Visiten con nosotros la pintoresca villa de Werich en Kampa de la mano de un experto
Acompáñennos a descubrir Praga a través de la mirada de uno de los artistas checos con más influencia del siglo XX, Jan Werich, que da nombre a la preciosa villa de Kampa, al lado del río Moldava. Marek Kovář, guía de Prague City Tourism, nos contará sobre la vida y el legado de este actor político.
A pocos metros del río Moldava, en uno de los barrios más emblemáticos de Praga, se esconde una pintoresca villa de amplios ventanales en forma de semicírculo. Toma su nombre de Jan Werich, artista famoso en el siglo XX por su teatro político. Marek Kovář, guía turístico de Prague City Tourism, recordó en entrevista con Radio Praga Internacional quién fue ese hombre que tantos checos conocen décadas después de su muerte y cuál fue la importancia de su obra.
“Jan Werich fue un destacado actor y cómico checo que comenzó su carrera en el periodo de entreguerras, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En un principio no esperaba convertirse en actor. Estudió Derecho en la Universidad Carolina y sólo más tarde, con su compañero del instituto Jiří Voskovec creó una obra de cabaret, en principio sólo para los compañeros de clase de Voskovec y para profesores de Francia que venían a verlo. Pensaban que solo la iban a representar una vez. Al final, hicieron más de 200 representaciones”.
El artista, que es conocido en el mundo como parte del dúo Voskovec y Werich precisamente por su amistad y por su obra conjunta, se dedicó extensamente a las problemáticas sociopolíticas de la época, afirma Kovář, en referencia al dúo.
“Diría que ganaron popularidad bastante rápido. Desde el principio mostraban en sus obras los problemas de la Checoslovaquia de aquel momento. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, hablamos de la alta tasa de desempleo, los problemas sociales que había... Y en los años 30 se convirtieron en actores políticos, y empezaron a hablar del auge del fascismo, del nazismo en Europa, porque, al fin y al cabo, Checoslovaquia estaba fuertemente amenazada por el nazismo alemán”.
El guía afirma que, en el ámbito del teatro político, destacaban por su valentía y honestidad, ya que reflejaban sin censura el momento actual.
“Realmente no tenían miedo. Fueron unos de los pocos que realmente se animaron a nombrar a los personajes de los que hablaban. En sus obras, por ejemplo, nombraron a Hitler y a Mussolini. Esto llamó la atención de Edvard Beneš, quien era ministro de Relaciones Exteriores en ese momento. El funcionario interfirió un poco en sus obras y pidió ajustes”.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Voskovec emigró definitivamente, primero a Francia y después a EE.UU, mientras que Werich decidió quedarse en República Checa, en su querida Praga. En la capital, el lugar que más se asocia a este artista es la mencionada Villa de Werich, que a pesar de adoptar su nombre, nunca le perteneció. El artista alquiló parte de la casa durante 35 años, pero no fue en ningún momento el primer artista en hacerlo, ya que cuando Werich llegó, la casa ya tenía cientos de años de historia, afirma Kovář.
“La construcción original de esta casa es un poco un misterio, incluso para los historiadores. Pensamos que fue fundada o construida en algún momento del siglo XVI, probablemente después del incendio del barrio de Malá Strana en 1541. Durante los años, muchos artistas y personalidades importantes de la cultura checa habitaron en ella, y así fue también cambiando su nombre”.
En la actualidad, la casa pertenece al municipio de Praga donde está ubicada, y cuenta con una cafetería en la planta baja, una exposición permanente sobre la vida y obra de Werich, y una sala de actos en la parte más alta, formando así un centro multicultural en el corazón de uno de los barrios más antiguos de la capital checa. Más allá de la villa, podemos encontrar rastros del artista en lo que es hoy el teatro Na Prádle, el Teatro Nacional de Praga (donde debían actuar con Voskovec antes de la Segunda Guerra Mundial pero no llegaron a hacerlo), y fuera de Praga cabe mencionar el pintoresco municipio de Velhartice, donde Werich tenía una cabaña y pasaba mucho tiempo en la naturaleza.
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