"Un autor debe escuchar a cada uno de sus personajes"

Jirina Jirásková y Václav Vydra en la obra 'Volvió una noche' (Foto: Milos Schmiedberger)
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Exitoso fue el estreno en Praga de la obra dramática "Volvió una noche", del argentino Eduardo Rovner. En la pieza, marcada por el "realismo mágico", se entrelaza de manera sorprendentemente humorística el mundo de los vivos y con el de los muertos.

El nombre de Eduardo Rovner es conocido por el público checo. En el repertorio del Teatro Solidarita, de Praga, figura su obra dramática "La mosca blanca". La pieza "Volvió una noche" se puso en escena hace dos años en la ciudad de Ostrava.

Eduardo Rovner expresó que las puestas en Ostrava y la actual puesta en Praga tienen para él un significado particular.

"Son puestas muy especiales para mí. Yo tuve la suerte de ver la obra en diferentes países, pero escucharla en checo, que es un idioma muy cercano al idioma de donde eran mis padres, que eran de Moldavia, me produce una emoción muy singular. Yo veo la obra hecha por estos actores y me siento en familia".

La pieza de Eduardo Rovner describe la relación entre el héroe principal y su madre fallecida, que después de diez años sale de la tumba para dialogar con su hijo. El autor explicó que la obra parte de su propia experiencia.

"Era una época de mi vida en que yo le echaba la culpa a mi madre de todo lo que me pasaba. Yo me sentía infeliz en las diferentes relaciones que tenía. Yo sentía que mi madre no me había querido. Pero mi madre estaba muerta hace diez años ya. Y yo le seguía echando la culpa de todo. Un día estaba acostado y me imaginé que aparecía mi madre en un agujero en la pared. Me imaginé que venía de su tumba y me decía: "Hijo, hace diez años que me morí. ¿Porqué no me dejas descansar en paz?". Me dije, acá hay una obra, porque yo sentía por primera vez que podía ver a mi madre desde sus propias necesidades y no desde las mías. Insisto que esto es muy importante inclusive en lo teatral. Un autor debe escuchar a cada uno de sus personajes desde las necesidades de cada uno".

Eduardo Rovner estuvo escribiendo la pieza teatral "Volvió una noche" unos ocho años. Según destacó, escribir esta obra le resultó difícil porque la relación con su madre es un punto importante en su vida. Y fue así que terminó una versión de su pieza en noviembre del año 90. La mandó en el último momento al Premio Casa de las Américas y ganó.

Desde ese tiempo la obra teatral "Volvió una noche" ha sido puesta en escena en muchos países del mundo.

"Es interesante que el estreno mundial de la obra fue en Montevideo, Uruguay. Y en Montevideo estuvo once años. La gente la veía, cinco, seis, siete veces. Después se dio también en Nueva York, Costa Rica, México, España, en Finlandia tuvo dos montajes, al igual que en la República Checa. En Argentina tuvo muchos montajes en todas las provincias".

Eduardo Rovner destacó que cada vez que presencia la escenificación de su obra se sorprende de las reacciones inmediatas del público.

"Yo creo que uno no sabe muy bien lo que escribe porque cuando yo escribía esta obra pensaba que era simplemente el conflicto entre un hijo y una madre muerta. Pero este tema inmediatamente está cobrando diferentes significaciones. Creo que una madre siempre trata de imponer ciertos mandatos. Y si está muerta, los mandatos son más fuertes todavía porque es más difícil pelearse con un muerto. Entonces hay dos fuerzas que tienen que ver con la historia de la humanidad. Una de ellas es la necesidad del hombre de tener tradiciones, y la otra es la necesidad de libertad de hacer su destino propio. No hay solución a este conflicto. La gente lucha por quedarse con una sola de esas cosas. Es un error. La vida es un difícil equilibrio entre estas dos necesidades".

La pieza "Volvió una noche" habla de eso, sin ninguna duda, apuntó Eduardo Rovner.