Estudiantes y artistas, los héroes de la Revolución de Terciopelo

El Teatro de Liberec, 1989

La represión policial del 17 de noviembre de 1989 en la Avenida Nacional en Praga conmocionó a todo un país y activó un movimiento ciudadano que detonó la caída del régimen comunista. En este programa especial recordaremos estos sucesos que hace 32 años movilizaron todas las capas sociales a lo largo del país.

Plaza de San Venceslao en noviembre de 1989 | Foto: Bedřich Kaas,  Český rozhlas

Después del ascenso de los comunistas al poder en 1948, las únicas manifestaciones que transcurrían en Checoslovaquia fueron organizadas por el Partido Comunista a favor de sus políticas. La situación cambió en los años ochenta, cuando se intensificaron los problemas económicos de los países del Bloque del Este y profundizaron la insatisfacción de los ciudadanos. La gente se manifestaba en cada vez más ocasiones, especialmente con motivo del aniversario de la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia del 21 de agosto de 1968 o de la autoinmolación del estudiante Jan Palach. Con motivo del 50 aniversario del asesinato del estudiante Jan Opletal por parte de los nazis y la posterior clausura de las universidades checas, el régimen comunista autorizó una manifestación estudiantil.

Albertov | Foto: archivo de la Universidad Carolina

El viernes 17 de noviembre, los estudiantes se reunieron en el barrio de Albertov, en Praga, y tras la parte oficial de la manifestación, aproximadamente 5000 personas se dirigieron espontáneamente al centro de la ciudad. Cuando llegaron a la Avenida Nacional, la Policía comunista cortó todos los pasos y los manifestantes fueron golpeados por los agentes. Aunque los datos oficiales admitieron solo 38 heridos, la Comisión de Investigación Independiente del Foro Cívico reveló que un total de 568 personas resultaron heridas.

Una sociedad conmocionada por la violencia

Mientras que las manifestaciones anteriores apenas se comentaron en los medios de comunicación, la noticia sobre la violencia en la Avenida Nacional se difundió con rapidez. La sociedad checoslovaca se quedó pasmada por la brutalidad policial y todas las capas de la sociedad empezaron a movilizarse.

Ladislav Dušek | Foto: Lucie Fürstová,  Český rozhlas

El 18 de noviembre se convocó en el Teatro Realista, en Praga, una reunión de actores, directores de teatro y otros artistas de todo el país. El resultado del encuentro fue la declaración de huelga en todo el país junto con los estudiantes. Cuando recibió la noticia, el actor Ladislav Dušek estaba a punto de subir al escenario del Teatro Pequeño (Malé divadlo) en la ciudad de Liberec, según recuerda.

Los actores del Teatro de Liberec en noviembre de 1989 | Foto: Paměť národa

“Todos los actores ya estaban vestidos cuando el director Petr Palouš regresó de Praga con las noticias sobre los acontecimientos en la Avenida Nacional. Advirtió que no deberíamos actuar después de lo que había pasado y que deberíamos informar al público. Todo el elenco subió al escenario y la gente pensaba que era parte del espectáculo. Después Petr anunció lo ocurrido. El público quedó aturdido”.

En aquel momento, nadie del elenco podía imaginar que los acontecimientos supondrían el fin del régimen totalitario que permanecía en Checoslovaquia durante cuatro décadas. Las manifestaciones anteriores acababan siempre con una fuerte represión y nadie esperaba que en esa ocasión pudieran terminar de otra manera, sostiene Ladislav Dušek.

“No se hablaba de ninguna revolución, el único objetivo era manifestarse contra la violencia del régimen en la Avenida Nacional. No obstante, la huelga se prolongó y las exigencias se volvían cada vez más radicales”.

El teatro de la ciudad de Liberec | Foto: Martina Stejskalová,  Radio Prague International

Los escenarios de teatros en todo el país se convertían en mesas de debate con artistas e intelectuales que informaban a la audiencia sobre la situación, comentaban la actualidad y proponían soluciones a la crisis política y económica. Los actores visitaban fábricas y empresas para convencer a los trabajadores que se sumaran a la huelga general.

Teniendo en cuenta la represión de manifestaciones anteriores, el director Petr Palouš y sus compañeros no estaban seguros de que la gente se sumara a las protestas y huelgas declaradas por los artistas. La realidad superó sus expectativas, afirma el director.

“En la televisión se transmitían imágenes de la Plaza Venceslao en Praga. Cuando la vimos llena, era obvio que el régimen había perdido”.

Huelga general en todo el país

Los primeros en declarar la huelga fueron los estudiantes en Praga. Muchos se encerraron en las aulas, conscientes de que los agentes de Policía posiblemente los detendrían en breve. Sin embargo, los oficiales no llegaban y los estudiantes se alegraron al enterarse de que los estudiantes en otras ciudades checoslovacas seguían su ejemplo declarando la huelga también.

Jarmila Levko | Foto: Michal Balák,  Český rozhlas

La actual directora del Teatro de F. X. Šalda en Liberec, Jarmila Levko, era en 1989 estudiante de la Universidad Técnica en Liberec. Tras los acontecimientos en la Avenida Nacional recorría con sus compañeros el centro de la ciudad informando y convenciendo a los transeúntes para que se manifestaran. Los estudiantes de Liberec solicitaron una reunión con las autoridades universitarias para conversar sobre la situación, no obstante, el encuentro coincidió con el día de una gran manifestación programada en el centro de Liberec, recuerda Jarmila Levko.

“Eran las 15:45 y la manifestación comenzaba a las 16:00. Yo pensé que nos querían detener en la Universidad a propósito. Como respetábamos a las autoridades, no queríamos dejar con la palabra en la boca al rector, pero yo no aguanté más e invité a los estudiantes a que nos acompañaran a la manifestación. Todos se levantaron y los representantes se quedaron solos. Llegamos a la plaza donde todos nos estaban esperando y aplaudían”.

Fin del gobierno de un solo partido

El surgimiento del Foro Cívico | Foto: Miloň Novotný

Mientras tanto, en Praga, la Plaza de Venceslao se convirtió en el escenario principal de las manifestaciones que pedían elecciones democráticas. La mayor se celebró el 25 de noviembre en la planicie de Letná, con la asistencia de más de 800 000 personas que solicitaron un cambio radical.

“Fin del gobierno de un solo partido” fue el lema de la anunciada huelga general que tuvo lugar el lunes 27 de noviembre, que secundó el 75% de los trabajadores checoslovacos.

Václav Havel  (1989) | Foto: Miloň Novotný

Para entonces, el régimen comunista carecía de fuerza para enfrentarse a la sociedad sublevada. El Presidente Gustav Husák presentó su dimisión el 10 de diciembre y al día siguiente se iniciaron los trabajos para desmantelar la Cortina de Hierro en las fronteras. El 29 de diciembre fue nombrado en el Castillo de Praga el nuevo presidente de Checoslovaquia, Václav Havel, uno de los máximos protagonistas de la Revolución de Terciopelo y fundador del Foro Cívico, un movimiento político que surgió dos días después del inicio de la Revolución de Terciopelo como una plataforma para actividades cívicas independientes contra el régimen comunista.

Checoslovaquia desde entonces inició su camino hacia la democracia. En las elecciones de octubre de 2021, el Partido Comunista no consiguió el mínimo del 5% de los votos y por primera vez en su historia, justo en el centenario de su fundación, no logró entrar en el Parlamento.

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