron los planes de la República Checa de cara a la presidencia del Consejo de la UE. Las prioridades son ahora la reconstrucción y estabilización de Ucrania, así como la resiliencia de la Unión Europea y sus instituciones democráticas, dice Dvořák, “ahora que hemos entendido mejor que están en peligro nuestros valores y en lo que creemos”.

Y si hablamos de la defensa de los valores, nadie da mejor ejemplo de ello que los propios ucranianos, opina Dvořák.

“Tenemos que entender y subrayar que los ucranianos están demostrando ahora mismo a todo el mundo que están realmente comprometidos y dispuestos a sufrir por los valores que compartimos en la Unión Europea, valores que son las piedras angulares de nuestra sociedad: la democracia, la libertad, los derechos humanos, etc. Están luchando y están muriendo por ello, cosa que nosotros no hacemos. Y para ser absolutamente justos, están muriendo por nosotros, porque si caen, seremos los siguientes en peligro de ser invadidos o, al menos, atacados por Rusia. Así que creo que los ucranianos están demostrando su capacidad y voluntad de respetar y adherirse a los valores y reglas de la UE”.

Dvořák celebra la unidad y fuerza que ha mostrado la Unión Europea, pero también teme que esto pueda cambiar según pase el tiempo, los efectos de la crisis se noten más y algún político quiera sacar partido del descontento de la gente con las dificultades.

Los ucranianos están luchando y muriendo por los valores que compartimos. Y para ser absolutamente justos, también están muriendo por nosotros porque si caen, nosotros seremos los siguientes en peligro de ser invadidos o al menos atacados por Rusia.

“El problema es, y esto es algo que me asusta un poco, que somos una sociedad que da por sentada la libertad, pero no es así, y también damos por sentado nuestro nivel de vida. Y tal vez tengamos que sufrir un poco. Pero me gusta decir que prefiero tener algunos grados menos en mi apartamento mientras tenga un apartamento. Los ucranianos no tienen esta opción. Están sufriendo y están muriendo, no solo por el frío del invierno sino por los bombardeos y todo lo demás. Para simplificarlo, diría que esta es la elección que tenemos que hacer: ¿tener un hogar un poco menos caliente o no tener hogar?”.

En su opinión, es mucho más difícil comprender la situación actual desde el oeste de Europa que desde países más cercanos geográficamente a Rusia y con experiencias previas como súbditos de Moscú, como es el caso de Chequia.

“Putin comenzó esta guerra. Y no es una guerra contra Ucrania, es una guerra contra Occidente, contra la democracia, la libertad y todos los valores que ya mencioné. Y eso es difícil de explicar, porque la gente de las partes occidentales de Europa no tiene esta experiencia personal. He visto a los ocupantes rusos aquí en nuestras calles, pero para ellos esto sigue siendo algo "al otro lado del Telón de Acero". No les importa mucho. Hasta ahora está bien, sienten cierta responsabilidad, solidaridad, compasión humana, pero me temo que esto podría destruirse muy fácilmente”.

Volodímir Zelenski | Foto: Česká televize,  ČT24

La vergüenza de un checo europeísta

En solo cuatro semanas de presidencia checa del Consejo de la UE, ya se han producido algunos hitos de importancia. Bulgaria y Macedonia del Norte firmaron un acuerdo que desbloquea el proceso de acceso de los segundos, y con ello, el de la propia Albania, a la que se había ligado su entrada en la UE a la de su vecina Macedonia del Norte. Esta es una noticia muy celebrada por la diplomacia checa, siempre a favor del ingreso en la UE de los países de los Balcanes Occidentales.

Otro momento ha sido el acuerdo definitivo para que Croacia acoja la moneda única desde 2023. Es paradójico ver a un ministro de Finanzas como Zbyněk Stanjura, de un partido que no quiere saber nada del euro como es el Partido Cívico Democrático (ODS), bendiciendo la entrada de Croacia en la eurozona. Y es que Chequia no ha sido conocida precisamente por su apego a la Unión Europea. En los años de atrás, el conocido como grupo de Visegrado, con Chequia, Polonia, Eslovaquia y Hungría, han sido vistos más bien por los estados occidentales como un obstáculo para un funcionamiento más armónico de los Veintisiete. Pero son los países que esperan para entrar quienes más sufren esto, dice Dvořák.

Me gusta decir que prefiero tener algunos grados menos en mi apartamento mientras tenga un apartamento. Los ucranianos no tienen elección.

“En un almuerzo con dos embajadores de los Balcanes Occidentales me preguntaron sobre las perspectivas de futuro, hablaron sobre sus esperanzas, etc. Y les pregunté: ¿creen que sus ambiciones son ahora algo más bajas debido al estatus de candidato de Ucrania? Y me dijeron que no, que para nada. Pero les dije: saben, me siento un poco avergonzado como checo, porque tal vez nuestro comportamiento en la Unión Europea en los últimos 30 años sea una de las razones por las que algunos políticos y parte de la población se muestran escépticos con respecto a una mayor ampliación. Lamento decir que varias veces, cuando pregunté a personas en el extranjero si no era el momento de abrir la puerta a los países de los Balcanes Occidentales, respondieron: ¿realmente desea tener un nuevo Grupo de Visegrado? Es difícil responder a eso. Porque muchas veces nos comportamos como alborotadores, yendo en contra de todo principio de solidaridad y de los principios en los que se basa la UE”.

Ucrania y Moldavia son los dos últimos países que se han puesto a la cola para entrar en la Unión Europea. Aparte de las mencionadas Macedonia del Norte y Albania, también esperan durante largos años Serbia y Montenegro, tanto tiempo que su motivación para el ingreso se ha resentido notablemente.

Martin Dvořák, que sirvió en la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) y en el año 2000 publicó el libro "Kosovo en piel propia", es ciudadano honorífico de ese país, el Estado más joven de Europa. Como cabe esperar, Dvořák es también partidario de la integración de Kosovo, que aún no ha logrado ni el estatus de candidato. En su última visita a Pristina vio el desánimo por lo que se alargan estos procesos.

Las unidades checas en Kosovo | Foto: Ejército Checo

“He estado Kosovo hace unas semanas y me quedé absolutamente asombrado por lo mucho que ha progresado el país en lo que yo llamaría "hardware": nuevas carreteras, nuevos edificios, nuevo aeropuerto, todo. Parece cualquier otro país del sur de Europa como Turquía, Italia... Eso es el hardware, que es fácil de cambiar, pero el software, es peor que antes. Regresé después de 17 años y tuve reuniones y charlas con serbios, bosnios, líderes de Kosovo, el partido del gobierno de Kosovo, el partido de la oposición de Kosovo, todos, y nunca antes había escuchado tanto escepticismo y frustración”.

Por no hablar de Turquía, la que más tiempo lleva en el grupo de candidatos. Martin Dvořák recuerda una charla que mantuvo que puede servir contra el desánimo de estos países.

Me siento un poco avergonzado como checo, porque tal vez nuestro comportamiento en la Unión Europea en los últimos 30 años sea una de las razones por las que algunos políticos y parte de la población se muestran escépticos con respecto a una mayor ampliación.

“Tuve una conversación muy agradable con el embajador turco aquí en Praga, que había sido ministro de Ampliación en Turquía, y le dije que lamentaba que tuvieran que esperar tanto para ser país miembro. Él dijo: ¿sabe qué? ya hemos entendido que incluso el camino hacia la UE es un gran beneficio para nosotros. Estamos aprendiendo cómo comportarnos, cómo trabajar, cómo gestionar la sociedad en nuestro camino hacia la UE, en nuestro camino hacia el cumplimiento de las normas de la UE. Dijo que es algo así como cuando te pones a dieta. El doctor dice que no puedes comer esto y que no puedes comer aquello, y después de algunas semanas, de repente, comienza a sentirse mejor, incluso si aún no está curado. Y tal vez esto es algo que deberíamos promover con respecto a los estados de los Balcanes: mire, su camino hacia la UE puede llevarle una década, pero le da tiempo para aprender a seguir las reglas y aprender a ser un miembro adecuado”.

La integración de los Balcanes occidentales en la Unión Europea, una de las prioridades de la presidencia checa, servirá también para cicatrizar las heridas de una cruenta guerra que sigue muy presente a pesar de haber transcurrido más de veinte años. Según Dvořák es imprescindible mantener la paz el mayor tiempo posible. Para la generación que vivió la guerra es imposible superarla, pero no para las siguientes. Pone como ejemplo de reconciliación a Francia y Alemania. Pero es algo que también ha vivido en Chequia.

Las cicatrices de la guerra sanarán con la próxima generación, cuando un chico de Kosovo se enamore de una chica serbia y tengan hijos y sus familias inicien un negocio juntos: se necesitan pequeños pasos.

“Recuerdo a mi madre, le tuvo miedo a los alemanes toda su vida, porque vio los tanques alemanes, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y al Protectorado. Para ella, Alemania era un enemigo sin discusión. Yo sentí lo mismo acerca de los rusos. He visto tanques rusos aquí. Y mataron a un amigo mío. Así que soy de primera generación. Estoy influenciado por el pasado. Estoy "enfermo" en este sentido, pero tal vez mis hijos y nietos sean diferentes, no tienen estos sentimientos hacia los rusos, ¡a menos que continúen con lo que están haciendo ahora! Así que, lo que los Balcanes necesitan es mantener la paz el mayor tiempo posible y detener cualquier signo de violencia y guerra. Eso podría ayudar después de una generación... cuando un chico de Kosovo se enamore de una chica serbia y tengan hijos y sus familias comiencen un negocio juntos, se necesitan pequeños pasos”.

Martin Dvořák es un diplomático y político checo con una larga trayectoria. Además de su experiencia en Kosovo ya mencionada, actuó como asesor político de la Autoridad Provisional (CPA) en Basora y fue director adjunto del Departamento de Coordinación de Donantes del Consejo para la Coordinación Internacional (CIC) en Bagdad. Fue consejero empresarial en la Embajada de la República Checa en Washington, cónsul general en Estados Unidos y embajador en Kuwait y Catar.

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