Un aniversario de la Revolución de Terciopelo marcado por la guerra en Ucrania y el descontento
Los checos conmemoran este jueves 33 años de la Revolución de Terciopelo, que estalló el 17 de noviembre de 1989, y desembocó en la derrota del régimen comunista. Las celebraciones de la libertad y la democracia se ven este año marcadas por la guerra en Ucrania y por el malestar de la población, angustiada por las crisis energética y económica que penden sobre sus cabezas.
Miles de personas asistieron a actividades en las calles y plazas de ciudades y pueblos checos para celebrar el fin del régimen comunista. Hace 33, el detonador de la caída del régimen comunista fue un mitin pacífico de estudiantes que querían rendir homenaje al estudiante Jan Opletal, asesinado en 1939 por los ocupantes nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
La actividad, que había contado con el beneplácito de la nomenclatura comunista, se convirtió en una manifestación contra el gobierno comunista y fue la chispa del inicio del fin de la dictadura checoslovaca.
Además de recordar a las víctimas del nazismo y del comunismo, el 17 de noviembre es una festividad en la que se rinde tributo a la libertad y la democracia. Desde hace varios años la ocasión es aprovechada por diferentes grupos de la sociedad que expresan críticas contra los políticos de turno y este año no ha sido la excepción.
La “perestroika” y los tambores de cambio
Los tambores de cambio habían empezado a sonar con fuerza en varios países del bloque soviético. Manifestaciones contra el régimen en Polonia y la huida masiva de ciudadanos de Alemania Democrática eran un adelanto de lo que se avecinaba.
Para el historiador español Sigfrido Vásquez, con el que Radio Praga Internacional conversó en su momento, la “perestroika” tuvo su efecto en los demás países que se encontraban bajo la influencia soviética.
“Creo que lo más importante es el momento de la llamada “perestroika”. Ese momento de apertura desde el régimen soviético, que había iniciado desde mediados de la década de los 80 en la política de la Unión Soviética. En ese marco de reformas del sistema comunista es donde tenemos que entender la Revolución de Terciopelo”.
De acuerdo con el historiador, la situación de los regímenes totalitarios de Europa del Este resultaba insostenible para sus gobernantes, al tiempo que los ciudadanos exigían cambios.
“En la Alemania Oriental hacía ya mucho tiempo que la situación era bastante crítica y mucha gente quería pasar a Occidente. En Hungría también, en este caso el Partido Comunista había entrado en una fase de descomposición bastante fuerte. Podemos decir que fue una ola que poco a poco fue avanzando por todo el Este”.
Los comunistas prohibieron todas la manifestaciones públicas
Después de que los comunistas usurparan el poder en 1948, todas las manifestaciones públicas fueron prohibidas, las únicas permitidas fueron las organizadas por el Partido Comunista.
La situación cambió en los años ochenta, cuando se intensificaron los problemas económicos de los países del Bloque del Este y se disparó la insatisfacción entre la población.
Los checos empezaron a levantar su voz con mayor intensidad, especialmente durante los aniversarios para condenar la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia el 21 de agosto de 1968.
Con motivo del 50 aniversario del asesinato del estudiante Jan Opletal en manos de los nazis y la posterior clausura de las universidades checas, el régimen comunista autorizó una manifestación estudiantil.
El viernes 17 de noviembre de 1989, grupos de estudiantes se reunieron en el barrio Albertov, en Praga, y una vez terminado el acto oficial, unas 5000 personas se dirigieron al centro de la ciudad. Cuando llegaron a la Avenida Nacional, la Policía comunista bloqueó el paso. Los jóvenes pedían libertad y democracia, pero fueron brutalmente golpeados por los policías antidisturbios y agentes secretos.
Según los informes oficiales los heridos fueron menos de 40, pero una comisión de investigación independiente reveló que fueron cerca de 600 los lesionados.
Mientras que las manifestaciones anteriores apenas se comentaron en los medios de comunicación, la noticia sobre la violencia en la Avenida Nacional se difundió con rapidez. La brutalidad empleada por la Policía provocó que todas las capas de la sociedad empezaran a movilizarse y se sumaran a las actividades contra el régimen comunista checoslovaco.
Los actos de repudio contra el oficialismo comunista se organizaron a lo largo y ancho del país. Las imágenes en la televisión mostraban manifestaciones multitudinarias en la Plaza Venceslao de Praga, y eso animaba a los habitantes de otras ciudades a sumarse a la cadena de protestas.
Una revolución de estudiantes y artistas
La iniciativa la tomaron los estudiantes y los actores, unos y otros se declararon en huelga y empezaron a delinear estrategias de cara a la contienda que habían empezado contra el gobierno comunista.
El 18 de noviembre se convocó en el teatro Realistické divadlo, en Praga, una reunión de actores, directores de teatro y otros artistas de todo el país de artistas y estudiantes. Cuando, el actor Ladislav Dušek recibió la noticia estaba a punto de subir al escenario del Malé divadlo de la ciudad de Liberec, según contó en su momento a Radio Praga Internacional.
“Todos los actores ya estaban vestidos cuando el director Petr Palouš volvió de Praga con las noticias sobre los acontecimientos en la Avenida Nacional. Advirtió que no deberíamos actuar después de lo que había pasado y que deberíamos informar al público. Todos subieron al escenario y la gente pensaba que era parte del espectáculo. Después el director anunció lo ocurrido. El público no pudo ocultar su sorpresa”.
Las manifestaciones multitudinarias en las calles de Praga y otras ciudades del país, donde no hubo violencia y el diálogo de igual a igual entre los gobernantes salientes y la disidencia fueron elementos que ayudaron a que el proceso de transición del totalitarismo a la democracia se conociera como la Revolución de Terciopelo. Su máxima figura fue el disidente Václav Havel, primer presidente poscomunista de Checoslovaquia, el político que sin hacer política puso a andar el país por el sendero de la libertad y la democracia, acabando con más de cuatro décadas de comunismo.
Checoslovaquia vuelve a la comunidad de países democráticos
Poco a poco, Checoslovaquia fue recuperando su lugar en el mundo democrático. El país es aliado de la OTAN, paso que dio en 1999, y es miembro de la Unión Europea desde el año 2004. Su integración en estas instituciones fue esencial para que se diesen los cambios que han sucedido en las últimas décadas.
Sigfrido Vázquez añade que la entrada a la UE y la vinculación a la economía alemana y europea son una parte inherente del salto económico de Chequia. Además, recalca que su decisión de no adoptar el euro como moneda le acabó resultando positiva en tiempos de crisis.
“Creo que es fundamental. No se entendería ese salto sin ese vínculo. Es cierto que hay que entenderlo dada la situación geográfica de la República Checa. Es un país que está muy vinculado a la economía alemana, y desde luego, los años de progreso de la economía alemana han afectado de manera muy positiva a la República Checa. Primero, por esa vinculación entre ambas economías y su proximidad, y, por otra parte, por una solución estratégica que se ha visto con el tiempo positiva que fue no entrar en el euro”.
Con motivo de los 33 años de la Revolución de Terciopelo, los checos han organizado grandes celebraciones que van desde exposiciones, charlas, conferencias, un monumental concierto en la Plaza Venceslao conocido como Concierto para el futuro al que tradicionalmente asisten populares cantantes y bandas del país. Este año se dedica especial atención a Ucrania y su asistencia a las celebraciones la confirmó el grupo feminista ruso de punk-rock Pussy Riot, entre otros.
Cabe destacar la ceremonia de entrega del premio Memoria de la Nación, que honra a las personalidades que han demostrado en sus vidas que el honor, la libertad y la dignidad humana no son solo palabras. Entre los galardonados se encuentran miembros de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y disidentes anticomunistas.
Anunciaron actividades los comunistas y los representantes de organizaciones radicales en contra de la OTAN y la UE.