Trabajadores checos esperan horas en la frontera para entrar en Alemania

Foto: ČTK / AP / Armin Weigel

El endurecimiento de las medidas por parte de Alemania complica la vida a los checos que trabajan en el país vecino. En las fronteras se forman colas de cientos de metros y los trabajadores esperan hasta tres horas para hacerse las pruebas obligatorias de COVID-19.

La República Checa figura en la lista de estados de alto riesgo de coronavirus de Alemania a partir del domingo. Los ciudadanos checos que viajen al país vecino deberán presentar una prueba negativa en la frontera.

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Dada su situación especial, han sido adoptadas modificaciones en el caso de los trabajadores transfronterizos. No obstante, las reglas dependen de cada estado federal. Mientras que Sajonia requiere que los trabajadores presenten dos test negativos de COVID-19 por semana, Baviera solicita que se realice la prueba cada 48 horas.

Los nuevos requerimientos causaron problemas en las fronteras ya el domingo. El paso en Pomezí nad Ohří, cerca de la ciudad de Cheb, en Bohemia Occidental, se vio inundado de checos que necesitaban hacerse el test para cruzar la frontera. Daniel Poláček, uno de los trabajadores que acudió al sitio, contó su experiencia a la Radio Checa.

“Llegamos a las ocho de la mañana y nos hicieron el test a las once y cuarto. Las personas no guardan la distancia requerida, pero la verdad es que no es posible. Estábamos parados de dos en dos y aun así se formó una fila de más de 500 metros, que se doblaba en varios sitios. Si estuviéramos parados uno detrás del otro y guardáramos las distancias establecidas, la fila mediría más de tres kilómetros”.

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Algunos trabajadores transfronterizos han advertido que, si la situación no mejora y tienen que seguir esperando varias horas para hacerse el test de coronavirus, preferirán quedarse en casa. De acuerdo con Pavel Hutník, de la Asociación de Trabajadores Transfronterizos, la situación es inaceptable.

“Es algo humillante no solo para los trabajadores transfronterizos que tienen que hacerse la prueba, sino también para toda la República Checa, que no es capaz de controlar la epidemia”.

Baviera y la región de Karlovy Vary han anunciado que la capacidad de los centros de prueba se verá incrementada. Además de centros adicionales que serán abiertos en el lado bávaro, surgirá otro en la parte checa en Pomezí na Ohří. El primer ministro checo, Andrej Babiš, informó que otros centros empezarán a funcionar en Železná Ruda y Strážný, que serán gestionados por el Estado. Babiš sostuvo también que debatiría la situación con su homólogo bávaro, Markus Söder.

Las medidas epidemiológicas no le complican la vida solo a los trabajadores checos, sino también a las empresas alemanas que cuentan con la mano de obra checa, como confirmó el embajador alemán en Praga, Christoph Israng. Añadió que ambos países están haciendo lo posible para prevenir un cierre completo de las fronteras.

También el ministro de Relaciones Exteriores checo, Tomáš Petříček, afirmó que las negociaciones entre su cartera y el lado alemán continúan y explicó el razonamiento tras el endurecimiento de las medidas por parte del país vecino.

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“Una de las principales razones es el temor a las mutaciones del COVID-19, principalmente la británica, que se propaga con mayor velocidad. La obligación de realizarse tres pruebas a la semana es una gran complicación para los trabajadores transfronterizos. Estimamos que la medida afecta a entre 12 000 y 15 000 personas que viajan a Baviera cada día para trabajar”.

El viceministro de la cartera, Martin Smolek, añadió que prevé que la situación actual se mantenga hasta que se registre una mejora de la situación epidémica en Chequia.

Las autoridades de la Región de Karlovy Vary han expresado su preocupación en cuanto a la capacidad de los puntos de pruebas de COVID-19 en la zona, que pueden verse saturadas debido al notable incremento de la demanda de pruebas.

La región ha sido una de las más afectadas durante la última ola de la pandemia. La situación en el distrito de Cheb permanece crítica y el hospital local se ve obligado a transferir a algunos pacientes a otros centros médicos en el país.

Autor: Romana Marksová
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