Vendedora de sonrisas, Jarmila Suláková

Jarmila Suláková

Jarmila Suláková vive con la canción en los labios desde hace más de sesenta años. La leyenda de la música folklórica checa, que está lejos de pensar en abandonar los podios de conciertos, interpreta de manera inconfundible las melodías de su natal Valaquia, pero su repertorio también incluye canciones de otros rincones del mundo.

A principios de los años 50, Jarmila Suláková empezó a cantar con la Orquesta Radiofónica de Instrumentos Populares de Brno. Entonces, la orquesta buscaba a auténticos intérpretes de todas las regiones folklóricas de Checoslovaquia. Entre cantantes, músicos y bailarines de Eslovaquia, Moravia y Haná, Jarmila Suláková, proveniente de Vsetín, defendía los colores de Valaquia.

"El entonces director de la orquesta Kuksa vino con la idea de interpretar también canciones extranjeras, traducidas al checo, y me propuso escoger algo. Antes de empezar a grabar en el estudio, me dejaron escuchar el original de la canción brasileña ´Vendedora de ostras´. Por la interpretación de la cantante, ya no sé cómo se llamaba, comprendí el ritmo y el temperamento de la canción y me inspiré al cantarla después en versión checa, que también fue muy bonita y poética. Además, tuve una canción albanesa, ´Arroyo de montaña´, una canción minera de EE. UU. Las ´Ostras´ se me grabaron en la memoria, me gustaba mucho la canción. Me podía imaginar perfectamente a la vendedora de ostras que lanza sus salmodias ... Lo vi más tarde cuando visité Holanda. Fuimos al mercado y allí escuché un concierto de pregones, un vendedor trataba de acallar a gritos al otro, fue toda una ópera".

Con la Orquesta Radiofónica de Instrumentos Populares de Brno Jarmila Suláková viajó por casi todo el mundo, visitando países de Europa, así como EE.UU., Canadá y Cuba. A pesar de que el público no entendía la letra de las canciones, los músicos checos no dejaron de cosechar éxitos, sostiene la cantante.

"En Cuba estuvimos un año tras la Revolución, nos acompañó una escolta militar. Los cubanos fueron estupendos, se portaron muy bien con nosotros y percibieron nuestra música de manera preciosa. Yo interpreté una canción de bandoleros de Eslovaquia titulada ´Ay, mataron, mataron´, era una melodía trágica. Terminé y en la sala hubo tal silencio que se habría podido escuchar caer un alfiler. Duró un rato y yo me dije: aquí se acabó todo. Es nuestro primer concierto y yo he fracasado totalmente. Pero después irrumpieron los aplausos, toda la gente de la sala se levantó, fue algo increíble. Tanto se habían enfrascado en la música".

En la actualidad, Jarmila Suláková, de 76 años de edad, actúa en los escenarios con el grupo Fleret, que mezcla el folklore con el rock.

"En el año 2004 di 120 conciertos. En diciembre del año pasado tuve veinte conciertos. Yo soy una mujer que algún día despedirá el espíritu en las tablas".

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