Vestigios de romanos y germanos en Moravia del Sur y el vestido de Margarita de Dietrichstein
En la presente edición nos dirigiremos a Moravia del Sur, a la ciudad de Mikulov. Visitaremos el palacio local que alberga una exposición singular sobre la presencia de la población romana y germánica en esta región. En el palacio de Mikulov también se expone un vestido restaurado de Margarita Francisca de Dietrichstein, un ejemplo representativo de la moda española en Moravia en el siglo XVII.
Pálava se llaman los montes de piedra arenisca con rocas abruptas en las cercanías de Mikulov. ´Romanos y germanos en la región de Pálava´ es el nombre de la exposición que en 2008 fue premiada con el galardón Gloria Musealis a la mejor muestra de museo del año.
La exposición está instalada en los sótanos del palacio de Mikulov donde antes se encontraban los depósitos del Museo Regional. Su director, Petr Kubín, explica que la muestra surgió en cooperación con el Instituto Arqueológico de Brno y documenta los primeros cuatro siglos de nuestra era.“El tema no ha sido elegido por casualidad. Se trata de una época muy importante en la historia del país. Moravia del Sur es la única región de la República Checa donde se ha probado la estadía de tropas romanas. Los romanos tenían un campamento cerca de Mikulov, en la localidad de Mušov. La mayoría de los objetos expuestos en el museo procede de las excavaciones realizadas en ese lugar”.
Los romanos no permanecieron en Moravia del Sur mucho tiempo. Se establecieron en esta zona en el siglo II de nuestra era durante las guerras marcomanas. Sin embargo, de su estadía relativamente corta quedaron bastantes testimonios, como se puede comprobar en la exposición en el palacio de Mikulov.
En las vitrinas se exponen vasijas de cerámica, una colección de monedas romanas y diferentes herramientas. Además el visitante puede ver un conjunto de herrajes de la caballería o de los pertrechos de los soldados romanos.El hallazgo más frecuente han sido partes de armas, de lanzas y picas, fragmentos de cascos, corazas, clavos de sandalias de los soldados romanos y hebillas con las que ataban sus capas. También se encontró una ´falera´, la condecoración romana para altos oficiales, según cuenta nuestro guía, Petr Kubín.
“Además exponemos aquí receptáculos para sellos, cuentas de vidrio, peines de hueso, fragmentos de vasijas de vidrio, pero también fichas de juego. Demuestran que los soldados romanos eran aficionados a los juegos de azar. Muy interesante es un conjunto de utensilios para escribir. Son varillas de hierro provistas en un lado de un punzón con el que se grababan inscripciones en tablas de cera. El lado contrario está ampliado y servía para borrar lo escrito”.
Durante las excavaciones arqueológicas en Mušov también fueron descubiertos dos edificios. Uno podía ser un baño y el otro la casa de un jefe militar. Según los restos hallados, disponían de una calefacción de suelo.El director del Museo Regional de Mikulov, Petr Kubín, explica cómo funcionaba una calefacción romana.
“Fuera de la habitación había un hogar donde se hacía el fuego, el calor se conducía de allí mediante un canal bajo el suelo de la habitación y mediante ladrillos huecos también por las paredes. De esta manera se calentaba la habitación”.
Para que el visitante pudiera hacerse una idea clara, en la exposición fue colocado un modelo de esa instalación, que tiene dimensiones originales.
Continuando nuestro paseo por la muestra ´Romanos y germanos en la región de Pálava´ en los sótanos del palacio de Mikulov, tropezamos casi textualmente con sepulcros germánicos. Encajados en el suelo de la exposición y cubiertos por un panel de cristal acercan al público los ritos funerales de los viejos germanos. Las tumbas contienen los objetos típicos: recipientes de cerámica, fragmentos de un cuchillo, tijeras, monedas y en la parte de los hombros una hebilla para atar el vestido.Pasando por encima de los sepulcros, el visitante entra en una cabaña germánica cuyo interior parece como si su habitante acabara de abandonarlo en medio de su trabajo cotidiano.
Aparte de vasijas de diversos tamaños, agujas, peines tallados en huesos y nueces de cerámica que servían para hilar el hilo, en un rincón se encuentra una máquina primitiva de tejer.
Mirando el equipamiento de la cabaña, uno se pregunta dónde quedaban las ventanas. Petr Kubín contesta a la pregunta.
“Desgraciadamente no somos capaces de decir si las cabañas germánicas tenían ventanas porque en nuestra región ninguna se ha conservado completa. Conocemos sólo el plano, de lo cual podemos deducir cómo estaba construida la casa. La entrada se encontraba en la muralla más larga. Las paredes estaban entretejidas con mimbres y untadas con arcilla, pero no sabemos si la cabaña estaba decorada”.
El punto culminante de la exposición es la reconstrucción de la tumba de un príncipe germánico que fue excavada en la localidad de Mušov a finales de los años 80. El sepulcro procede del siglo I o II de nuestra era y a pesar de que había sido robado, contenía una serie de objetos de origen romano y germánico.
Entre los hallazgos más importantes figuran diferentes recipientes metálicos, ollas y baldes, apunta el arqueólogo Petr Kubín.
“De carácter único es un balde de bronce decorado con cuatro bustos de germanos con el típico peinado de los suevos —un moño en la coronilla y una coleta colgando sobre la espalda—. En la tumba se encontraron además cerámicas y armas. De gran valor son herrajes de cinturones de plata y oro, preciosas muestras de la joyería germánica. Se encontró también una mesa plegable romana con patas en forma de caballos, utensilios higiénicos y un plato de piedra para extender cosméticos”.
En la tumba había también restos de animales sacrificados. Se encontraron un cerdo pequeño, parte de una vaca, la cola de un castor y huesos de pescado. Tampoco está excluido que los recipientes estuvieran llenos de bebida.
La exposición ´Romanos y germanos en la región de Pálava´ viene acompañada por guías audiovisuales en checo, inglés y alemán.
De la época de los romanos y germanos nos trasladaremos ahora a las postrimerías del siglo XVI. Nos dirigiremos a otra parte del palacio de Mikulov, a la galería de la familia Dietrichstein que residía en la ciudad desde el siglo XVI hasta el siglo XX.
En las salas de la galería está expuesto el vestido que llevaba en su entierro Margarita de Dietrichstein. La noble, que era dama de la corte de la emperatriz Ana de Tirol, murió muy joven en 1617, a consecuencia de un parto difícil, y fue sepultada en la cripta de la iglesia de San Venceslao de Mikulov.
El Museo Regional de Mikulov adquirió el vestido de Margarita para sus colecciones durante la investigación antropológica de la estirpe de los Dietrichstein, explica Petr Kubín.
“El vestido estaba descompuesto por lo cual resultaba bastante difícil restaurarlo. La ventaja era que el ataúd con los restos mortales de Margarita no había sido dañado, así que la tela pudo conservarse en un estado excelente. La parte más valiosa del vestido es la capa española de terciopelo, llamada ´ropa´, una de las pocas de las postrimerías del siglo XVI que se han conservado en Europa Central”.
El ajuar sepulcral de Margarita de Dietrichstein incluía un cojín de terciopelo relleno de cabellos humanos largos. Además en el ataúd había paquetes de seda que contenían también pelo humano, probablemente un recuerdo de la infancia de Margarita cuando le cortaron el primer cabello de niña.
Según una de las teorías, Margarita recibió el vestido como regalo de boda cuando contrajo matrimonio con Václav Vilém de Lobkowicz, en 1616, un año antes de su muerte. La ropa, que era muy valiosa ya en su época, corresponde a la moda española de las capas altas de la sociedad.
Margarita de Dietrichstein la viste también en un retrato suyo que cuelga en la galería del palacio de Mikulov.