Tours con realidad virtual: una herramienta del futuro para visitar la historia de Praga
Tras enamorarse de la capital checa, el emprendedor argentino Marco Lueg empezó a trabajar como guía de turismo hasta que se animó a dar un paso adelante y cumplir su sueño de crear VRguide.me, empresa que ofrece un servicio de realidad virtual para que los turistas, además de recorrer Praga y aprender algo de su historia, también puedan viajar al pasado.
Aunque había estado solo una vez de muy chico, el argentino Marco Lueg visitó realmente Europa a los veintiséis años en un viaje que terminaría siendo mucho más extenso y trascendente de lo que, en un principio, había imaginado.
“En realidad, mi historia es que yo me vine a Europa por el casamiento de mi primo y, luego, por un mes de vacaciones, yo tenía empresa en Argentina y toda una vida, pero dos días antes de que saliera el vuelo para Europa, me dije que no sabía si quería volver. Así que por las dudas preparé mi curriculum, les avisé a mis padres, llamé a la aerolínea, postergué la vuelta por un año y me fui”.
Él mismo explica que, tal como sucede con muchos otros expatriados, al llegar a Europa no sabía exactamente con qué podía encontrarse ni de qué iba a trabajar, por lo que decidió despejar todas las dudas mediante un viaje lo más completo posible que le permitiera conocer bien el viejo continente.
“De hecho, me acuerdo que me había hecho una lista con las ciudades que visitaba y una valoración de cada una en cuanto a seguridad, belleza, sociedad, comida, cuánto es posible llegar a ganar y cuánto se necesita para vivir. Muchas cuestiones para ir haciendo un análisis de dónde quería quedarme”.
Aquel exhaustivo análisis dio como resultado que una de las ciudades más convenientes de Europa para vivir era Praga, de la que se enamoró enseguida, sobre todo, por su arquitectura antigua, y donde finalmente decidió establecerse. Si bien en Argentina Lueg se dedicaba exclusivamente al marketing, en Praga comenzó a trabajar de algo muy distinto que, no obstante, lo retrotrajo un poco a las tardes de su infancia en un hotel de Córdoba que aun hoy administran sus padres.
“Me encontré con unos chicos españoles que estaban metidos en el turismo trabajando como guías y me dijeron que por qué no me venía a hacer también de guía turístico. Yo les respondí que no sabía nada de historia y ellos me dijeron que era solo cuestión de ponerse a estudiar y con el tiempo lo iría sacando, y es un trabajo buenísimo porque te permite estar todo el tiempo en la calle, con gente, es muy bonito. Y por qué no. Así que volví e hice justamente eso: hablé con una empresa de tours de un argentino, estuve en un momento repartiendo los flyers, tratando de conseguir gente para los tours y, mientras tanto, estudiando la historia checa, que me encantó también. Me enamoré de la historia de los checos, que es increíble porque pasaron por todo”.
Cuatro meses después de haber empezado como promotor, Marco Lueg ya estaba haciendo sus primeros tours en Praga. Hizo el de la Ciudad Vieja, el del Castillo, el del comunismo y hasta el de Terezín que, en su opinión, es el más exigente. Al cabo de dos años, tuvo la sensación de que se había cumplido su ciclo en la ciudad y, en el caso de quedarse, se pondría a estudiar checo para no vivir en una burbuja y poder integrarse a la sociedad. Sin embargo, el checo le resultó demasiado difícil y, como su abuela le hablaba alemán desde pequeño, decidió aprender ese idioma en Austria, aprovechando a su vez el invierno para esquiar. La cuestión es que, en medio de un pueblo de los Alpes de apenas tres mil habitantes, le tocó atravesar nada menos que la pandemia de Covid. Así fue que los tres meses planeados se convirtieron en un año y medio.
Ahora acaba de volver a Praga para hacer realidad una idea que se le había ocurrido, precisamente, trabajando como guía de turismo en la capital checa.
“Yo cuando estuve acá guiando en Praga, ya había tenido esta idea de lo bueno que estaría que a la gente, además de poder contarle la historia de cada lugar, le mostraras imágenes en 360 grados a través de alguna herramienta. Como en ese momento la realidad virtual no era tan conocida, pensé hacerlo mediante alguna aplicación del teléfono móvil que incluso llegué a desarrollar. Pero ahora con todo esto del metaverso y que se hizo más conocida la herramienta de la realidad virtual, me dije que ahora sí que lo podía hacer”.
Explica Lueg que el gran objetivo de su empresa es hacer revivir al público momentos emblemáticos del pasado praguense, permitiéndoles ver, por ejemplo, en plena Plaza Venceslao el ingreso de los fatídicos tanques soviéticos o, en la Plaza de la Ciudad Vieja, el Ayuntamiento de Praga antes del bombardeo nazi. Lo interesante es que, de esta forma, los visitantes pueden incluso comparar presente y pasado en un mismo escenario.
“En las diferentes paradas del tour, el guía no solo te va a contar la historia sino que también la vas a poder revivir, la vas a poder ver y eso se hace a través de la realidad virtual, viendo estos escenarios en 360 grados también con sonido”.
VRguide.me realiza los tours tanto en inglés como en español, pero también brindan el servicio a otras compañías de turismo para que puedan hacerlo, a su vez, en otros idiomas. En realidad, se trata de un paseo en el que, en determinadas paradas seguras, los turistas se quedan quietos y se colocan el casco para poder viajar al pasado. El guía no utiliza las gafas de realidad virtual ya que tiene a cargo el cuidado de la gente. Para llevar a cabo la reconstrucción histórica, Marco Lueg se encargó de buscar fotos, registros, pinturas antiguas, información sobre la indumentaria de cada época y hasta detalles acerca de cómo eran los camiones de bomberos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta que se trató de un trabajo muy complejo en el que participó un equipo de arquitectos. La idea del tour virtual es hacer vivir no sólo los eventos que ocurrieron en áreas ya muy explotadas como la Plaza de la Ciudad Vieja y el Castillo sino también en buena parte de la Ciudad Nueva, por ejemplo la Iglesia de San Cirilo y Metodio, último refugio de los protagonistas de la famosa Operación Antropoide.
“La tecnología está buscando reemplazar muchos aspectos en lo cotidiano de la sociedad. Por ejemplo, que ya no tengas que ir con una recepcionista para hacer el check in en un hotel, sino que lo hagas online, pero yo creo que hay mucha gente, y a mí me pasa lo mismo, que nos gusta el contacto humano y que una persona le esté contando detalles, historias o curiosidades en vez de tener que hacerlo a través de un teléfono, me parece que eso todavía no se perdió y es importante que no se pierda, pero sí me parece interesante ir, de a poco, integrando estas novedades, estas nuevas tecnologías para que las relaciones sean más interesantes”.
El recorrido dura en total dos horas y, según nos cuenta, lo ideal es que los grupos sean de cuatro personas, aunque por ahora no imponen ningún mínimo para hacer estos tours que parten de la galería de figuras de acero en la calle Celetná. Marco Lueg reconoce que, en los últimos meses, ya empezaron a aparecer algunos tours parecidos en ciudades como Viena, Budapest o París, aunque no en Praga, por lo que se siente orgulloso de haber creado, en la capital checa, la primera empresa de tours con realidad virtual. De todas formas, asegura que no le preocupa que aparezcan propuestas similares porque está convencido de que la competencia sirve para ser cada vez mejor en lo que uno hace y, por otro lado, contribuye a que una modalidad tan novedosa se integre rápidamente a la sociedad.