Un verano quirúrgico en la ciudad de Pilsen
El Hospital Univeristario de Pilsen ofrece un programa de dos semanas de estudio y experimentación intensiva en el área de la cirugía. De esta manera, los asistentes se familiarizan con el funcionamiento de una sala de operaciones y practican las destrezas de un verdadero galeno.
Esta particular escuela de verano realiza ahora la quinta edición de su programa de estudio, que es una simulación de cómo transcurre una verdadera operación. En la camilla de cirugía se encuentra un cerdo, que por su fisiología tan semejante a la humana, es elegido para los experimentos. El doctor Václav Liška, del Hospital Universitario de Pilsen, nos comenta sobre sus estudiantes.
"La mayoría no tiene ninguna experiencia. En los animales tienen alguna experiencia, como con pequeñas suturas de la piel. Sin embargo, en cuanto a la operación de órganos o de animales no tienen ninguna experiencia. Hoy vemos la tercera práctica y eso significa que ya alguna experiencia tienen y se les está dando bien".
Además de las actividades quirúrgicas en sí, los estudiantes hacen ejercicios de tacto, como identificación de las arterias, palpaciones de la aorta y suturaciones, entre otras. EL profesor Liška nos describe alguna de las intervenciones más complejas que han hecho los alumnos.
"Extrajeron vesículas biliares, bazos, riñones, hicieron resecciones, es decir, extirpación de una parte del bazo. Luego hacen uniones del intestino. Eso fuera del cuerpo. Y en el mismo cuerpo unión de la uretra, una respectiva anastomosis, y después aprenden a hacer una suerte de parche".
La República Checa no es el único país que se beneficiará de estos futuros profesionales de la medicina, puesto que los estudiantes vienen de todas partes del mundo.
Julia, quien ha venido de Bélgica, afirma que en su propia escuela no había tenido la oportunidad de vivir algo así y que está muy contenta de formar parte de esta sala de operaciones.El doctor encargado describe lo que para él es el principal aporte de esta escuela de verano.
"Este es el principal aporte. Los estudiantes tienen un proceso de retroalimentación, ven cómo se comportan los tejidos, no se trata de experiencias con libros llenos de teorías ni con realidades virtuales o con videos. Están tocando todo. Cuando ven por primera vez sangre se asustan, pero después aprenden a controlarlo".
La escuela quirúrgica de verano tiene planes de desarrollo, pues espera adquirir una máquina de resonancia magnética con la que los estudiantes podrán hacer controles post-operatorios, sin necesidad de someter a los animales a nuevas intervenciones.